Cuando apenas queda una semana para que se cumpla un mes desde que se decretase el estado de alarma motivado por la expansión del coronavirus en España, el panorama que se aprecia desde nuestras ventanas y nuestros teléfonos móviles es el de calles y carreteras desiertas o casi desiertas; hospitales al borde de su capacidad, lleno de profesionales sanitarios dando lo mejor de sí para combatir al Covid-19; y rutinas en forma de aplausos, sesiones deportivas online o vídeollamadas a nuestros familiares o amigos de la otra punta del país o del otro lado de la calle.

Y en este dibujo insólito, que cada día hacen más abstracto las cifras de contagios y fallecimientos por el virus, podemos vislumbrar algún que otro trazo de claridad, de esperanza. Es el que cada día realizan desinteresadamente personas que están aportando su grano de arena para ayudar durante este periodo de crisis que durará, como muy muy poco, hasta el 26 de abril. Más allá de las donaciones y acciones solidarias de artistas y deportistas, se encuentran ellos, los anónimos, que se ofrecen al vecino de su bloque para hacerle la compra, sacar al perro o acercarse a la farmacia a por sus medicinas. Y es pensando en ellos que surgió la iniciativa Ayuda Málaga, una página web con presencia en Facebook, Twitter, Instagram y LinkedIn, que se encarga de recibir peticiones u ofertas de ayuda de toda clase y pone en contacto a quien las ofrece con quien pueda necesitarlas.

Ayuda Málaga nacía de una conversación entre dos amigos: el emprendedor madrileño afincado en Málaga Tito Belascoain (impulsor también del reto Correr Conciencia) y Jesús Marinetto, el último fin de semana de marzo. La idea surgía la noche del viernes y, apenas 48 horas después, el proyecto ya estaba operativo y moviéndose en internet.

En los primeros días llegaban peticiones de pañales y comida; de material de protección para ir al hospital; alojamiento; ayuda alimentaria en la zona de la Virreina, Cristo de la Epidemia o Huelin...y, del mismo modo, personas que se ofrecían para hacer la compra en El Palo, para hacer compañía por vía telefónica, dar clases particulares... incluso reparar vehículos destinados a emergencias en un taller mecánico. Pero, ¿cómo se verifica la autenticidad de estos servicios? Un grupo de seis personas se encarga de llamar por teléfono a todos los interesados. "Con los que ofrecen es más fácil. En una llamada de un minuto confirmamos que todos los datos sean correctos y que el tipo de anuncio y la zona son correctos y luego con las peticiones sí que tardamos mucho más, por que sí que les preguntamos de dónde viene su situación, si es algo que viene de antes de que comenzase lo del coronavirus o de después, la zona, si reciben ayuda de otras asociaciones. Es decir, nos centramos mucho en las preguntas para conocer bien la situación real", nos cuenta el propio Belascoain. De hecho, a raíz de conocer muchos de los casos de personas que demandaban servicios muy básicos, los impulsores de Ayuda Málaga decidieron ampliar la duración de este particular proyecto solidario, en un principio pensado para lo que durase el confinamiento, sin fecha definitiva de finalización.

A diferencia del Covid-19, Ayuda Málaga ha llegado para quedarse.