Siete años y medio para traducir 1.200.000 palabras del árabe clásico con las que están escritas las 'Mil y una noches', uno de los grandes clásicos de la literatura universal.

El inmenso reto, publicado por la editorial Verbum en 2016, le ha supuesto a Salvador Peña, profesor de Lengua Árabe de la UMA, el Premio Nacional de Traducción en 2017 y hasta un premio internacional de traducción de Qatar, entre otros galardones.

Hace unos días, este malagueño nacido en Granada presentó en la librería Áncora de Málaga la segunda edición, liberada de erratas, después de cuatro meses en los que ha releído de forma concienzuda su propio trabajo.

«Parece mentira pero en casa de mis padres no había unas 'Mil y una noches' y mi primer contacto con la obra fue con la película de Passolini de los 70. En el mundo universitario árabe no se le prestaba mucha atención», confiesa Salvador Peña.

Fue en su tercer y último año en Bagdag, donde acudió a completar los estudios de árabe siendo un veinteañero, en plena guerra de Irán-Irak, cuando de la mano de los cuentos de Borges, se le despertó la curiosidad por esta inolvidable recopilación medieval de más de 200 cuentos tradicionales. «Allí mismo me compré una edición en árabe con la intención de leerla», explica.

El encargo de traducir tan descomunal obra le vino de la mano del filólogo y también traductor Luis Alberto de Cuenca, por entonces al frente de un proyecto editorial de grandes clásicos. «Me dijo que no le gustaban las traducciones de las 'Mil y una noches' y que la de Cansinos Assens se había quedado anticuada. Su idea de la traducción coincidía con la mía: quería que fuera un español acorde con una obra clásica pero al mismo tiempo, que fuera natural, de modo que un lector la pudiera leer».

La famosa traducción de Rafael Cansinos Assens para la editorial Aguilar la considera «una obra fundamental de la literatura española, del neomudéjar, es innegable su calidad», resalta, pero también señala que «hay más Cansinos que 'Mil y una noches'».

Y aunque se propuso al principio completar la traducción en cuatro años, el plazo se alargó a los mencionados siete años y medio, y eso que en ese tiempo combinó las clases y tutorías en la Facultad de Filosofía y Letras con la traducción, literalmente, 'a tiempo completo': «Traducía todos los días y fines de semana, cuando le dedicaba 7 u 8 horas diarias, y también en vacaciones». De hecho, en ese tiempo sólo recuerda haber descansado un solo día: el 23 de agosto de 2013.

Armado de diccionarios árabes, españoles y de la providencial ayuda de internet, Salvador Peña pudo bregar con los términos exactos para designar comidas exóticas, caballos, elementos de las sillas de montar o de las ballestas, aparte de la Astronomía.

Un trabajo en cuatro tomos para el lector hispanohablante del siglo XXI que aunque confiesa que se le hizo muy cuesta arriba y llegó a superarle, alcanzó por fin la cima.

El deseo ahora del profesor de la UMA, que cuenta con 13 obras traducidas más, es dar a conocer en España la estupenda literatura árabe que se escribe en nuestros días y que en nuestro país es, al igual que Teruel o Palencia, bella pero desconocida.