¿Cómo andan de materiales (respiradores) y elementos de protección de los profesionales?, ¿están bien provistos o tienen escasez? ¿llega el material del Gobierno y las comunidades?

En la actual pandemia causada por el coronavirus, dos de los elementos de más valor para el buen funcionamiento de los hospitales, son tanto las camas de las unidades de cuidados intensivos (UCI) como los equipos de protección personal. Las UCI pueden verse colapsadas por el incremento de pacientes graves con la infección y esas son las noticias que nos vienen de otras comunidades como Madrid. De momento, en nuestro hospital no hemos llegado a ese nivel de saturación, aunque sí ha sido necesario ocupar las camas de las unidades de reanimación de anestesia por pacientes no infectados por el virus, con el fin de disponer de más camas en la UCI. Respecto a los equipos de protección personal, creo que se está proporcionado a los profesionales el material adecuado, aunque en algunos momentos han existido carencias en la distribución de los mismos. Nuestra obligación es informar a los profesionales del buen uso de dichos equipos y optimizarlos al máximo, ya que la producción mundial es limitada y existe una gran competencia.

¿Qué es lo más difícil de gestionar y lo peor de estar trabajando en esta crisis sanitaria?

Esta pandemia ha conmocionado a la sociedad y está poniendo al límite a los servicios sanitarios. Son diversos los factores difíciles de gestionar, como la vigilancia epidemiológica, la organización y logística de los hospitales, implementación de equipos multidisciplinares de facultativos formados en tiempo record, las múltiples preguntas que precisan respuestas, que no tenemos porque no hay experiencia, el aislamiento de los pacientes con el efecto estresante que provoca, la comunicación a la población... Pero, sin duda, lo peor para gestionar es la sensación de miedo e incertidumbre que tiene la población ante las noticias que le llegan y por otro lado el elevado número de fallecimientos, para lo cual nuestra sociedad no estaba preparada.

La tasa de contagios de profesionales respecto a otros países es altísima ¿Por qué?

Según el Ministerio de Sanidad, nuestro país presenta una cifra de profesionales sanitarios contagiados superior a países con el mismo nivel de infección como Italia y China. Esta alta tasa se podría explicar por la escasez de equipos de protección. Sin embargo, es frecuente que los sanitarios afectados no sean los que habitualmente atienden a los pacientes con la infección, por lo que otras vías de contagio deberían ser investigadas además de la atención directa a estos pacientes. La afectación de los profesionales es un tema muy preocupante por la pérdida de efectivos que conlleva, sobre todo cuando repercute al personal que se enfrenta con el virus a diario.

¿Mantienen los mismos protocolos de actuación en estos días o se van cambiando dependiendo de la incidencia del virus?

Se comienza aplicando los protocolos definidos por la OMS o por las diferentes autoridades sanitarias de cada país. Posteriormente, dado el carácter dinámico de infección, deben ser modificados de forma periódica y frecuente. Dichos protocolos deben siempre adaptarse a las características del medio donde se aplican y pueden variar de unos hospitales a otros.

¿Se está forzando la liberación de camas para tener más capacidad en UCI y hospitales?

La liberación de camas, concretamente en mi hospital, ha sido una de las medidas más eficaces puesta en marcha en esta pandemia, se ha realizado antes de que los pacientes infectados acudan a los hospitales y ha conseguido que no se produzca el colapso de los mismos. En el Regional de Málaga desde el principio de la crisis, se ha suspendido toda la cirugía programada y se han trasladado a otros centros gran parte de los pacientes que no presentan la infección. Esto ha originado que todas las camas de los pabellones A y B puedan ser ocupadas por pacientes afectados en caso de necesidad.

¿Qué tratamiento farmacológico reciben la mayoría de enfermos por coronavirus?

