Durante un tiempo fue tradición en España que numerosos clubes de fútbol fueran presididos por personajes pintorescos que no habrían desentonado ni en los esperpentos de Valle-Inclán ni en la saga de 'La escopeta nacional' de Berlanga.

Más que para gestionar un club, parecía que ocupaban el más alto estrato futbolero de su ciudad para divertirnos con su salidas de tono y sus entradas en los juzgados. En esta línea esperpéntica, el jeque del Málaga C.F., aun siendo de Catar, da la impresión de que se ha sumado a última hora a esta rica tradición española, para desesperación de los seguidores del club.

Pero de todos ellos, y con permiso de Jesús Gil, el más rico en anécdotas fue el presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera. A don Manuel llegaron a salirle imitadores que contaban chistes con su peculiar forma de expresarse. Uno de ellos, cargado de humor negro y muy conocido, el del preso que acude a la enfermería con una ristra de dolencias, el médico le va amputando en cada visita las extremidades y el director de la cárcel le pregunta preocupado si no se estará escapando poco a poco.

El chiste, que algunos señalan como el favorito de Lopera, es el que algunos vecinos de La Malagueta tienen la impresión de que se está haciendo realidad a un palmo de sus narices. Hablamos de la comunidad de propietarios de la calle Maestranza, 8, un bloque que rodea la chimenea de La Malagueta, declarada Bien de Interés Cultural en 1996. Con tantos desprendimientos como padece el BIC en los últimos meses, ¿no se estará escapando poco a poco del barrio?

En la protección de este vestigio del patrimonio industrial de Málaga jugó un papel primordial el recordado director del Museo de Málaga, Rafael Puertas, que en 1980 logró que se protegiera 'in extremis', porque iba a ser demolida. La protección hizo que la constructora desgajara jurídicamente el terreno de la chimenea del bloque y se la quedara en propiedad.

El BIC es lo único que queda original de la fábrica inglesa The Málaga Electricity Company, pues el edificio original de Eduardo Strachan se perdió en un incendio en 1958 y sólo nos queda la (preciosa) ampliación de 1922, sede de Endesa. Ojalá que para 2022, cuando cumpla cien años, ya lleve un largo tiempo en la lista de edificios protegidos del PGOU.

Lo que la Consejería de Cultura de la Junta debería comprobar cuanto antes es si hay intento de fuga de la chimenea o no. Desde hace cuatro meses, los vecinos de calle Maestranza alertan de desprendimientos continuos en este BIC, trozos de ladrillo que caen al suelo de la urbanización, muy frecuentado por niños y personas mayores que hacen cola en una consulta.

La Junta debería actuar cuanto antes, después de tantos avisos de los vecinos, para evitar accidentes serios y para que un día no nos encontremos con que la chimenea salió a por tabaco. Y no ha vuelto todavía.