La peatonal calle Olivar, una de las más antiguas de Las Cuevas y de todo El Palo, lleva desde 1990 -cuando se desarrolló el Peri de Las Cuevas del Palo- pendiente de una actuación: comunicarla con la calle Uruguay, que desemboca a su vez en la calle Villafuerte.

El obstáculo es un solar, un huerto que el Ayuntamiento necesita expropiar. «Es un solarcito pequeño, su expropiación permitiría que los vecinos tuvieran una salida y que las ambulancias pudieran entrar», comenta Mercedes Pírez, presidenta de la Asociación de Vecinos del Palo.

A su lado está Falele Rodríguez, dirigente vecinal, que señala que la calle nunca ha tenido «una entrada para servicios básicos como la ambulancia o el gas butano». La apertura de la calle permitiría a estos servicios poder llegar a la calle peatonal con los vehículos.

Con la llegada de los populares al Ayuntamiento, hace 25 años, la asociación de vecinos ya planteó esta reclamación, pero la remodelación se limitó al piso de la calle, que perdió un empedrado tradicional que al colectivo vecinal le hubiera gustado que se mantuviera y rehabilitara.

Además, el Consistorio decidió plantar brachichiton que para los vecinos sigue siendo un quebradero de cabeza. «Algunos árboles han hecho mucho daño porque han roto tuberías», cuenta Falele.

Una mejora reciente, tras las insistentes reclamaciones de los vecinos, ha sido la llegada de una rampa para personas con movilidad reducida. Pero la mejora evidente no se ha ejecutado como esperaba el usuario de la calle que más la emplea, Francisco Cordero, de 50 años, y desde hace siete en silla de ruedas por un accidente.

«La rampa tiene una pendiente muy elevada, más del 5 o 6 por ciento que por ley debe tener, y eso que vinieron los peritos o los técnicos», lamenta.

Por este motivo, para subirla no puede emplear la silla manual sino la silla de ruedas motorizada. En todo caso, recuerda que la rampa ha tenido que modificarse, tras las quejas, en dos ocasiones, y no puede entender, dado que espacio había para haber suavizado la pendiente, que no se haya llevado a cabo.

Para Antonio Triguero, veterano vecino de Las Cuevas, la comunicación de la calle Olivar es una necesidad, pero también cree que los brachichiton deberían cambiarse por árboles menos agresivos con las canalizaciones de la calle. «Las raíces se meten en los servicios, que pongan unos naranjos, por ejemplo», pide.

Además, reitera la presencia de ratas, que algunas veces salen de los huecos que deja el piso levantado por los árboles, aunque reconoce que la demolición de una casa abandonada ha reducido el número.

En respuesta a las demandas de los vecinos, el concejal de Málaga Este, Carlos Conde, subrayó el viernes que el Ayuntamiento comunicará esta legislatura la calle Olivar con la calle Uruguay, previa expropiación de los terrenos. «Está en nuestro programa electoral», dijo.