El presidente de la Diputación Provincial de Málaga, Francisco Salado (PP), trabaja durante estas jornadas para la aplicación y la coordinación de medidas que ayuden a todos los municipios de la provincia a afrontar con solvencia la vigente pandemia del coronavirus. Lejos de pensar que la vida de los pueblos pequeños estará más herida aún tras la crisis sanitaria, Salado es optimista respecto a la lucha emprendida contra la despoblación y confía en que las consecuencias no se sufran en exceso. Los problemas a los que se enfrenta el sector turístico es otro de los principales frentes que tiene abiertos. Además, su condición de alcalde de Rincón de la Victoria propicia que viva esta situación de obligado confinamiento con el doble de trabajo y de preocupación.

Ha transcurrido casi un mes desde la declaración del estado de alarma, ¿cómo ha reaccionado la Diputación a todos los obstáculos que ha planteado la pandemia del Covid-19?

Creo que hemos sido pioneros a la hora de tomar decisiones para afrontar la pandemia en todos los ámbitos de nuestras competencias. En primer lugar, en la organización del teletrabajo para que los servicios básicos no se pararan y reforzando los sistemas informáticos para que fuera posible. Tras ese primer paso, seguimos una estrategia clara de atención a las personas más vulnerables. Pusimos en marcha el teléfono de atención al mayor; contactamos con las empresas que se encargan de la ayuda a domicilio para ordenar el trabajo y evitar riesgos o contagios;y reforzamos todos los servicios de atención a las ayudas básicas en los municipios de menos de 20.000 habitantes -como es en tema de alimentos o pago de luz y agua- para que llegaran con la máxima celeridad. Y también nos centramos en la limpieza y desinfección en los pueblos y en los lugares más sensibles, como las residencias de mayores, y lo coordinamos con los ayuntamientos, el Consorcio de Bomberos y movimientos solidarios como los que han surgido con los agricultores o la UME. Creo que los primeros ámbitos que debíamos atacar, la Diputación los ha atacado. Además, les hemos dado liquidez inmediata a los alcaldes para afrontar los muchísimos gastos que se les vienen ahora mismo encima. Se les ingresaron 15 millones de fondos incondicionados y luego otros 10 millones que tenían pendientes del Patronato de Recaudación por la liquidación definitiva del 2019. Hemos sido pioneros también en herramientas de cursos online o de actividades culturales, a través de La Térmica y el Centro Cultural María Victoria Atencia, para dotar de contenido el tiempo libre en los hogares de la provincia. En definitiva, creo que todo ha ido bien dentro de las dificultades que hemos tenido.

¿Cuál es la principal carencia que ha detectado estos días?

El único hándicap ha sido la escasez de material sanitario. Nos ha afectado a todas las administraciones por la falta de previsión del Gobierno central, que centralizó esas compras. El responsable último y el responsable primero es el Gobierno. Acaparó todo el mercado para luego repartir el material y con el tiempo se ha demostrado que, por las circunstancias que fueran, fracasó. Eso les hizo perder un tiempo precioso a las comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos para posicionarnos en la compra de ese material. Es un mercado muy complejo y competitivo en el que se depende mucho del exterior. Es muy importante para evitar el contagio que los profesionales del sector sanitario estén bien protegidos y hemos sufrido esas consecuencias. Vamos recuperándonos poco a poco, pero las primeras semanas eso ha fallado.

Esta crisis le ha propinado un golpe a la sociedad que obligará a cambiar la gestión del Gobierno de la provincia ¿Cuáles serán, a partir de ahora, las prioridades del ente supramunicipal que preside?