De momento no existe un tratamiento específico, eficaz y seguro. No obstante, se están realizando múltiples ensayos clínicos en todo el mundo que tratan de encontrarlo en el menor tiempo posible. Mientras se acaban de desarrollar estos nuevos fármacos, estamos empleando diversos tipos de terapia con carácter más o menos empírico, los cuales han demostrado alguna efectividad en las comunicaciones que han realizado la comunidad científica china. La gran mayoría de estos medicamentos son conocidos por los médicos dedicados a enfermedades infecciosas, por su uso en otras patologías de carácter infeccioso; destacando «Kaletra» (en la infección VIH), hidroxicloroquina y cloroquina (en la malaria y en algunas enfermedades autoinmunes) y corticoides e inhibidores de la interleukina 6 (IL6), estos dos últimos en concreto, empleados en la fase de neumonía grave de la enfermedad. Respecto a los ensayos clínicos, nuestro hospital está participando en uno con un nuevo antiviral (remdesivir) y está pendiente de iniciar otro con un inhibidor de IL6 (sarilumab) y probablemente otro con suero de donante de pacientes convalecientes de la infección

¿Cree que la gestión estrictamente hospitalaria de la pandemia está siendo la acertada?

La gestión hospitalaria de la actual pandemia está siendo acertada y eficaz, aunque en determinadas ocasiones, la situación puede llegar al límite dado el elevado número de pacientes que pueden requerir atención en nuestros hospitales y en las UCI. Todos los profesionales hospitalarios presentan un gran espíritu de colaboración, que va desde los médicos (contando con los MIR), la enfermería, celadores y limpiadoras, sin olvidar los cargos directivos e intermedios. Todo el mundo está trabajando de forma encomiable para intentar salir de esta situación cuanto antes.

¿Cómo es la relación con las familias de los enfermos? Se está hablando mucho de la comunicación nula o inexistente.

La comunicación con los familiares es similar a la que existe en condiciones de normalidad, con una diferencia, en estos días la información se realiza por teléfono y no de manera presencial como se realiza de forma habitual. Las visitas a los pacientes están prohibidas, lo que origina cierto grado de soledad, siendo los profesionales sanitarios los que intentamos cubrir dicha carencia dentro de nuestras posibilidades. Además, la solidaridad de nuestra sociedad no tiene límites y en los últimos días ha sido donada una instalación de wifi para mejorar la comunicación de los pacientes con sus familiares.

¿Qué porcentaje de pacientes menores de 40 años atienden?

El riesgo de enfermedad grave debido al coronavirus es mucho más alto para personas mayores de 65 años y sobre todo si tienen afecciones médicas subyacentes. No es frecuente que las personas jóvenes presenten formas graves de la enfermedad y concretamente el número de pacientes que vemos con menos de 40 años es del 10 % sobre el global aproximadamente.

¿Cómo afronta el profesional ver tantos pacientes que fallecen?

Aunque los profesionales sanitarios, principalmente los que trabajan en hospitales, están acostumbrados al estrés, la angustia ante la enfermedad y la muerte, esta pandemia que vivimos supera lo habitual y está siendo mucho más compleja de manejar. Las cifras de mortalidad abruman a cualquiera y hacen que un sistema sanitario robusto como el nuestro, este viviendo una sensación de vulnerabilidad.

¿Hay apoyo psicológico para ellos si lo requieren?, ¿habrá estrés postraumático?

Los profesionales nos estamos viendo afectados por el elevado número de fallecimientos, la gran cantidad de enfermos, una relación médico-paciente absolutamente distinta donde no hay apenas contacto físico, comunicación de noticias desagradables por teléfono, la angustia de volver a casa y contagiar a los familiares, etc. Recibimos visitas periódicas de los psiquiatras y psicólogos de nuestro hospital que nos ofrecen su ayuda en caso de necesidad, así como a los pacientes. Este apoyo busca mantener a los profesionales fuertes emocionalmente, superando los miedos del día a día e intenta prevenir que la calma tensa actual no sea el detonante de los posibles episodios de estrés postraumático que pueden venir en un futuro.