Los investigadores del Grupo de Delincuencia Económica de la Unidad Central Operativa (UCO) sabían que la operación estaba incompleta. A pesar de que durante toda la jornada habían detenido a los principales responsables de una organización dedicada a la producción y comercialización de tabaco de contrabando y tráfico de hachís y marihuana, las horas pasaban y no daban con el corazón del negocio. Los esfuerzos de los agentes se centraban en una explotación ganadera del municipio malagueño de Monda, donde la presencia un gran generador eléctrico atraía toda las miradas de la UCO. Ya con la noche encima, los guardias civiles decidieron utilizar uno de los vehículos pesados que había en la parcela para intentar mover un contenedor marítimo que había bajo uno de los cobertizos.

La sorpresa fue mayúscula. Los agentes no sólo encontraron el acceso a una estancia que se encontraba a cuatro metros bajo tierra, un búnker que escondía una maquinaria capaz de producir 3.500 cigarrillos a la hora. Su primera visión fue la de seis hombres con dificultades para respirar, desesperados por salir de ese agujero. Según la Guardia Civil, el generador eléctrico que había en la superficie resultó ser la fuente de ventilación de la fábrica. La máquina, que funcionaba con gasoil que había que ir repostando, dejó de funcionar durante el día de las actuaciones policiales y las condiciones en el interior de la fábrica se fueron degradando con el paso de las horas. Una vez que rescataron a los trabajadores, los agentes supieron que estos comenzaron a gritar y a golpear el contenedor cuando notaron la ausencia de aire, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Las instalaciones estaban insonorizadas para evitar que el ruido de la maquinaria que producía tabaco llegara al exterior. A pesar de conocer el riesgo al que se exponían los trabajadores encerrados, el resto de la organización no comunicó a los agentes de esa situación para que no descubrieran la joya de la corona. "Si la fuerza actuante no hubiera localizado la fábrica clandestina a tiempo, la falta de oxígeno habría hecho que las condiciones de las instalaciones subterráneas fueran incompatibles para la vida de los trabajadores que allí se hallaban en poco tiempo", aseguraron ayer desde el instituto armado.

Así culminó la operación Hannibal, que ha sumado un total de 20 detenidos de origen británico, lituano y ucraniano y ha permitido localizar la primera fábrica clandestina de tabaco underground de Europa capaz de fabricar más de 3500 cigarrillos a la hora. Durante los registros, los agentes intervinieron 153.000 cajetillas de tabaco listas para su venta, 17.600 kilos de picadura, 20 kilos de hachís y otros 144 de marihuana, así como el desmantelamiento de una plantación indoor de este mismo estupefaciente. La organización estaba liderada por ciudadanos británicos. Uno de ellos, de 30 años, estaba siendo buscado por las autoridades inglesas por no regresar a prisión tras un permiso penitenciario. Otro de los arrestados, de nacionalidad lituana, también figuraba como huido de la justicia por las autoridades de su país por delitos relacionados con el contrabando.