Evidentemente, se ha producido un antes y un después en todos los ámbitos: en la gestión de las administraciones públicas y de las empresas, en la forma en las que las familias afronten las situaciones que se presenten... Todo será completamente distinto después del Covid-19. Las familias que hayan perdido empleos tendrán que afrontar la recuperación de los mismos y la cobertura de las necesidades esenciales. Las administraciones tendrán que reorientar sus presupuestos a las nuevas necesidades que puedan surgir para ayudar a salir adelante a las familias y a las pequeñas y medianas empresas. Tendremos que adaptar el presupuesto de 2020 a todo ello, y lo que no sea esencial dentro de ese presupuesto lo eliminaremos para reorientarlo a esas nuevas necesidades. Habrá una inyección importante para el Área de Bienestar Social. Cada vez se acercan más familias a solicitar ayudas básicas. Y tendremos que reorientar casi todos los programas a las ayudas a empresas y autónomos de casi todos los sectores: el turismo, la agricultura, el sector servicios, que es importantísimo para nosotros... Tendremos que complementar a través de las diputaciones las ayudas de otras administraciones -el Estado y las comunidades autónomas- para que podamos salir cuanto antes de esta crisis económica y social que vamos a tener. Esas van a ser nuestras prioridades.

¿En detrimento de qué actividades y sectores se hará esa reestructuración de las partidas presupuestarias?

Habrá que dejar a un lado otras cosas que siempre se tenían en todas las administraciones públicas como ciertos eventos culturales, deportivos y de ocio que, aunque son importantes porque también dinamizan la economía, no son prioritarios en este momento. Ahora tenemos que priorizarlo todo de modo que podamos salvar a las familias y a las empresas para que generen rápidamente empleo y economía. Con eso se genera todo. Si ese círculo se retroalimenta, llega todo lo demás. Nosotros tendremos más ingresos y las instituciones públicas podrán volver a los espacios que se quedarán vacíos porque se trata de actividades que ahora mismo no son prioritarias.

¿En qué grandes líneas trabaja Turismo Costa del Sol para atenuar el daño que va a sufrir el sector turístico?

La comisión permanente de Turismo Costa del Sol, en la que están el sector privado y nuestros técnicos de la Diputación, se reúne un par de veces todas las semanas para ir marcando estrategias y conociendo las necesidades que se tienen. Ellos son quienes saben qué está pasando con sus empresas, cuántas van a poder arrancar cuando se levante el confinamiento, cuáles no y a qué quieren que se destinen las ayudas de las administraciones públicas para que sean lo más eficientes posible. Se ha creado un equipo para hacer un plan estratégico de fortalecimiento de nuestra marca y nuestra imagen, que es ‘Costa del Sol’. Para ir todos bajo el mismo paraguas porque nuestra marca es muy fuerte, está muy consolidada, es conocida a nivel internacional y eso hay que aprovecharlo. Se van a crear estrategias a cortísimo plazo, a medio plazo y a largo plazo. Y el corto plazo pasa por atraer al mercado que tendremos a primera mano para que venga a la Costa del Sol y poder revitalizar nuestra economía, que es el mercado nacional.

¿Cómo se intentará atraer, entonces, a ese turista español?

Habrá una campaña orientada a ese mercado para que, cuando pueda salir de casa, se quede en casa. Se quede en casa desde el punto de vista de las vacaciones y decida quedarse en su tierra para dinamizar ese tejido turístico, que es fundamental. A medio plazo, saldremos a los mercados más cercanos. Todavía por las restricciones de movilidad y lo que le costará arrancar a las compañías aéreas, iremos solo al mercado luso y al francés. Y, posteriormente, el mercado internacional. Al británico y al alemán, que son los que siempre han estado más presentes en la Costa del Sol.

¿Cómo se van a llevar a cabo estas campañas de promoción y de captación del turismo: como siempre o hasta en eso habrá que empezar de cero?

