Jorge Pérez Villa-Zevallos sostiene la roca en la mano y sentencia: «Esto no puede ser escoria de la fábrica de cemento, hice la formación profesional en la Escuela Franco, toqué la forja, la fundición y la chapa y esto no es».

Jorge también descarta que pueda ser algún trozo de carbón, un pedazo del pasado, quién sabe si del famoso tren de Vélez, que dejó de pasar por la Costa a finales de los 60. «¿Pesa tanto el carbón?, creo que tampoco solidificado tiene este peso», señala, e informa de que, pese a que la roca apenas excede un poco de la palma de la mano, pesa un kilo y 800 gramos.

Descarta así dos teorías que ha leído en su Facebook, cuando colgó fotografías de la roca para conocer la opinión de sus amigos y conocidos.

Este vecino de la urbanización Miramar del Palo II localizó la piedra a mitad de febrero, cuando paseaba por la playa de los perros junto al río Totalán, el límite entre Málaga y el Rincón de la Victoria.

«En el área de autocaravanas que hay allí tengo aparcada una de hace 30 años, hecha una joya y me paso muchas veces a verla».

Acude acompañado por 'Loli', su perra de aguas, que en alguna ocasión, mientras él practicaba submarinismo, se ha lanzado al mar a salvar a su dueño, al creer que se estaba ahogando.

Fue en uno de esos paseos con 'Loli' cuando localizó dos pedazos de roca, lamidos por las olas, en la misma orilla.

«Recojo muchas piedras, con las grandes hago muchas cosas, como fuentes con agua y las chicas, aunque se vean muy feas, luego les echas laca y quedan muy bien», explica.

Pero en esta ocasión, confiesa que no había visto antes unas piedras iguales, y comenzó a preguntarse si no se trataría de un meteorito. Una de las rocas se la regaló a un socio del área de autocaravanas y el trozo un poco mayor es el que conserva en su casa.

Desde que la tiene, ha contactado con la Universidad de Málaga por si algún experto le puede despejar las dudas sobre lo que ha descubierto, pero de momento no ha tenido suerte. También ha escrito al programa de televisión 'Cuarto milenio', por ahora sin resultado.

Mientras trata de buscar la orientación de algún geólogo, Jorge Pérez Villa-Zevallos ha estado informándose en internet sobre las características de los meteoritos y, de hecho, en el momento de la entrevista con La Opinión veía un documental sobre estas rocas llegadas del espacio.

Núcleo de hierro

«Yo he sacado la conclusión de que es un meteorito», recalca, y saca del bolsillo un imán que aplica a la piedra y se queda pegado a ella. «Tiene un núcleo con hierro; en los meteoritos se puede encontrar hierro, níquel, a veces incluso diamantes».

Lo del hierro lo corrobora una aplicación de móvil para detectar metales, un magnetómetro que mide el campo magnético y cuando acerca el aparato a la piedra, las magnitudes se disparan.

«Le he hecho pruebas de todos los colores. Aplicando una lupa se ve claramente que está formado por otros materiales», destaca. Además, resalta que hay evidencias de que ha estado bajo el agua un largo tiempo.

«Mi teoría es que esto es un meteorito que ha caído al agua y se ha enfriado, tiene algo hueco por dentro y ha debido de estar tiempo bajo el agua».

Jorge confía en que su teoría se confirme. Si fuera así, trataría de vender la roca, pues sabe que algunas de ellas pueden alcanzar un precio alto. «Tengo hijos todavía estudiando, uno haciendo el doctorado», argumenta.

Mientras aguarda la ayuda de algún experto, no pierde la esperanza y recuerda cómo en las mismas fechas que localizó las piedras, se dio la noticia de la caída de un meteorito en Córdoba.