Emociones. Con qué facilidad son mencionadas estas nueve letras y, sin embargo, qué difícil es saber llegar a gestionarlas. ¿Cuántas emociones es capaz de sentir el ser humano? Amor, calma, compasión, felicidad, satisfacción, angustia, asco, celos, soledad, tristeza... y así hasta 27. En efecto, un estudio reciente ha elevado a 27 el número de emociones que es capaz de llegar a sentir el hombre.

Casi una treintena de emociones se experimentan a diario pero, ¿cuántas de ellas son, realmente, conocidas y reconocidas? ¿Cuál es la definición exacta de frustración, vergüenza o sorpresa? ¿Puede acaso definirse una emoción?

Conocer qué tipo de sentimientos experimentamos es fundamental para poder manejar las emociones y responder en consecuencia a ellas. Llegar a conocer qué tipo de actitudes despiertan en nosotros determinadas actitudes también es fundamental para poder conocer en qué momento se encuentra la otra persona y saber cómo tratarla. Para ello, es fundamental la educación en valores y emociones.

«Muchos docentes se centran en transmitir conocimientos a través de contenido y exámenes. Debemos dejar un espacio en el que trabajar las emociones con los estudiantes», defiende Juan Lucas Onieva, Doctor en Educación y profesor en la Universidad de Málaga desde 2009. Con este marcado objetivo se concibió ‘Cuentos con emoción’, un libro que nace con la pretensión de ser una herramienta educativa que fomente el pensamiento crítico y eduque emocionalmente a los jóvenes.

Una ilustración acompaña a un pequeño relato que narra la historia de una emoción. Junto a este, cinco preguntas y actividades. El artífice de estos relatos es el autor literario, Eugenio Maqueda. Doctor en Filología Hispánica, el escritor ha dejado a un lado su poesía y narrativa convencional para dar paso a un registro totalmente desconocido para él pero con el que asegura que, después de esta experiencia, seguirá trabajando. Maqueda relata cómo la mejor inspiración a la hora de escribir fue su hija: «Me centré en escenas cotidianas, pensaba en mi hija y qué tipo de emociones sentía en distintas situaciones». En estas situaciones cotidianas, explica el autor, procuró que estuvieran reflejadas todo tipo de familias.

Un niño que tiene miedo al pasillo, que se aburre o al que no le gusta su nombre son algunas de las escenas cotidianas que estos autores han plasmado en las páginas de ‘Cuentos con emoción’. Sin embargo, entre las historietas también aparece el padre que tiene miedo a que le pase algo a su hijo y no le deja hacer nada o la madre que está demasiado ocupada trabajando para hacer caso a lo que le cuenta su hija. En los cuentos, explica Eugenio, quisieron introducir mensajes dirigidos a los adultos: «Al niño le tiene que resultar divertido, que quiera leer otro, pero era importante que les dijera algo, también, a los adultos».

Estos pequeños relatos pretenden ser el inicio para comenzar a hablar y reflexionar sobre las emociones. Por ello, cada uno va acompañado de cinco actividades didácticas que han sido elaboradas, no solo para llevar a cabo la comprensión lectora, sino para hacer pensar en cómo afecta una determinada emoción y cómo hace sentir, tanto al protagonista como al entorno. «El objetivo es que sirviera como material didáctico para padres y profesores, que puedan indagar con los estudiantes en qué significan las distintas emociones», relata Onieva, encargado de llevar a cabo la parte didáctica de este libro.

Plasmar emociones

Estos 29 cuentos no han sido escritos de la manera más convencional, «que hubiera sido pensar primero la emoción y después escribir el relato». Los autores de este libro han llevado a la práctica un espectacular trabajo de compenetración y consonancia. Maqueda se encargó de escribir los relatos y, posteriormente, fue Onieva el que descifró cuál era la emoción que sobresalía en él. «Es importante que se haya elaborado así porque no condiciona y da la oportunidad de escribir lo que realmente te apetece», explica Juan Lucas.

Inevitable resulta, entonces, preguntar por el cómo se plasma una emoción en un relato. Si tan difícil es llegar a conocerlas, ¿cuál es, realmente, la dificultad de reflejarlas en un libro? Eugenio asegura que las más difíciles de plasmar son las más negativas, ya que todo el mundo, explica, tiende a dejarlas de lado: «Todos quieren estar siempre alegres y es absurdo porque no podemos estar siempre contentos, y no pasa nada por no estarlo». Juan Lucas, por su parte, comparte la visión de su compañero y asegura que las más complicadas a la hora de plasmarlas son aquellas emociones como el miedo y asegura, además, que son las más importantes a tratar. «Hay gente que tiene miedo a ser feliz, otras que se ven obligadas a serlo y a no fracasar», asegura Onieva.

El amor, no obstante, también es una de las más destacadas por los autores de este libro: «Es una emoción que no se trabaja lo suficiente y, a nivel emocional, el amor lo acapara todo».

Ilustraciones

Las ilustraciones que acompañan a estos relatos sobre las emociones han sido elaboradas por 29 ilustradores diferentes, de nacionalidades y ámbitos muy dispares. Desde Argentina, Colombia o Méjico, del ámbito educacional y profesional hasta personas que están comenzando en el mundo del dibujo. La variedad de las ilustraciones cobra protagonismo y se convierten en un elemento esencial para compaginar el relato final.

Onieva asegura que, a la hora de realizar los diseños, los profesionales tuvieron total libertad, con el objetivo de lograr un resultado que fuera creativo, diferente y único. «Lo único que queríamos es que no fuera una interpretación literal», explica el autor. De este modo, a cada ilustrador les fue entregado un relato y se les anticipó cuál era la emoción que destacaba, a partir de ahí hicieron volar su imaginación. El resultado, espectacular, aseguran los autores de ‘Cuento con emoción’.