Hay que cambiar también los hábitos que antes teníamos para atraer a los turistas. Esta pandemia ha cambiado la visión que se tenía del mundo. Además de los servicios de toda la vida, tendremos que introducir otros elementos nuevos como la seguridad sanitaria o la seguridad alimentaria. La seguridad siempre estará en esos mensajes junto a la protección del medio ambiente. Hay cada vez una mayor concienciación. Hay que proteger el entorno, las playas y los parques naturales. El entorno donde se va a mover el turista tiene que ser cada vez más acogedor y respetuoso. En esa dirección tienen que ir nuestros mensajes. Y, a su vez, habrá que adaptar nuestra oferta y nuestra imagen al mundo digital. Ya lo hemos hecho desde Turismo Costa del Sol, pero habrá que potenciarlo todavía más. El hecho de estar confinados ha hecho que la gente haya empezado con el teletrabajo y a comunicarse por las nuevas tecnologías con sus familias y eso va a dejar una huella importante. Tenemos que interactuar mucho con nuestra oferta turística en el mundo digital. Aunque el verano está muy complicado, espero que el turismo nacional venga a la Costa del Sol por la calidad y el producto que tenemos. Y, a partir de ahí, iremos recuperando a los turistas.

¿Hasta qué punto puede afectar la situación actual a la lucha contra la despoblación que desarrolla la institución provincial, como gran frente abierto, en esta legislatura?

Esto va a afectar a todo. El interior siempre ha sido una zona muy sensible. Pero, por ejemplo, en la última crisis se vio cómo las personas retornaban desde las ciudades a sus pueblos. Por el auge de la construcción y el sector servicios, la gente del campo se había marchado a la ciudad. Pero en momentos de crisis, vuelves a tus raíces. Vuelve a su casa. Si tienes tierras, vuelves a la agricultura. Se vuelve a los orígenes y se revitalizan los municipios. Pero eso no se sabe si va a ocurrir. En esta crisis, el sector agrícola y alimentario es el que nos está salvando y se está potenciando. Y se está viendo la importancia de tener a ese sector muy mimado, protegido y potente. Si al campo se le da la importancia que tiene por parte del sector privado y se orientan a él las políticas de las administraciones públicas, puede que el mundo rural salga fortalecido y se vea lo importante que realmente es para nuestra sociedad y la provincia de Málaga. Espero que esta crisis fortalezca la lucha contra la despoblación y le dé la importancia que merecen a nuestros pueblos. Además, espero que el interior también siga beneficiándose de las ventajas de la intercomunicación y del aprovechamiento de las nuevas tecnologías del que se está haciendo uso por parte de las familias, e incluso de las personas mayores, durante el confinamiento. Era algo en lo que veníamos trabajando y ahora, con esta crisis, se ha visto reforzado.

Esta misma semana, el secretario general de los socialistas malagueños, José Luis Ruiz Espejo, le ha pedido a la Diputación que haga sus deberes para que los municipios pequeños no sean los más perjudicados por la crisis, ¿qué le parece esta reclamación?

Creo que el confinamiento que está teniendo José Luis Ruiz Espejo lo ha desconectado de la realidad. Le impide ver todo lo que está haciendo la Diputación de Málaga. Como he dicho antes, si una institución ha estado pendiente de los pueblos pequeños esa ha sido la nuestra que, rápidamente, se puso a disposición de los municipios inyectándoles 25 millones de euros. Y se puso a disposición de estas localidades para la limpieza, la desinfección y coordinar todas las tareas y servicios que les puede afectar a ellos directamente. Le recuerdo al señor Ruiz Espejo que lo único en lo que hemos podido fallar desde la Diputación -en el suministro de material sanitario, mascarillas y todo lo demás- ha sido culpa de su Gobierno. Del Gobierno del PSOE y de Podemos. No puede responsabilizar a la Diputación de algo que no depende de la propia institución. Esa pregunta debería hacérsela al Gobierno de la nación. Ruiz Espejo debería haberse dedicado a pedirle a su Gobierno que flexibilice el techo de gasto y la rigidez presupuestaria, tal y como está permitiendo la Unión Europea. Y haberle exigido que autorizara el uso del remanente positivo de tesorería que, en el caso de nuestra Diputación asciende a 30 millones de euros. Hay diputaciones y ayuntamientos que hemos venido haciendo una buena gestión y contamos con un superávit. Deberíamos disponer del remanente al 100%.