El Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer está concebido como un centro de investigación y de apoyo al diagnóstico. Situado en el Centro de Investigaciones Médico-Sanitarias (CIMES), este laboratorio está compuesto por un amplio equipo multidisciplinar que centra toda su labor y su esfuerzo en aumentar las posibilidades de tratamiento y de beneficios para los pacientes. Para ello, y con el reconocido oncólogo Emilio Alba como director científico, este laboratorio establece una división que «hace que el área de investigación se complemente muy bien», relata Martina Álvarez, coordinadora técnica del centro.

Este laboratorio está dividido en áreas que, por patologías, cuenta con un investigador básico asociado a un investigador clínico. Esta unión, explica Álvarez, «dota al grupo de una fuerza mayor».

Las zonas de trabajos también se encuentran divididas por áreas. El área donde se inicia todo el trabajo es la destinada a la recogida y almacenamiento de las muestras. Este laboratorio trabaja con dos grandes tipos de muestras, las fijadas en formol e incluidas en parafina (biopsias sólidas) y las biopsias líquidas.

El centro cuenta con un amplio equipamiento, entre el que destacan aquellos equipos destinados al análisis de expresión, a biopsia líquida y a secuenciación. El estudio del análisis de expresión permite, con la tecnología disponible -NCounter, Nanostring...- basada en hibridación de ácidos nucleicos, determinar el nivel de expresión de hasta 770 genes en una misma reacción. En cáncer de mama, está tecnología permite a los oncólogos, a través del estudio con una firma génica de 50 genes, determinar el riesgo de las pacientes y elegir el tratamiento más adecuado. Esta práctica se lleva a cabo como una rutina clínica y, a día de hoy, es un servicio que el Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer ofrece a toda Andalucía.

La doctora María Isabel Queipo dirige la línea de microbiota y cáncer de mama: «Lo que hacemos es recoger muestras de heces y de tejido tumoral mamario de pacientes con distintos subtipos de cáncer de mama e intentamos establecer un perfil de bacterias que pueda servir para identificar qué tipo de tumor tiene, sin ser muy invasivos». Además, explica esta profesional, el equipo pretende utilizar estas bacterias fecales para predecir la respuesta a la terapia antitumoral.

Por su parte, los melanomas y el cáncer de pulmón son otros de los tipos de tumores con los que se está llevando a cabo un proceso de investigación en este laboratorio. La doctora Isabel Barragán y la doctora Elisabeth Pérez lideran esta área de investigación, en la que el principal objetivo es estudiar los marcadores de respuesta a inmunoterapia en cáncer. «Frente a tumores que presenten una respuesta reactiva, el sistema inmunológico ha podido reaccionar pero después el tumor ha utilizado mecanismos de autocontrol del sistema inmunológico para inhibir su respuesta antitumoral», explica Barragán. Es por ello que estas dos profesionales están identificando qué variantes moleculares y celulares tienen estos pacientes que determinan su respuesta al tratamiento, para poder predecir qué pacientes obtendrán beneficio terapéutico.

Esta práctica juega con la interacción entre el sistema tumoral y el inmunológico. Para ello, a los pacientes se les extraen muestras en momentos diferentes para observar cómo se modifica, a lo largo del tiempo, todos los parámetros que se están estudiando. De este modo, se busca correlacionar parámetros en la muestra inicial y en las que se recogen posteriormente. Para la doctora Pérez, la biopsia líquida sería imprescindible para reducir el riesgo de tratamientos innecesarios en estos pacientes: «La biopsia tradicional puede ser más cruenta. Poder hacer un análisis con una toma de sangre sería un paso importante para el diagnóstico y para la monitorización de pacientes».

Secuenciación

El Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer cuenta con una pionera tecnología en secuenciación de tumores. Gracias al patrocinio de la Asociación para la Investigación Oncológica Malagueña (AIOM), el centro cuenta con el secuenciador MiSeq y el Ion Torrent.

Con estos equipos, además de secuenciar los tumores en estados avanzados de pacientes de la provincia de Málaga, se lleva a cabo una importante labor de investigación. Este equipamiento hace posible la identificación de mutaciones y otras alteraciones genéticas, «lo que permite personalizar o encaminarnos a una medicina más personal, así como identificar dianas de tratamiento específicas para pacientes concretos», informa Martina Álvarez.

Cuando la muestra a analizar llega al laboratorio, el área tumoral a examinar ya ha sido establecida por un patólogo. De este modo, la muestra llega ya seleccionada del hospital correspondiente, que ya ha identificado cuál es el porcentaje de celularidad tumoral que posee dicha muestra.

Es a partir de aquí donde comienza el trabajo en el laboratorio. Los profesionales extraen los ácidos nucleicos, ADN y ARN, lo que permitirá medir y cuantificar la calidad y la cantidad de ácidos nucleicos válidos para el estudio. «A partir de ahí, la técnico especialista y responsable de secuenciación, Alicia Garrido, prepara las muestras para el procedimiento», explica Álvarez, que asegura que la secuenciación es un procedimiento a partir del cual se van leyendo las bases, una a una, que componen la secuencia de ADN identificando las posibles alteraciones o mutaciones existentes.

La segunda parte de este procedimiento es «casi más dura que la anterior». La secuencia adquirida mediante esta tecnología requiere un alineamiento posterior, con respecto a un genoma de referencia: «A continuación, necesitamos un tratamiento bioinformático específico para poder identificar las variables o las alteraciones genómicas que se han encontrado», explica Martina.

La secuenciación actualmente sigue siendo un procedimiento muy manual que requiere de tiempo. Desde la selección de la muestra hasta el análisis bioinformático y emisión de resultados el estudio requiere al menos de dos semanas.

Biopsia líquida, una técnica menos invasiva

El Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer trabaja en la actualidad en la demostración de la utilidad clínica de la técnica conocida como biopsia líquida. Esta metodología permite estudiar los componentes en circulación que vienen de un tumor, de una manera no invasiva. «Se realiza a través de una extracción de sangre, que es menos invasivo que una biopsia tradicional», explica el doctor Iñaki Comino.

Desde este laboratorio buscan desarrollar nuevas tecnologías que permitan encontrar los componentes circulantes tumorales para poder realizar un diagnóstico que determine el subtipo tumoral. Así como llegar a saber si los pacientes están respondiendo al tratamiento o si después de una cirugía queda algo del tumor que no pueda llegar a ser reconocido en las pruebas diagnósticas tradicionales.

La biopsia líquida es una práctica que actualmente no está instaurada ya que, aún a día de hoy, debe demostrarse su utilidad clínica: «Está demostrado que puede servir y que tiene mucho futuro pero para su instauración aún quedan muchos pasos por dar», explica Comino. El doctor asegura, no obstante, que en determinados tipos de tumores, como el de pulmón o colorrectal, «esta técnica está instaurada en la práctica clínica y se utiliza para determinarlas resistencias al tratamiento.».

Las biopsias tradicionales, asegura la doctora Elisabeth Pérez, suponen complicaciones añadidas a un paciente cuyo estado de salud ya es delicado. Por su parte, Martina Álvarez asegura que la biopsia líquida ofrece otra dimensión de la enfermedad: «Una biopsia tradicional es la foto fija mientras que la biopsia líquida es lo que acontece ahora, en este momento». En este sentido, Álvarez, afirma que ambas técnicas no son excluyentes, sino que «proporcionan información que es complementaria».