­La exportación se ha convertido en una apuesta firme para muchas empresas malagueñas que tienen claro, por un lado, que su crecimiento pasa por competir en un mercado cada vez más globalizado y, por otro, que tener un negocio diversificado con clientes de otros países es la mejor forma de prevenir cualquier eventual bajón que pueda producirse en el consumo interno.

El interés por las exportaciones comenzó a crecer de forma exponencial hace ya 12 años, cuando las empresas acudieron al mercado externo para amortiguar el desplome de la demanda nacional que generó la crisis a partir de 2008. Algunas firmas ya tenían una actividad significativa en el exterior pero la recesión hizo que otras que hasta entonces basaban todo su negocio en el mercado interno se vieran también en la necesidad imperiosa de internacionalizarse. El resultado es que el volumen de compañías malagueñas que exporta de forma regular ha aumentado un 77,4% entre los años 2010 y 2019, y ha pasado en este tiempo de 550 a 976, la mejor cifra de siempre.

La evolución aparece recogida a cierre de 2019 en la estadística de empresas exportadoras de la Agencia Andaluza de Promoción Exterior (Extenda) de la Junta de Andalucía, que considera exportadoras regulares a todas aquellas firmas que realizan ventas al extranjero durante cuatro ejercicios consecutivos.

La cifra total de firmas que exportan en Málaga ha aumentado también de forma muy importante en estos últimos años (un 60% desde el año 2010) y se sitúa en 4.602 empresas. En 2019, la cifra bajó ligeramente (en 2018 fueron 4.624), con lo que en este caso no se ha podido repetir récord, aunque haya sido por una diferencia mínima.

Todas estas subidas están en consonancia con el crecimiento del volumen de ventas al extranjero realizadas desde Málaga. Así, el 2019 se cerró con 2.244 millones de euros, un 9,2% por encima del año anterior, según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. El volumen de 2019 es más del doble del registrado en 2007, justo antes del estallido de la crisis (980 millones). De cara a este 2020, todas las miras están puestas en la repercusión que tenga la crisis sanitaria del coronavirus en el comercio mundial.

El grueso de las exportaciones malagueñas sigue correspondiendo al sector agroalimentario, donde se concentran productos tan pujantes como el aceite de oliva, los cultivos subtropicales (sobre todo el mango y el aguacate) o los productos cárnicos. Este sector aglutina, con 1.210 millones, el 53,9% del comercio exterior en la provincia. Le siguen las manufacturas de consumo (que incluyen segmentos como el textil) con 225,9 millones y una representatividad del 11,4% sobre el total.

Málaga es, además, la tercera provincia andaluza tanto por número de empresas exportadoras como por firmas exportadoras regulares.

Empresas más exportadoras

La lista de empresas que más exportan de Málaga viene estando encabezada en los últimos años por el grupo agroalimentario Dcoop (en 2017, por ejemplo, exportó por valor de más de 540 millones de euros), seguido de la textil Mayoral, la tecnológica Fujitsu o las cárnicas Famadesa y Prolongo-Faccsa. Las firmas de subtropicales Frutas Montosa, Trops y Reyes Gutiérrez, la cementera Financiera y Minera, la firma de aceitunas Hutesa, la de ahumados Ubago o las compañías tecnológicas Epcos, Grupo Premo, Dekra, Mades o Corporación Altra, situadas todas en el Parque Tecnológico de Andalucía, son otros exponentes de firmas exportadoras de la provincia

Sin embargo, el incremento de empresas malagueñas que exportan de forma regular no esconde que, en esta materia, queda mucho por hacer en la provincia, tal y como vienen insistiendo desde hace años la Cámara de Comercio de Málaga y la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM). De hecho, las 976 compañías que exportan regularmente vienen acaparando en torno al 90% del volumen total de ventas al exterior pese a representar tan solo el 21% de las firmas, lo que refleja que el resto sólo hizo ventas externas de escasa cuantía.

En Málaga hay unas 57.400 empresas de alta en la Seguridad Social, lo que muestra que el número de negocios que exportan sigue siendo exiguo en comparación con el total. La explicación puede estar, en buena medida, en el reducido tamaño de las empresas. El 95% del tejido productivo de la provincia está compuesto por micropymes de menos de diez trabajadores, un hecho que dificulta el acceso a los mercados. Uno de los retos de Málaga es aumentar la dimensión media de sus compañías.