Pedir perdón no siempre es fácil. A veces un lo siento es prácticamente impronunciable, porque si uno lo siente de verdad, el nudo en la garganta y la sensación de incertidumbre en el pecho hacen complicado verbalizar. La oposición, pese a ser consciente de las dificultades que para una persona normal implica pedir disculpas, lo intentó el otro día con el alcalde. El PSOE y Adelante Málaga, en esa estrategia de tomar un desayuno a medias en la que se han embarcado en este mandato para hacer valer que son el 49% de la corporación municipal y que no gobiernan por un pelo, presentaron la petición de que se celebrase un Pleno extraordinario para abordar el tema de Art Natura. El regidor, Francisco de la Torre, y los suyos, se lo pensaron durante varias semanas y obligaron, prácticamente todos los días, a los periodistas a preguntar al esforzado personal de prensa si ya había fecha. Finalmente, tras la Junta de Portavoces del pasado lunes por la tarde, el gallo cantó tres veces y se fijó esta sesión plenaria para primera hora del jueves, en la misma jornada en la que debía celebrarse, y se celebró, el Pleno ordinario del mes de febrero. Era lo lógico, conociendo a De la Torre, que así fuera, porque así se diluye el debate de temas que, sin duda, genera indignación entre la gente, y se dirige mejor el mensaje comunicativo. Así, el debate sobre Art Natura, o sobre el «fiasco» del Museo de las Gemas, como lo llama el portavoz del PSOE, Daniel Pérez, se impuso sobre el resto de polémicas y monopolizó el flujo informativo del jueves (se habló poco, por ejemplo, de los interminables e indecentes atascos del entorno del Plaza Mayor con la inauguración del outlet y de la petición de Adelante Málaga sobre que el Málaga Club de Fútbol devuelva los terrenos que se le dieron para que hiciera la Academia en Arraijanal).

Y, si algo quedó claro en todo este desaguisado, es que el regidor hizo autocrítica de un modo 'sui generis' y pidió perdón, a su manera, usando, claro, el verbo «lamentar», que es más de andar por casa y no implica la carga emocional de unas disculpas sinceras y hondas. El alcalde deseó no haber conocido nunca ese proyecto y aseguró que el equipo de gobierno cumplió con todo, que los que incumplieron fueron los otros, es decir, los de Royal Collections, esa empresa o colección de empresas 'vendehumo' que iba a abrir el Museo de las Gemas en Tabacalera, aunque al final dio la espantada. Ya saben que una juez de Málaga ha condenado al Ayuntamiento a pagar a los gemólogos 1,8 millones de euros más intereses, una auténtica burrada por un museo que nunca abrió, un pufo que vino susurrado por personas que pululan por las altas esferas del país que aquí nos tragamos sin agua y que ha costado mucho a las arcas públicas. No ha habido, que yo sepa, dimisión alguna, pero sí una comisión de investigación, varias comparecencias del regidor y de los entonces concejales de Cultura (la historia de este desaguisado comenzó a mediados de la primera década del siglo y continúa aún hoy acaparando portadas), peticiones de información de la oposición, vistas de expedientes y toda la caterva. Aunque el alcalde, hay que reconocerlo, el otro día hizo lo más parecido que puede hacer un político en esta situación: entonar un mea culpa 'sui generis', que se quedó a medio camino entre la autocrítica sincera y la defensa cerrada de una gestión que pudo ser mejor, aunque él también pudo ser una víctima. La historia es que sigue en pie el recurso que ha presentado el Consistorio contra la decisión de la juez, y tanto el regidor como Noelia Losada, edil de Cultura, obligada a hacer una pirueta inverosímil para justificar las duras conclusiones naranjas tras la comisión y su apoyo clave para evitar la reprobación del alcalde, fintaron lo que pudieron para evitar desvelar el contenido de esa apelación. Porque cualquier cosa que se diga en sede plenaria luego podría usarse por los letrados de Royal Collections para atacar con argumentos legales las bazas del Ayuntamiento y sus asesores.

La sesión fue de órdago y hubo muchos cruces de acusaciones entre las bancadas. Los socialistas, por ejemplo, criticaron que no se pusiera una cláusula de garantía en el contrato (algo inexplicable, por mucho que se intente justificar), mientras que Eduardo Zorrilla, abogado de prestigio y portavoz de Adelante Málaga, hizo una serie de preguntas que iban a la medular de esta historia: ya que la ciudad va a tener que pagar una cantidad indecente de dinero por una actuación vergonzante de la empresa promotora y de nuestro Consistorio, al menos que haya algo de arrepentimiento. Lo hubo, como decimos, pero adornado de tanta retórica y de un discurso tan hilado que parece difícilmente creíble, aunque ahora lo que nos queda es esperar que el asalto a la banca al menos no cueste más dinero a los malagueños en una situación kafkiana que vivió, recordemos, la apertura e inauguración de un Museo de las Gemas sin que hubiera una gema en el espacio expositivo que debía mostrarlas.

Mención aparte merecen las invitaciones que se hicieron a Losada para que se sumase a su moción, y para que no se hiciera corresponsable del marrón, pues Ciudadanos no estaba siquiera en el Ayuntamiento cuando se gestó este enorme despropósito. Losada capeó bien el temporal. O más bien lo capeó como pudo. Zorrilla, que cuando quiere deja el guante blanco sobre la mesa y hunde el estoque, recordó con exquisitez absoluta que con Juan Cassá Cs tenía una marca propia y un discurso definido. Eso sí, eran otros tiempos y cualquiera entiende que un gobierno de coalición implica, como ocurrió el jueves, tragarte los sapos de tus compañeros de épocas pasadas, en una suerte de herencia maldita. Cassá votó junto a sus compañeros de bancada.

Zorrilla puso el dedo en la llaga: ese dinero, que el PSOE y Adelante tasan en 8,7 millones de euros, casi nueve (por lo que habrá que pagarle y por lo que ya se le pagó a esa empresa que promovió un museo virtual) muy bien podría haberse usado en planes de empleo, de vivienda o en los barrios.

Elisa Pérez de Siles, portavoz del PP, siguió reivindicándose con una compleja pero atinada intervención de respuesta al PSOE. A Pérez de Siles, gestora eficaz, le toca a veces lidiar con estos morlacos. Y Daniel Pérez le respondió que lo que decía sólo podía calificarse como «payasadas», lo que indignó a sus compañeros, con el concejal socialista Salvador Trujillo pidiendo dimisiones y Jacobo Florido, del PP, ironizando con que se iban a producir en breve. Si a esta historia se le suma el sobrecoste de la obra de Tabacalera, finalmente rectificada al llenar de contenido museístico y administrativo al edificio, el dispendio de dinero público se dispara.

Desdibujados quedaron los debates de los atascos en el entorno del Plaza Mayor, de en torno a los tres horas, y las quejas de los vecinos de Guadalmar, que están, junto a los de San Julián y Churriana, amargados con el colapso de cada sábado; o el de las casas de El Palo y Pedregalejo, cuya legalización se pidió, otra vez, por parte del PP; o el tenso debate sobre las mociones acerca del 8 de marzo, día de la mujer, con las acusaciones típicas de que el PP se apoya en la «ultraderechita» (Paqui Macías 'dixit') y las diferentes visiones que, del feminismo, tiene cada uno de los intervinientes, o la historia de los bomberos o la concentración de Parques y Jardines y así 'ad infinitum'.

Al menos, una lección queda para el futuro: el próximo contratito llevará una cláusula de garantía. Así no se disparará con pólvora del rey. Y tal vez no haya que estar hablando de problemas de hace lustros, con la que tienen encima los ciudadanos de a pie.