Alguna vez hemos comentado en esta sección que si los políticos malagueños de nuestros días hubieran estado al frente del diseño de Central Park, en Nueva York, su primera medida habría sido restarle una buena tajada de zona verde para crear una 'potente centralidad' en forma de rascacielos y centros comerciales.

Por suerte, los neoyorquinos se libraron del espíritu aparentemente progresista pero medioambientalmente reaccionario de nuestros cargos públicos.

Es lo que nuestros próceres acaban de hacer con los terrenos de Repsol. Los hacinados distritos de la Carretera de Cádiz y la Cruz del Humilladero se tendrán que conformar con un parque que ocupará menos del 37% de una parcela de 177.000 m2.

En líneas generales, el político malaguita, además de una torpeza innata para pensar en su ciudad a medio y largo plazo, suele tener aversión por los espacios libres, que considera desaprovechados.

Lo pudimos ver con el avezado proyecto de centro comercial donde hoy se levanta el Palmeral de las Sorpresas o el Carrefour donde hoy está el Pompidou, propuestas que sólo la respuesta ciudadana pudo tumbar.

El rascacielos del Puerto, desaconsejado por Icomos, el organismo asesor de la Unesco, confirma además la búsqueda, de momento infructuosa, de un hito incontestable, de un icono de la modernidad, sin caer en la cuenta de que una ciudad mediterránea fundada en el siglo VII antes de Cristo con restos fenicios, romanos, árabes y de los siglos siguientes ya es un 'hito' en sí misma y resulta mucho más civilizado y moderno no desgraciar su bahía con un insulso pero altivo hotel casino.

El proyecto de 15 bloques y rascacielos de oficinas en los terrenos portuarios del Muelle de Heredia -un encargo municipal al, por otra parte, excelente arquitecto Ángel Asenjo- sigue la cansina búsqueda icónica; en este caso, en pos de la originalidad, pues si ya contamos con un Soho, ahora llega el turno de la City de Londres.

Eso sí, habrá que advertir a los defensores del proyecto que esos hermosos edificios que parecen de celofán, cuando se construyan perderán su condición de traslúcidas infografías.

Al final, la ciudad se encontraría con una actualización de La Malagueta, de nuevo levantada en su frente marítimo. En estos tiempos de cambio climático, no me digan que no es tener ojo y adivinar, sin género de dudas, cómo evolucionará la Málaga más pegada al litoral a lo largo del siglo.

Es sólo una propuesta fuera del plan especial del Puerto. En Málaga se proyectan edificios altos en sitios más acertados. Las semitransparentes oficinas del Muelle de Heredia, a la postre, colapsarían más el Centro, así que ante el tráfico que se nos vendría encima, ¿por qué no rescatar ese puente que iba a cruzar la bahía de punta a punta? Mejor no dar ideas.

Lo dicho, vista política 'de águila' y enfermiza aversión por los espacios abiertos. ¿Habrá que movilizarse de nuevo?