Un poco de humor en tiempo de tempestad. De esta religión es devoto Antonio Roa, propietario del puesto Nicolás y Martín del mercado de Huelin, quien ha decidido poner distancias al Covid-19 con cinta de carrocero y muchas risas.

"Cuatro losas, un metro. Lo traigo estudiado de casa", explica Antonio mientras va colocando simétricamente trozos de cinta frente a los mostradores de sus vecinos en el mercado. Así, los clientes podrán acercarse a comprar mientras mantienen la distancia de seguridad entre ellos. Hay quien lo observa con extrañeza, sus compañeros no paran de reír.

Una simpática iniciativa que trata de aliviar las dificultades por las que están pasando los tenderos de este mercado en esta primera semana de cuarentena por el coronavirus. Aunque la psicosis ciudadana por hacer acopio de provisiones también les afectó el pasado fin de semana, desde el lunes las ventas se van reduciendo exponencialmente y muchos negocios han echado la persiana hasta nuevo aviso.

"El fin de semana pasado fue brutal, todo vendido, los precios super altos, todo carísimo. Ahora ya ha bajado algo, aprecios normales. Todo el mundo tiene de todo en su casa, no se vende ni la mitad€", rememora Francisco Herrera, del puesto de frutas y verduras Los Niños. A este trabajador le preocupa seriamente poder contagiarse, se siente muy desprotegido y teme llevar el virus a casa, donde vive con sus padres, de más de 60 años y uno de ellos, con diabetes. "No es por ti ya, es por tus padres, tu familia".

Pasada la avalancha del sábado, día en el que se decretó el confinamiento de la población, los tenderos aseguran que la gente no va al mercado, parece que prefieren las grandes superficies e incluso, en muchos casos, los ciudadanos desconocen que continúan abiertos al público.

"No es que haya poca clientela, es que no hay ninguna. ¡A la gente le ha dado por los Mercadona! Y a los que estamos en los mercados, ¿qué? Y sin ayuda ninguna del Ayuntamiento", reclama Carlos García, de Congelados Tomé, incapaz de ocultar su enfado. "Hay que incentivar los mercados, que la gente venga aquí, no solo a las grandes superficies".

Aunque el cierre temporal está sobre la mesa en muchos negocios, otros tienen que claro que no es una opción viable, sostienen que no cuentan con el "colchón económico" suficiente y hay demasiadas cosas por pagar.

"Nosotros venimos a trabajar porque hace falta. Tenemos que pagar seguros, impuestos€ si tuviera dinero, me quedaba en mi casa. Estamos expuestos, en primera línea". Esta empleada de la carnicería Cañete, madre de una hija asmática con 16 años, usa la misma mascarilla desechable desde hace una semana porque no encuentra donde comprar. "Yo no le doy un beso a mi hija desde hace una semana".

Desde la carnicería Andalucía, sostienen que sus productos son frescos, de buena calidad y reponen a diario sin problemas. "Va a haber pollo todos los días, carne no va a faltar. El fin de semana nos faltó por la avalancha, pero tranquilos, que comida hay, no hay que acaparar".

En cuanto a la droguería del mercado de Huelin, la carestía se nota en ciertos productos, por supuestos, los más buscados estos días: guantes, alcohol y papel higiénico. En el caso de los guantes, la caja de 100 unidades que solía vender a algo más de tres euros, ahora la tiene que vender a seis, porque sus propios proveedores han subido los precios.

En definitiva, el mercado de Huelin hace un llamamiento a la ciudadanía para que recuerden que están abiertos, que acuden a su puesto de trabajo como de costumbre y garantizan la calidad de siempre. Para estos puestos resulta crucial mantener la clientela, la única manera de seguir a flote mientras dure esta crisis sanitaria.