En la segunda mitad del siglo XX la 'calle Larios, una moderna avenida de entrada y salida de Málaga, dedicada a Andalucía, con edificios contemporáneos, algunos de ellos de los primeros espadas de la arquitectura de entonces.

Aunque finalizada en la década de los 70 del siglo pasado, en realidad se venía barajando la conexión del Centro de Málaga con el Oeste desde tiempos de Isabel II, en concreto desde 1861, cuando el arquitecto José Moreno Monroy proyecta un ensanche que ya atraviesa parte de El Perchel. Y así, aunque diera la impresión de una 'operación urbanística relámpago', lo cierto es que ya en 1952 el Ayuntamiento expropiaba casas del barrio para la futura avenida, mientras que las casas empezaron a caer en la década siguiente.

La construcción en sí no comenzaría hasta el arranque de los 70 y esta vez, sin el desmadre urbanístico-judicial que propició el hacinamiento de La Malagueta, nuestra fallida réplica de Manhattan.

Tomaron nota los urbanistas de no meter la pata hasta el corvejón por segunda vez, y el resultado fueron bloques con mucho espacio alrededor, el suficiente como para contar con mucha zona verde y aceras capaces de competir (y vencer) a las de calle Larios, que por entonces eran las más rumbosas.

Y con la avenida llegaron sedes administrativas como la de Hacienda, la Caja de Ahorros de Málaga, luego Unicaja, o el 'Edificio Negro', transmutado en blanco y por ello, con el merecido apodo popular de 'El Michael Jackson'. Además, se preservó la mayor parte de los Jardines de la fábrica de La Aurora, que se dedicaron a Picasso.

Y junto a muchos de estos bloques, costeados por cooperativas de funcionarios, los de protección oficial con el característico 'techo oscuro' de la época.

Todas estas consideraciones pueden hacerse con asombrosa tranquilidad y hasta con silencio en el ambiente, porque la avenida de Andalucía presenta un aspecto de eterno 1 de enero a primeras horas de la mañana, sin juerguistas ni churros.

Reducido el tráfico a la mínima expresión, podemos contemplar con calma su diseño y propósito. Al tiempo, y como contábamos hace unos días de calle Alcazabilla, los pájaros de los Jardines de Picasso parecen exhibir una sonoridad inaudita que el paso de los coches acallaban.

Eso sí, más de uno seguro que estará echando de menos la dosis diaria de atasco, señal de bendita normalidad.

El peine

El Archivo Municipal ha tenido la bonita idea de solicitar a todos los malagueños fotografías del confinamiento, para recoger el ambiente en sus casas pero también de las calles vacías y así crear un gran fondo para que las generaciones futuras sepan lo que en 2020 valía un peine.