Si antes de aterrizar en Málaga tu avión comienza a dar vueltas sobre la comarca del Guadalteba, relájate y disfruta de las vistas. Si la hora, el giro y tu asiento te favorecen, podrás disfrutar del pantano del Guadalhorce a 6.000 pies de altura. Sobrevolarás municipios como Campillos, Teba, Almargen, Cañete la Real, Cuevas del Becerro, Ardales o Carratraca y avistarás otros muchos puntos de las comarcas de Ronda y Antequera. Visión cenital de los pueblos, sus campos y las carreteras que los comunican mientras el piloto espera instrucciones de los controladores aéreos para incorporarse a la ruta de la que se ha salido temporalmente por motivos meteorológicos, por la intensidad del tráfico en torno a la pista de Málaga o porque necesita chequear el aparato.

Mientras llega esa autorización, la aeronave dibujará elipses sobre un trozo de cielo que en las cartas aeronáuticas aparece registrado con el nombre de Martín (la radioayuda de esa zona se encuentra en el municipio sevillano de Martín de la Jara). Eso hizo hace unas semanas la tripulación del vuelo Málaga-Londres poco después de despegar y detectar que el tren de aterrizaje del avión no replegaba. Tras intentar solventar el problema sobre Guadalteba, el Airbus A-320 enfiló el pasillo del Guadalhorce para regresar a Málaga.

Enaire, gestor de la navegación aérea en España, asegura que Martín es una de las 14 zonas de espera definidas en el área de aproximación a Málaga, uno de los aeropuertos más importantes del país con 144.920 vuelos gestionados en 2019. «Esta aproximación cuenta con numerosos circuitos de este tipo. Estas esperas están ubicadas estratégicamente y ayudan a los controladores aéreos a proporcionar un servicio seguro y eficaz en la gestión de la salida y llegada de los aviones», explica el jefe de Torre del Aeropuerto Málaga-Costa del Sol, Raúl Delgado, quien añade que los pilotos también pueden usarlas para realizar comprobaciones y chequeos ante cualquier eventualidad técnica, meteorológica o de otro tipo. De esas catorce esperas, Enaire reduce a media docena las más habituales, mientras que Delgado destaca la ventaja que supone que cada circuito pueda ser usado simultáneamente por más de un avión: «Los controladores aéreos se encargan de asignarles diferentes altitudes o niveles de vuelo».

Sobre la bahía de Málaga destacan Etrov, al sur de la capital, y Pisav, frente a las costas de la Axarquía. Fuentes de Enaire aseguran que estas dos esperas se usan fundamentalmente cuando el aeropuerto trabaja con configuración norte, es decir, cuando los aviones se sirven del terral o del poniente para tomar tierra con más facilidad desde el mar. Xilvi, algo más al sur que Pisav, suele ser la espera de todas aquellas aeronaves que interrumpen su aproximación por la razón que sea. Además de Martín, en el interior destacan Tolsu y Omigo. Estas últimas, utilizadas en configuración sur cuando el viento sopla de levante en el aeropuerto, están separadas por la Laguna de Fuente de Piedra, un área restringida por ser Zona de Especial Protección para las Aves que sólo se puede sobrevolar a más de 6.000 pies (1.829 metros) de altura. La primera se sitúa sobre el noreste de la comarca de Antequera. Las cartas dibujan el circuito de Tolsu sobre el tramo más al norte del río Guadalhorce. Un mirador de lujo para contemplar el embalse de Iznájar (Córdoba), el más grande de Andalucía, o las cumbres de Sierra Tejeda, que afecta a los cielos de Archidona, Villanueva de Tapias, Villanueva de Algaidas o Cartaojal. Omigo, por su parte, se sitúa sobre la comarca sevillana de Sierra Sur, pero es una espera que da un gran servicio a las aproximaciones a la Costa del Sol.

Así se eligen los nombres

Las esperas están descritas en las cartas aeronáuticas y se apoyan en la red de radioayudas (señales que recibe la aeronave desde tierra para guiarse ) que Enaire tiene por todo el territorio nacional. Según el jefe de torre del Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, Raúl Delgado, los nombres son elegidos por los profesionales encargados del diseño de espacio aéreo. La denominación la escogen de entre las disponibles en una base de datos a escala internacional que gestiona la Organización de Aviación Civil Internacional. Uno de los criterios para elegirlos es la pronunciación.

Chequeo en la espera de Martín. El 23 de enero, la tripulación de un avión de pasajeros entre Málaga y Londres detectó un problema técnico nada más despegar. El tren de aterrizaje no replegaba. Los pilotos usaron la espera de Martín para chequear el aparato. Finalmente, la avería no se solventó y decidieron regresar a Málaga tras recibir máxima prioridad desde la torre de control. En la imagen, la trayectoria del avión.

Frustradas y esperas. El día 5, la niebla también provocó varias frustradas (aterrizajes abortados) y numerosas esperas al norte de la provincia de Málaga para garantizar la seguridad. En la imagen, esperas en la zona de Martín.

Niebla. Febrero ha dejado varias incidencias por la presencia del taró en Málaga. El día 16, una quincena de vuelos tuvieron que ser desviados a Faro (Portugal), Jerez, Sevilla, Granada y Almería. En la captura, las trayectorias que algunos aparatos dejaron durante sus esperas en Tolsu y Pisav.