España infravaloró el potencial destructivo del coronavirus, no sólo por su repercusión en la salud de los españoles tanto en número de muertes como en cuanto a las infecciones, sino también en su dimensión económica y empresarial. Cuando comenzaron a tomarse decisiones la ola se había convertido en un enorme tsunami que se ha llevado por delante todos los diques de contención. La incidencia ha sido mayor en otras comunidades como Madrid o Cataluña, pero en Andalucía este mal del coronavirus ha dejado innumerables pérdidas entre nuestros mayores, aunque la ciudadanía, salvo algún desalmado con conductas antisociales, se ha unido y en Málaga los aplausos desde los balcones a sanitarios y policías han sido habituales y hasta necesarios.

En la ciudad, las calles desiertas, los comercios cerrados y los restaurantes, completamente clausurados. Y un alcalde, Francisco de la Torre, impulsor de la estrategia de smart city, ha estado omnipresente con sus mensajes casi diarios a través de los medios de comunicación. La oposición, por su parte, ha mantenido un silencio respetuoso en cuanto al grueso de la gestión del Consistorio, aunque sí ha habido notas de prensa centradas en denunciar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en algunas sociedades concesionarias de servicios municipales.

Pese a que ni siquiera se puede salir a la calle por la crisis sanitaria, la actividad municipal está siendo frenética. En una entrevista que publicamos en la edición de hoy, el regidor malagueño reconoce, tras haber hablado con muchos empresarios, que están preocupados y asume que habrá que tomar muchas decisiones en el terreno económico, porque si algo va a suceder a partir del día cero tras el confinamiento es, sin duda, que caeremos en una recesión económica que algunos analistas comparan ya con las peores épocas que se recuerden en este terreno, por ejemplo los años posteriores a la II Guerra Mundial o a nuestra Guerra Civil, la época que siguió al crack del 29 o los más recientes periodos de depresión que sucedieron al crack de septiembre de 2008, una crisis que para muchos se quedó dentro y de la que, pese a todo, la gran masa de trabajadores no ha salido, ya que arrastran desde entonces, por ejemplo, recortes salariales que nunca han sido eliminados.

El regidor malagueño no quiere ni debe, por ahora, hacer un balance de la situación en la ciudad, pero sí es consciente de que el esfuerzo presupuestario municipal, cuyas cuentas de 2020 son hoy un cadáver económico, debe conjugarse con los impulsos de la Junta de Andalucía, el Gobierno y la Unión Europea. Un plan Marshall, en toda regla, como dice en la entrevista, es lo que va a necesitar la economía, una enorme batería de propuestas keynesianas que modernicen el plan que Roosevelt aplicó a Estados Unidos tras el crack del 29.

Si esta crisis va a suponer un cambio de alternancia en la primacía de las potencias mundiales (China por Estados Unidos), lo cierto es que las recetas económicas del déficit cero importadas desde Alemania y Bruselas durante principios de esta década han caído en desgracia y no se puede responder de la misma forma ante un desafío diferente.

Málaga ya se afana, por ejemplo, en un esbozar un plan de promoción turística para animar a los turistas de otros países a que sigan viniendo a la ciudad y De la Torre ya ha dicho que hará lo que haga falta por las empresas malagueñas, al menos en la parte que le toca, pero prefiere ahora no anunciar medida alguna, sino que de lo que se trata estos días es de ir reflexionando sobre los caminos políticos a tomar y aplicarlos a partir de ese día cero. Se harán modificaciones presupuestarias a las cuentas de 2020, tantas como hagan falta, y se disparará, seguro, el gasto de emergencia. Si la salida de esta crisis es en forma de 'V', estos estímulos servirán para reactivar la economía; y si es en forma de 'L', lo que en principio se descarta, se sufrirá menos en el tejido productivo malagueño.

Por parte de la oposición, también se están haciendo los deberes, con el fin de suplir lo que el equipo de gobierno pueda olvidar, esas zonas oscuras o puntos sin luz que tiene, aunque haya buena fe, cualquier programa de reactivación económica. Daniel Pérez, portavoz del grupo municipal socialista, explica: «Qué duda cabe que después de esta situación sanitaria, e incluso durante, habrá que adoptar medidas para ayudar a la población en su conjunto, sobre todo a aquellos que han visto muy mermados sus bolsillo, con especial relevancia autónomos, medianas empresas, bares, restaurantes, hoteles y tiendas. Para ellos tenemos que diseñar estrategias que mejoren y palien esta situación».

Y añade: «Ya he manifestado en varias ocasiones que estoy abierto a que se adopten expedientes de modificaciones de crédito para maniobrar en estas ayudas. Creo que la prioridad después de esta crisis sanitaria va a ser tomar medidas rápidas para bajar el impacto de desaceleración económica que podamos vivir. Si actuamos de manera prosocial, garantizando ayudas y sueldos, podremos aseverar que el tiempo de recuperación será más breve. El camino de la austeridad ya sabemos hacia dónde nos llevó, tenemos que trabajar en la reactivación».

Su compañera Alicia Murillo especifica aún más cuáles son las propuestas socialistas: «Estamos en contacto con sindicatos, trabajadores municipales, representantes de empresas y autónomos para diseñar un plan de contingencia. Desde la oposición no solo podemos marcar las prioridades, sino que debemos marcar el camino en unos momentos que van a ser duros». «Las ayudas que contemplamos, además de las que impulsen los gobiernos central y el autonómico, son de carácter municipal y redundan en la bonificación fiscal de los tributos municipales. En casos como el IBI, IAE, tasas de ocupación de vía pública, mercados, basura industrial, entre otros. Sin olvidarnos de las ayudas, como las del alquiler, que ahora van a ser más necesarias que nunca».

El concejal portavoz de Adelante Málaga, Eduardo Zorrilla, reclama, por su parte, al equipo de gobierno de PP y Cs que «ponga en marcha con carácter urgente medidas desde el ámbito de las competencias económicas y sociales del Ayuntamiento para reforzar desde lo local el escudo protector de medidas dictadas desde el Gobierno de España»

Zorrilla incide en que el modelo económico basado en la industria turística y los servicios «deja en una especial situación de indefensión a muchos trabajadores y autónomos malagueños que se han visto obligados al cierre de sus establecimientos y al cese de su actividad. El Gobierno ha puesto en marcha medidas de protección, pero consideramos que tendrían que ser complementadas con otras de ámbito municipal como la exenciones en el pago de impuestos y tasas municipales, como el IBI, para las personas y empresas que han perdido el empleo o han tenido que parar en seco su actividad económica».

Asimismo, solicita al alcalde «diligencia en la tarea de fiscalización de los contratos con las empresas prestadoras de servicios en instalaciones municipales que han sido cerradas, tales como museos, bibliotecas o complejos deportivos, para que no se produzcan despidos de los trabajadores. El ayuntamiento no puede permitir la destrucción de empleo en el sector público, como nos consta que está empezando a ocurrir, esta es una consecuencia del modelo de privatización de servicios esenciales, cuyas consecuencias negativas afloran en situaciones de emergencia como la actual» La portavoz adjunta, Paqui Macías, solicita que «aprovechando el marco aprobado por el Gobierno de España, que abre la posibilidad a los ayuntamientos de financiar, con una cantidad igual a la cuantía del superávit del ejercicio de 2019, las ayudas económicas y las prestaciones de servicios gestionadas por los servicios sociales de atención primaria y a la dependencia, se elabore un plan de atención social urgente para dar respuesta a las necesidades esenciales de las familias».