La receta para que un bar de copas en Málaga roce los 60 años de antigüedad consiste en que lo abra un canadiense de la Península del Labrador y continúe el negocio, durante 40 años, un matrimonio de Málaga.

Esa es al menos la fórmula que ha llevado a ‘El Trovador’, en la calle Duque de la Victoria, a convertirse en el bar de copas más antiguo de Málaga.

Fundado en 1962 por el canadiense Roger Frederick Wilson, en 1980 adquirieron el traspaso José Antonio Larrosa y su mujer, Maite Paisal, que tras trabajar 14 años en la barra con su marido pasó a llevar la administración de ‘El Trovador’.

Ahora, José Antonio se jubila este año y su intención es traspasarlo y empezar a disfrutar de una nueva etapa en la vida, «porque los autónomos no tenemos ni derecho a ponernos malos», explica por teléfono.

La cita con La Opinión iba a tener lugar la semana pasada en la barra de ‘El Trovador’, pero el coronavirus ha trastocado el encuentro. «Nos lo tomamos como un descanso psicológico porque el año pasado no tuvimos vacaciones», comenta Maite.

Hasta la llegada del canadiense, recuerda, el local de ‘El Trovador’ era una sastrería. Roger Frederick Wilson la transformó en un recoleto pub de aires anglosajones y para la llamativa decoración tanto exterior como interior aprovechó las maderas de un barco desguazado en los talleres Taillefer.

La pareja entró un buen día en el bar por casualidad y se quedó prendada de su encanto. Pasó el tiempo y lo cierto era que José Antonio Larrosa trabajaba en las oficinas de un hotel y no soportaba los madrugones. «Coincidió que el canadiense quería dejar el bar y nos quedamos con él», cuenta Maite Paisal.

En estos cuarenta años, a la decoración original se sumaron otros objetos aportados por los nuevos dueños, como un sombrero de verdiales realizado por Maite o una radio antigua. Además, recientemente incorporaron como decoración interior el primer letrero original del bar.

Y de música ambiente, la misma receta: «La selección musical va desde los años 60 y 70 hasta principios de los 90, aunque hay cosas más antiguas de jazz y también me da por poner música clásica», cuenta José Antonio, que tiene la lista de canciones en un ordenador. «Tengo un disco duro grande y voy sacando las canciones a medida que me las van pidiendo, pero siempre me piden la misma música», destaca.

La clienta más antigua

En todos estos años, por ‘El Trovador’ han pasado clientes de todo tipo, muchos políticos e incluso han coincidido varias generaciones como el abuelo y el nieto. Por cierto que, como recuerda Maite Paisal, la clienta más antigua del bar todavía vive y ya tiene 90 años.

Una de las anécdotas más curiosas de estos 58 años de historia, sin duda, el día en que José Antonio Larrosa, a finales de los 80, localizó en el bar un cilindro de cartón de bastante peso, que descubrió que guardaba un proyectil de mortero. La policía acordonó la zona y un artificiero entró a retirar el objeto. Al día siguiente, un joven acudió a comentar que se había dejado en el bar ‘un recuerdo’ de la mili. No fue a recogerlo a comisaría.

José Antonio confiesa que echará de menos su trabajo, «y de hecho, estos días que estoy fuera ya lo estoy echando», admite. Sin embargo, a partir de ahora podrá disfrutar de las fiestas de verdiales, una de sus grandes pasiones, sin tener que marcharse justo cuando empieza porque tiene que abrir el bar. El dueño de ‘El Trovador’ forma parte de la panda de verdiales ‘El Manantial’ y toca los platillos y el violín, mientras que Maite ha sido jurado de estilo Montes en la última fiesta mayor y da clase de baile de verdiales.

‘El Trovador’ se traspasa con el aliciente de una clientela fija y de varias generaciones. Al matrimonio le haría mucha ilusión que no perdiera su esencia y siguiera con su decoración característica, «y con algún lavado de cara, claro», apunta José Antonio.

La pareja desea que pase pronto la pandemia y que el bar de copas más antiguo de Málaga encuentre un nuevo propietario que se implique tanto como ellos. (Teléfono de contacto 677053122).