Pocas veces, la historia de un barrio de nueva creación en Málaga ha estado tan ligado a una persona. Hablamos de Antonio Sánchez, presidente de la Asociación de Vecinos La Unidad de Nueva Málaga, fallecido en 2012 a los 85 años. En marzo de hace siete años, la ciudad le puso su nombre al centro social de la barriada, en el Camino de los Castilleros.

Antonio, uno de los fundadores de la federación vecinal Unidad, que por desgracia se disolverá el mes que viene, fue un incansable dirigente vecinal que durante cerca de tres décadas peleó por un barrio mejor, al que llegó en 1969, así que fue uno de sus primeros vecinos.

Tantos años al frente de la asociación le permitieron además ser testigo y también protagonista de importantes mejoras, empezando por el necesario asfaltado de las calles. Otro de sus sueños, hecho realidad, fue el embovedado del arroyo del Cuarto a su paso por el barrio y la conversión de este tramo en una zona verde: el Parque del Norte.

También entonces estuvo ojo avizor cuando comprobó que la primera fase de esta zona verde había resultado bastante decepcionante. Por este motivo, con mucho acierto batalló para que los vecinos tuvieran un parque en mejores condiciones.

Estamos seguros de que Antonio Sánchez habría seguido hasta el final para conseguir lo que hoy, con otro presidente vecinal, José del Castillo, se ha logrado para el barrio, gracias a la receptividad del Ayuntamiento de Málaga.

Porque como recordaba una anterior presidenta de la asociación, el Parque del Norte era el parque «desnortado» por las vueltas y revueltas que había que dar, por gracia -o desgracia- de unos parterres que llegaban hasta la cintura, bordeados por muretes que impedían pasear sin sentirse atrapado en el laberinto del Minotauro.

A la dificultad de pasear con comodidad por este jardín de senderos que se bifurcaban demasiado había que sumar el daño colateral de no poder controlar bien a los niños, explicaban los vecinos.

Estos días el Parque del Norte ya luce un aspecto por completo reformado. Todavía en plena transformación, quienes se den una vuelta por la avenida de Carlos de Haya o por la calle La Argentinita, el gran lateral de este alargado parque, descubrirán que por fin han desaparecido los obstáculos y que el parque será un terreno despejado, con pequeñas ondulaciones de zona verde para dar variedad al paisaje, pero sin la sensación agobiante de encontrarse en un parque incómodo, difícil de recorrer sin estar atento a tanto obstáculo.

De esta manera, aunque sea con un retraso de algunos lustros, los vecinos han conseguido por fin un parque a su medida. Qué menos que recordar en un momento como este, al querido Antonio Sánchez Gómez, uno de los forjadores de Nueva Málaga.