El 25 de julio de 1978 nacía Louise Brown, el primer bebé concebido mediante fecundación in vitro. Fue un gran hito en la historia, y lo sigue siendo. El que entonces era un hecho único fue el punto de partida para lo que se hace hoy: ya hay 10 millones de personas que han nacido a través de esta técnica, según Claudio Álvarez, médico-ginecológico en la Unidad de Reproducción Centro Gutenberg (URE).

Louise ahora tiene 41 años, y "mamá, sales en mi libro de Ciencias" es lo que le dijo hace poco su hijo mayor. Esto ni siquiera le sorprende. "Cuando yo estudiaba ya estaba en mis propios libros", recuerda. Quien no conoce su historia nunca se imaginaría que ella nació de una forma diferente. Aunque ella no se siente especial. "Para mí esa es la normalidad, pero me siento orgullosa de haber sido la primera, y no sé como habría sido mi vida si no hubiera sido así", destaca en una conferencia organizada por la Unidad de Reproducción Centro Gutenberg con motivo de celebración de los 30 años del primer "bebé probeta" concebido en esta clínica.

La madre de Louise, Lesley Brown, tenía depresión y su primera visita al médico fue por ese motivo. Descubrió que esa era la causa por la que no conseguía quedarse embarazada. Además, tenía una obstrucción en las trompas de falopio que impedía la fecundación de sus óvulos, por lo que necesitaba ayuda para lograr tener hijos. Louise Brown cuenta que entonces su madre recorrió 600 kilómetros, que separaban el pueblo donde vivía de la ciudad de Bristol, para conocer al ginecólogo Patrick Steptoe (1913-1988), al fisiólogo Robert Edwards (1925-2013) y a la enfermera que se convertiría en la primera embrióloga Jean Purdy (1945-1985), porque pensaba que esa era su única oportunidad para alcanzar lo que tanto deseaba.

Estos tres científicos ya llevaban años trabajando en la reproducción asistida, pero sin éxito. Hasta que dieron con Lesley Brown, que en el primer intento se quedó embarazada. Brown detalla que su madre no supo que iba a ser la primera mujer en dar a luz a un bebé nacido por fertilización in vitro hasta el sexto mes de su embarazo. "No digo que los médicos se lo hayan ocultado, sino que ella estaba tan extasiada que no conseguía procesar la información", señala.

La pequeña fue sometida a cientos de estudios nada más nacer para determinar si era una niña normal. Louise relata que cuando su madre iba a la panadería le preguntaban por qué su hija no tenía dos cabezas o algún tipo de anomalía. Estas historias le parecen divertidas a Brown. Lo ha tomado todo con naturalidad: "¿Qué es la normalidad? Lo que es normal para mí puede no serlo para otra persona", cuestiona.

Tras el nacimiento de Louise Brown, John y Lesley Brown atendieron a los medios a petición de los médicos para dar a conocer el método que, tras años de trabajo y sacrificio, por fin había funcionado. Los padres de Brown incluso hicieron una gira por el mundo para mostrar que su hija era normal, pero cuando ella cumplió cuatro años decidieron apartarse de los focos porque no querían que haber sido la primera 'niña probeta' condicionase su vida.

Fue entonces cuando sus padres le explicaron cómo ella había venido al mundo y le enseñaron el vídeo de su nacimiento. Esto ocurrió justo antes de que Louise empezara el colegio. En el entorno escolar, ella también era vista como algo excepcional. Louise Brown confiesa que los otros niños le hacían muchas preguntas, y ella no entendía el porqué, ya que se veía exactamente igual a una persona que se ha concebido de forma natural. Ella afirma que por ese motivo nunca se ha sentido acomplejada.

Lo que le sorprendía de verdad es que hubiera personas al otro lado del mundo que se interesasen por ella. El nacimiento de Brown tuvo un gran impacto social. Se convirtió en una polémica entre los sectores más conservadores y religiosos hasta el punto de que el papa Juan Pablo I se pronunciara al respecto. El pontífice no criticó la fecundación in vitro, y Louise narra que este incluso le escribió una carta para decirle que ella sí que tenía alma, porque no importaba la manera en la que había nacido, y que había un lugar en el cielo para ella. Brown asume que no es ni religiosa ni practicante, aunque se casó en una iglesia cristiana de su pueblo porque le gustaba. Para ello, tuvo que bautizarse a los 26 años.

Louise Brown no fue la única pionera de su familia. Su hermana Natalie, nacida en 1982, es la persona número 40 engendrada por reproducción asistida, y a los 17 años se convirtió en la primera en dar a luz de forma natural. "Ella también tenía que ser la primera en algo", bromea Brown. Ambas son madres y concibieron a sus hijos dentro del cuerpo. Louise tiene dos y Natalie cinco.

El nacimiento de Louise Brown marcó un antes y un después en la Medicina moderna. La primera 'niña probeta' se muestra muy agradecida a los médicos que fueron los reponsables por traerla a la vida: "Se lo debo todo a estos doctores, si no fuera por ellos la FIV no existiría", asegura. Además, defiende rotundamente el método y rechaza las críticas de los sectores que están en contra de la técnica: "No pasa nada por tener un bebé nacido así. Cuando se tiene un hijo por reproducción asistida, no solo se crean unos padres, sino una familia".

Claudio Álvarez, médico-ginecológico en la URE, resalta que, en comparación con el caso de Brown, actualmente los tratamientos son mucho más seguros y eficientes. Louise Brown opina que "hay que confiar en los médicos" y que todos los avances que se han dado hasta ahora son progreso.