«¿A qué está esperando el Ayuntamiento, a que nos muramos todos en la calle?», comenta por teléfono Verónica Gomis.

Esta ibicenca de 45 años y madre de una hija de 12, que lleva cuatro viviendo en Málaga capital, teme que el viento vuele los cartones de su improvisada vivienda, bajo el puente de Juan Pablo II, y que la epidemia haga estragos. «Este es mi ‘chill-out’», ironiza con amargura.

Hasta agosto del año pasado cuenta que trabajaba como azafata de promociones en un negocio de audífonos, pero tuvo que irse al paro ya que la empresa le ofreció reducción de jornada, «y no iba a cobrar ni 200 euros».

«Todo vino de golpe», lamenta, porque a continuación se produjo el desahucio del piso de alquiler en el que vivía en San Andrés. «No hubo acuerdo en el juicio y me dieron un alojamiento con mi niña en una casa compartida del Ayuntamiento», explica. El Consistorio le otorgó una ayuda social por tres años para el alquiler, explica.

Finalmente, y como el panorama empeoraba, decidió dejar a su hija, con su expareja y seguir sola.

«Soy una mujer responsable y no quería que mi hija pasara por las circunstancias por las que estoy pasando. Además, mi hija ya tiene 12 años y se entera de todo», destaca.

Porque Verónica seguía sin encontrar una salida a su apurada situación, así que el siguiente paso fue buscar un sitio, en enero de este año, en el albergue municipal. Sin embargo, en estas instalaciones tuvo un problema que prefiere no detallar, pero que le obligó a dejar el establecimiento ese mismo mes. «Son circunstancias personales pero allí las cosas no están bien hechas», comenta.

Fue entonces cuando decidió acampar delante del Instituto Municipal de la Vivienda para que se visualizara su situación y así tratar de que el Ayuntamiento le proporcionara una vivienda. Pero la protesta sólo produjo la llegada de la Policía Local: «Me dijo que no volviera a acampar ahí y que si volvía a poner la tienda pasaría 72 horas en comisaría», critica.

A partir de la advertencia de la policía, el 20 de febrero buscó refugio en el puente de Juan Pablo II, donde guarda sus escasas pertenencias, «que saco de lo que van tirando de las casas y luego lo limpio todo, le echo lejía», detalla.

Verónica Gomis se considera «una mujer luchadora» pero pide ayuda con urgencia, ante la llegada de la epidemia de coronavirus. «Somos muchísimos y nadie se preocupa por los que estamos en la calle».

Ayer, una portavoz municipal indicó que, ahora mismo, el Ayuntamiento solo puede ofrecerle el albergue municipal.