Hace tiempo que la integral de las sinfonías de Beethoven dejó de estar de moda en las salas de conciertos, que optaron por dejar espacios a artistas sinfónicos más modernos como Sibelius o Mahler. En cualquier caso, en el 250 aniversario del genio de Bonn, que celebramos este año, hay que resaltar que sigue siendo una de las columnas de la música clásica de todos los tiempos y sus creaciones, un placer para el oído.

También en la literatura y el cine dejó su huella el de Bonn como en la famosa novela 'La naranja mecánica', de Anthony Burgess, luego adaptada al cine por Kubrick.

Como recordarán, en la novela-película, ambientada en un futuro dominado por la violencia, un grupo de jóvenes sandios, capitaneados por Álex, un rendido fan de Beethoven, se dedica a practicar boxeo con el prójimo y a hacer el salvaje siempre y en todo lugar.

En este caso, la música no amansaría a las fieras sino que haría de bebida energética.

No sabemos si la sinfonía Pastoral, el concierto Emperador o la sonata Patética de don Ludwig ha inspirado a uno o varios bípedos de edad indeterminada, que hace unos días dejaron el fallido auditorio de Monte Dorado-Mangas Verdes hecho unos zorros.

Desconocemos su edad, no así su edad mental, que rondaría los dos años, esa en la que el niño es capaz de examinar su entorno y si es posible, hacerlo trizas en su afán por descubrir todas las texturas del mundo.

Es la conclusión a la que muchos mortales llegamos ante el desbarajuste ejecutado en el escenario de este auditorio, uno de los famosos brotes verdes del plan Zapatero.

Con lo que se toparon los miembros de la asociación de vecinos hace unos días fue con un escenario chamuscado, en el que varios muebles habían ardido y se habían convertido en un montón de ceniza y de hierros retorcidos. El fuego también había alcanzado la pared central del escenario, que lucía negra como el hollín.

La del auditorio de Mangas Verdes-Monte Dorado (se empezó a llamar de Mangas Verdes, pero en realidad está en la parte de Monte Dorado, al otro lado del Arroyo de Aceitero) es una patata caliente que resume el riesgo de estos equipamientos: suelen terminar siendo infrautilizados y empleados para practicar el botellón, como ocurre también con el del Puerto de la Torre, en el Parque de Andrés Jiménez.

El PSOE, precisamente, denunció antes de esta salvajada el mal estado del auditorio, y también lo hicieron en La Opinión, el pasado octubre, un grupo vecinos de Monte Dorado, que reclamaban que terminara de vallarse en todo el perímetro para ponérselo más difícil a los vándalos de 'La naranja mecánica'.

Es una auténtica lotería la de este tipo de equipamientos, pues algunos sí mantienen el tipo, como el de los jardines de Alberto Suárez, Pipi, en El Palo y otros como este acaban un día y otro también como el Rosario de la Aurora.