El audio dura un minuto y veintinueve segundos y su transcripción ha sido autorizada por la autora.

«El otro día sí que viví un momento que me agobió bastante. De hecho, incluso me tuve que quitar el EPI (equipo de protección individual) y salir un rato... porque... entró un paciente en ambulancia. Iba a pasar directamente a la zona de aislamiento, pero se puso supermalo y lo metieron en críticos. Entonces yo, que estaba en zona de aislamiento, no tendría que haber ido, pero como faltan los EPI y trabajamos sin medidas, pues claro, las compañeras que tenían que ir a críticos no podían ir, no tenían ropa de protección y fui yo. Bueno, el paciente se puso supermalo, asfixiándose, se paró, lo reanimamos, volvió a salir, se volvió a parar... Y se dijo que, bueno, que a pesar de ser joven tenía una calidad de vida bastante mala (patología previa). UCI dijo que no tenía respiradores disponibles y se decidió que no se iba a intubar. Pues agonizando lo pasaron a zona de aislamiento y fue superdurísimo porque ese pobre hombre se estaba muriendo. Abría los ojos, te miraba y lo único que pude hacer... pues eso... no sé si tú... ¿cuando eras pequeño tu madre no te cogía así la cabecita cuando estabas malo? Le puse la manita en la frente y con la otra mano le apreté la suya. Y se fue. Se fue conmigo.

Y es verdad que nosotros estamos acostumbrados a ver morir a la gente. Pero morirse solo, joe, morirse solo es muy duro, ¿sabes? La verdad es que ese día me agobié bastante».