La capital de la Costa del Sol lleva años buscando edificios para oficinas o suelos que puedan ser desarrollados por grupos inversores con el fin de levantar inmuebles con este uso. Hay otro debate perenne en la ciudad: qué hacer con la Esquina de Oro del Puerto de Málaga, es decir, la confluencia de los muelles 1 y 2, para la que, además del inmueble que acoge el Pompidou, hoy un centro artístico de carácter internacional, se propusieron usos tan dispares a principios de la segunda década del siglo XXI como que acogiera, por ejemplo, un Carrefour Exprés, algo que finalmente quedó en agua de borrajas. En los bajos de esa zona, hay un enorme espacio susceptible de albergar diferentes proyectos, pero parece que va ganando terreno la posibilidad de que se desarrolle, finalmente, un espacio de coworking para emprendedores.

Los promotores de este proyecto ya han negociado con la concesionaria de los muelles 1 y 2 y estos a su vez entablaron las necesarias conversaciones con la Autoridad Portuaria, que el pasado mes de diciembre inició los trámites preceptivos, es decir, una modificación de elementos del Plan Especial del Puerto que permita luego que esa zona tenga el uso de oficinas, para lo que instó a Urbanismo.

El expediente en cuestión ya ha llegado a la Gerencia Municipal de Urbanismo, según confirmó ayer a este periódico el edil de Ordenación del Territorio, Raúl López. Este trámite deberá culminar con la aprobación provisional por el equipo de gobierno local, aunque el visto bueno final, la aprobación definitiva, es competencia de la Junta de Andalucía, al tratarse este espacio portuario como una zona de interés supramunicipal o, como lo define el diverso cuerpo legislativo urbanístico, una zona general de interés territorial.

«El Puerto ya ha enviado el expediente de la modificación de elementos a la Gerencia Municipal de Urbanismo y estamos tramitando el visto bueno», declaró Raúl López, quien explicó que la propuesta es convertir aquella zona, que acogió recientemente una exitosa exposición de Lego, en un espacio de coworking para dar servicio a los emprendedores malagueños. Serían, claro, oficinas en alquiler, siguiendo una tendencia que se está imponiendo hoy en día en todo el mundo para dar salidas a los jóvenes emprendedores que se deciden a iniciar su propia aventura empresarial.

Qué hacer con esta zona clave del espacio portuario de la ciudad es uno de los viejos debates malagueños, de forma que, por ejemplo, en 2010, en una entrevista realizada en este periódico, José Domínguez, entonces consejero delegado de la concesionaria del muelle 1, la unión de iniciativas Marina de la Farola, explicaba que, junto al edificio cultural, habría un Carrefour de alta gama. «El Plan Especial establece una calle comercial, de casi un kilómetro, en el muelle 1, y un poco más apartado una zona de locales comerciales muy ancha, con 2.000 metros cuadrados, que no se puede partir para pequeños operadores. Estuvimos viendo varias empresas para instalarse allí, entre ellas Fnac o alguna parecida. Queríamos un local que atrajera clientes por sí mismo desde las diez de la mañana. Al final, Mercadona mostró interés en el local, pero planteó un supermercado al uso y Carrefour propuso un proyecto diferente, con un surtido de productos seleccionado, con más calidad en la tienda y una inversión mayor de lo normal. La tienda está pensada más para el regalo o una compra más especial, aunque tendrá un 30% o un 40% de productos básicos. Querían impulsar este tipo de tienda y es la primera que pondrán en el mundo para pulsar el mercado». Finalmente, ese proyecto no llegó a buen puerto y, entre diversos usos, parece que ha calado más a ojos de la concesionaria y de la Autoridad Portuaria este espacio de coworking. Se trata de la zona en la que, además de exposiciones, suele haber conciertos.