"Ellos ya estaban luchando contra un enemigo bastante fuerte y encima son más vulnerables, porque el Covid-19 les ataca más". Así resume Pedro González, gerente provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Málaga, la situación en la que se encuentran los pacientes oncológicos ante esta pandemia, a lo que se le suma cierto "olvido" por parte de la sociedad de esta enfermedad "porque la gente se centra en lo que estamos viviendo".

Debido a esto, las personas con cáncer están atravesando el confinamiento con especial preocupación por su salud, además de arrastrar cierta sensación de abandono, al restringir al máximo las salidas al exterior y estar privados de la compañía habitual de familiares y amigos. "Es fundamental que estemos allí con ellos, acompañándolos y tratando de que mantengan el ánimo y la lucha arriba".

La sede provincial de la AECC en Málaga cuenta estos días con una red de 150 voluntarios activos de Málaga, Marbella, Fuengirola, Benalmádena y Alhaurín de la Torre que acompañan a los usuarios mediante un teléfono gratuito (Infocáncer: 900 100 036), activo las 24 horas del día, los siete días de la semana, o bien a través de un chat a nivel nacional al que se puede acceder enviando un mail a charlamos@aecc.es. A lo largo del mes de marzo, con el inicio del Estado de Alarma, las llamadas a este servicio telefónico han aumentado un 30%, atendiendo un total de 210 llamadas en toda la provincia.

"A todas aquellas personas que pueden valerse por sí mismos o tienen un familiar que les atiende, entramos a las casas por medio de llamadas telefónicas y el chat, en el que tenemos nuestros horarios y se ve la disponibilidad cuando entramos nosotros", explica Paloma Gómez, voluntaria desde hace 25 años en la AECC en domicilios y hospitales. Ahora sigue ayudando desde casa, haciendo llamadas a diario y conversando con los usuarios. "El paciente que quiere pincha y se desahoga con nosotros".

Además de esa compañía telemática, en los casos más extremos se mantiene una ayuda presencial en los domicilios, dedicada principalmente a hacerles la compra y acudir a las farmacias a por la medicación para evitarles la exposición al virus.

"En domicilio hemos mantenido el servicio del voluntariado con aquellas personas que están muy solitas, porque son muy vulnerables, son pacientes de cáncer con las defensas muy bajas, por lo que no deben salir mucho", continúa Paloma, que sostiene que también ayudan en la comunicación con los hospitales."Seguimos manteniendo llevarlos a los hospitales, en coordinación con Cruz Roja, y hacerles las compras necesarias".

Asimismo, también continúan atendiendo in situ los tres médicos, la enfermera y el psicólogo de la Unidad de Cuidados Paliativos de Marbella para los casos más urgentes. "Las personas que están ya en cuidados paliativos, que están en el final de su vida, no pueden esperar a que esto pase. A ellos no se les puede atender por teléfono, hay que ir a su casa porque entre otras cosas hay que administrarles medicamentos para que no sufran", incide Pedro González. En la última semana, de los 142 pacientes que mantiene actualmente esta unidad específica, se han realizado hasta 17 visitas a domicilios, 3 consultas en sede y 95 atenciones telefónicas a pacientes y familiares.

Por otro lado, la entidad mantiene abiertos los 12 pisos ubicados en la capital malagueña para acoger a aquellas personas residentes en pueblos lejanos o de otras provincias que no pueden desplazarse para ponerse el tratamiento.

Miedo a acudir al hospital

La preocupación manifiesta de los usuarios de este servicio de atención telemática es el temor a acudir a los centros hospitalarios a continuar con su tratamiento debido a la presencia del coronavirus. En algunos casos, los propios hospitales les aplazan las sesiones aunque no todos cuentan con esa posibilidad, como es el caso de los pacientes con metástasis:

"Estas criaturas que tienen que ir al foco, que son los hospitales, a ponerse su tratamiento y no quieren ir€ Había una paciente metastásica que me decía 'llevo once años luchando con un cáncer de pulmón y sería horrible que me muriese por el coronavirus', una lucha tan tremenda", relata la voluntaria. "Nuestros voluntarios les han llevado mascarillas, les han informado sobre las medidas de higiene que tienen que mantener€ porque eso les da seguridad".

Para afianzar esa seguridad, los voluntarios redirigen a los usuarios a los psicólogos, que les dan herramientas para afrontar el miedo, para hacerles ver, según Paloma, que "ellos también pueden protegerse y defenderse en este medio hostil".

A esta atención psicológica se le suma una campaña de ánimo en redes sociales protagonizada por aquellos voluntarios testimoniales que han pasado la enfermedad y que insuflan fuerza y esperanza a quien sigue lidiando con ella, además de la puesta en marcha de talleres online de estética, manualidades, fisioterapia€ ya que aunque la gran mayoría de los usuarios rondan los 40 y 55 años y tienen cierto bagaje en la lucha contra el cáncer, otros son jóvenes, les preocupa el aspecto o simplemente acaban de ser diagnosticados y les inquieta el futuro.

"La imaginación nos despertado cómo llegar a los pacientes y estamos siendo de muchísima utilidad", ataja Paloma.