La Escuela Técnica Superior de Arquitectura cumple quince años desde su creación en 2005, cuando la Universidad de Málaga pudo materializar su proyecto de implantar esta formación en una ciudad que tiene un gran peso en el panorama inmobiliario. El primer curso académico fue el de 2005/2006 y se desarrolló en el llamado Taller Renfe, en el entorno de la estación ferroviaria María Zambrano. Hoy, la escuela está en el campus universitario de El Ejido, ronda los 500 alumnos y cuenta con un claustro de profesores formado tanto por arquitectos con una amplia experiencia como por otros con un perfil investigador.

Según explica Carlos Rosa Jiménez, actual director de la escuela, la escala es muy parecida a la de las grandes escuelas de arquitectura a nivel internacional y permite una relación muy intensa entre el alumno y el profesorado. «Creemos que el modelo pedagógico es mucho más interesante porque aquí no se pierde nada», afirma. En Málaga se ofertan 75 plazas, mientras que en Sevilla o Granada son entre 300 y 600, detalla Luis Machuca, vicesecretario de la Escuela y profesor, que añade que se trata de un grado muy solicitado. «La demanda es el doble que la oferta», puntualiza. La baja densidad de alumnado permite que haya grupos reducidos. «La ratio es el mejor indicador de calidad en la enseñanza. Esta es la ventaja con la que jugamos en Málaga», añade Machuca.

La exigencia académica es alta y se impone desde el mismo acceso, con una de las notas de corte más altas de España. «De nota de corte somos la primera en Andalucía y de las más altas en España», afirma Rosa.

Durante los años de la crisis económica, que golpeó especialmente al sector inmobiliario, la escuela sufrió un bajón en la nota de corte, «pero no en el número de alumnos», puntualiza el director, que asegura que la crisis no les afectó tanto ya que «esta escuela aboga por la diversificación profesional, es decir, no solamente el alumno que sale de aquí está preparado para crear un estudio de arquitectura, sino que ofrece másteres y tenemos alumnos que han montado empresas relacionadas con web o imágenes de cine porque abrimos mucho el abanico». «Los alumnos van adquiriendo otras líneas de trabajo y por ello la crisis no se va notando tanto», explica. En este sentido, Luis Machuca asegura que la inserción laboral es del 100%.

Lo que sí es innegable es que la crisis ha provocado cambios en la profesión y, por tanto, también en el perfil de titulados que salen de la Escuela. Por ejemplo, el alumno debe completar su formación con idiomas para poder acceder al mercado internacional. De hecho, muchos titulados en Málaga «están trabajando a nivel internacional», apunta Rosa.

Además, como se pudo ver en las recientes Jornadas de Puertas Abiertas, «la arquitectura no es sólo construir edificios, es también la planificación web, videojuegos, el mundo virtual, el mundo paisajístico o el mundo del diseño en sí».

Por otra parte, la innovación está muy presente. «Somos una escuela muy experimental, estamos muy implicados en la innovación docente», añade Carlos Rosa y cita como ejemplo el Laboratorio de Arquitectura Experimental Avanzada y Nuevas Tecnologías (eAM' techlab), una infraestructura dotada con las últimas tecnologías de fabricación en arquitectura experimental que se inauguró en 2019.

La Escuela de Arquitectura también oferta el 'Máster en Proyectos arquitectónicos, diseño ambiental y nuevas tecnologías', que arrancó en 2015, «y que ya cuenta con más de 20 alumnos».

Por otro lado, Carlos Rosa destaca el compromiso de la Escuela con la ciudad de Málaga. «Nos vinculamos mucho con los problemas de las personas con movilidad reducida y estamos muy orgullosos de ser una escuela de tercera generación, muy contemporánea y muy vinculada a los nuevos retos de la arquitectura; intentamos llevar la arquitectura al límite», afirma.

«La arquitectura es una carrera vocacional. Es una mezcla entre los aspectos técnicos y los humanísticos, que es lo que nos hace fuertes porque los arquitectos somos los que humanizamos los aspectos tecnológicos; por ejemplo a nivel urbano, intentamos hacer ciudades humanas, ciudades habitables», añade. «La arquitectura no es solo hacer planos de edificios fantásticos, sino es pensar cómo podemos adecuar la arquitectura a las nuevas tecnologías», concluye el director de la escuela malagueña.