­Ese pulso permanente de los ayuntamientos, que prácticamente jamás se apaga, mantiene estos días a los alcaldes y alcaldesas recluidos en una vida municipal que, paradójicamente, apenas transcurre en la casa consistorial. Así viven el confinamiento los respectivos regidores de Alhaurín de la Torre y Vélez-Málaga, Joaquín Villanova (PP) y Antonio Moreno Ferrer (PSOE), y la alcaldesa de Alpandeire, María Dolores Bullón (Partido Independiente de Alpandeire-Panditos).

Joaquín Villanova (A. de la Torre)

«A nivel personal, ha tenido bastante repercusión en mi vida pero no porque haya caído enfermo algún familiar con el coronavirus. Mi boda estaba prevista para el 14 de marzo, el día de la declaración del estado de alarma, y la tarde antes tuve que llamar al restaurante para la suspensión del banquete para 330 personas. El palo y el problema económico que crea es enorme, pero no me quedaba más remedio por responsabilidad. No iba a celebrarlo el sábado y que como consecuencia del banquete pudiese producirse algún contagio. Un alcalde también tiene derecho a casarse, a ser feliz y a celebrar un día tan especial, pero tiene una responsabilidad pública mayor. Ese viernes en el pleno tuve que informar sobre lo que estaba haciendo para evitar contagios y lo primero que hice fue llamar a casi 70 invitados mayores de 60 años para pedirle que no fueran al banquete. Y, finalmente, decidí con mi pareja suspenderlo. Lo que no suspendí fue la boda, la hicimos íntima con 12 personas y terminamos en el patio de mi casa comiendo unas pizzas que le pedí a 'El pollo dorado' y brindando con champán, que sí era del bueno. Ya vendrán tiempos mejores, lo celebraremos en condiciones, bailaremos y nos reiremos. Además, desde el primer día he estado trabajando en el Ayuntamiento, con reuniones diarias de coordinación y seguimiento, y por las tardes he seguido trabajando desde casa. Allí hago el confinamiento personal encerrado con el ordenador o atendiendo unas llamadas. Y viendo algunas películas porque los telediarios se me hacen ya muy complicados con la misma historia de siempre. Cada vez que dicen 800 y pico muertos, me entra una tristeza tremenda. Lo peor de todos es no poderse despedir de un ser querido. Eso no se lo deseo a nadie. Tengo a 70 personas dedicadas a la desinfección de todos los rincones. Hemos dotado de mascarillas y otro material a las residencias. Y tenemos que agradecerle esta labor a los empresarios que han colaborado. La empresa de Mora Salazar aporta unas caretas protectoras para la Policía, Protección Civil y monitores de las residencias de mayores. Y Raquel Serrano, que inventó un material que se hace con 3D y ha sido muy premiada, también ha hecho mascarillas con sus impresoras. Y otras personas del pueblo también han contribuido».

Antonio Moreno (Vélez-Málaga)

«Este confinamiento obligatorio y necesario nos ha llevado a todos los españoles y españolas a cambiar nuestros hábitos de vida personal. Aunque se trabaje en condiciones que no son las más adecuadas, también hay que tener tiempo para la distracción. Yo me dedico en mi tiempo libre a la lectura, a los libros que no he tenido tiempo de leer en otro momento, más allá de todos los documentos, órdenes y decretos que nos envían y también atiendo. En momentos de crisis, lo público es lo más necesario. Es imprescindible que las administraciones públicas estén a la altura y tengamos la suficiente capacidad de reacción para poder atender a cada uno de nuestros vecinos y vecinas. Puesto que la vida municipal no debe paralizarse, tenemos unos servicios mínimos y yo los coordino. También estamos centrados en atender a los más necesitados y no descuidamos el pago a proveedores, pues son personas que en estos tiempos han visto que cerrando su persiana pueden pasar dificultades. Además, trabajamos en tomar medidas fiscales, sociales y económicas para el día después. Ahora, la primera preocupación es la salud. Es pasar este bache que tenemos con el Covid-19 y las cuestiones sanitarias. Me preocupa mucho la salud de mis vecinos y vecinas y que nadie se quede atrás el día después. Como ciudadanos, hemos tenido en nuestra ciudad un nivel de vida que debemos recuperar. Y respecto a quienes sienten que no pueden llegar a fin de mes, entre todos tendremos que poner de nuestra parte. El presupuesto que sale de los impuestos que pagamos todos tendremos que ponerlo al servicio de los que más ayudas necesitan. Comenzando por nuestros mayores para que no les falte calor humano ni nada de comida ni de limpieza».

María Dolores Bullón (Alpandeire)

«El día a día lo estoy viviendo como la mayoría de los españoles. Estoy preocupada y triste, nadie sabe cómo terminará esto. Intento ser positiva y transmitirle fuerza a los vecinos. Nos ha tocado esta pandemia y tenemos que luchar por nuestro pueblo. En Alpandeire, hay muchas personas ancianas. El miedo que tengo es que se contagie alguien. Ese virus corre tanto... Llevo todas las cosas del Ayuntamiento desde casa. Desde aquí organizo los trabajos del operario y las labores de desinfección. Ya han estado dos veces y las semana que viene vuelven otra vez. Desinfectamos el consultorio médico, la farmacia, la panadería, la tienda, todo lo que se puede desinfectar. Ahora, estoy leyendo un poquito más y, sobre todo, paso más tiempo con mi familia. En los ayuntamientos pequeños, los alcaldes estamos prácticamente las 24 horas del día disponibles y la falta se nota en la casa. Estoy muy poco con mi marido y mis hijos. Ahora trabajo desde casa pero estoy con ellos. Esa es la parte buena de esto, que estoy más con mi familia. Tengo la corazonada de que el pueblo está protegido por Fray Leopoldo. Lo siento protegido por él. Yo le rezo todos los días para que aquí no pase nada malo. Para mí, Fray Leopoldo es muy especial. Tengo mucha fe. La fe y la esperanza nunca deben perderse, en los momentos difíciles te ayudan a vivir. Todo va a salir bien. Además, ha hecho la Diputación un vídeo precioso sobre la provincia y el otro día, cuando nos lo puso el presidente Francisco Salado en el grupo de alcaldes, vi la vista aérea que sale de Alpandeire y me emocioné. Lloré al ver el ramalazo fugaz de la imagen que sale de nuestro pueblo».