Sabíamos de esa calidad de vida que se disfruta en la Málaga vaciada, del ejercicio moderado que se practica en ella y de la dieta mediterránea que se conserva en muchos de sus feudos montañosos y en muchos casos aislados. Lo que nadie podía imaginar es que llegaría, en pleno debate sobre la despoblación, una pandemia como la gripe de hace un siglo para decirnos cómo de saludables son algunos de estos reductos.

Porque en comarcas de interior como la de la Axarquía o la Serranía de Ronda, que suman la mitad de los municipios malagueños, se acaba de superar la docena de fallecidos con coronavirus. Pero no es sólo destacable que apenas alcancen entre ambos territorios el 8% de las víctimas mortales, sino que también son en dichas zonas significativamente superiores los porcentajes de personas curadas respecto a los casos detectados.

Es decir, no es sólo cuestión de que vivan menos personas. Además, son localidades en numerosos casos muy envejecidas. ¿Por qué la enfermedad del Covid-19 ataca entonces mucho menos? El argumento más repetido por alcaldes y representantes supramunicipales es el del confinamiento absoluto. Con datos estadísticos, los mayores de los pueblos de menor población se encuentran menos expuestos. Y no tienen que salir durante estas semanas, gracias a las «redes solidarias de atención puerta a puerta» establecidas por voluntarios y representantes políticos, como destacan muchos de los interlocutores consultados.

La atención personalizada que se practica en las pequeñas localidades en la mayoría de los casos está reñida con los grandes presupuestos de otras urbes. Justo para paliar tal situación, porque la mayoría de las mascarillas han tenido que hacerse por los propios vecinos en estas semanas, la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local ha dado luz verde hace pocos días a casi 500.000 euros dirigidos como ayudas directas a casi 40 municipios y localidades autónomas de menos de 1.500 habitantes.

Estas subvenciones se suman a las aportadas a finales de marzo por la Diputación de Málaga, con ese mismo objetivo de paliar tantas deficiencias que genera la actual situación de crisis. Los munícipes aplauden estas medidas y, con todas las cautelas necesarias, entienden que sea «mérito de todos», que en zonas de la comarca de Antequera se curen hasta más de tres de cada diez afectados con el coronavirus, que la media en la comarca de Ronda sea del 25% o que en la Axarquía ese porcentaje se sitúe, con apenas seis personas fallecidas, en el 23%. Son datos relativos para desvincularlos de las cifras totales que no atienden esas diferencias demográficas de unos a otros territorios. Con una media provincial del 17% en cuanto a las personas curadas respecto al total de positivos, hasta la fecha cerca de 2.150 personas (con 170 víctimas mortales durante estas trágicas cuatro semanas).

La Axarquía

Las pequeñas localidades cercanas a las sierras de Tejeda y Almijara, así como otros núcleos próximos al Valle Tropical, tienen indicadores muy positivos en cuanto al cumplimiento de la medida del confinamiento y en la baja incidencia del coronavirus en poblaciones tremendamente envejecidas. En municipios como Almáchar, el Ayuntamiento destaca que hasta una treintena de mayores y de familias con necesidades especiales reciben de lunes a viernes el menú diario sin salir de casa y por apenas 15 euros semanales.

Un grupo de jóvenes se coordina junto al monitor deportivo local Alejandro Gutiérrez incluso a la hora de que los mayores dispongan de compras o medicinas sin salir de sus domicilios. Mientras tanto, otros voluntarios preparan gorros, mascarillas y demás material de protección. Estos materiales incluso se proporcionan entre pueblos vecinos, como ocurre en Árchez, uno de los municipios de menos habitantes de la provincia. La vecina Cómpeta que fue pionera en establecer una red de reparto de mascarillas artesanales y de atención domiciliaria le ha hecho entrega de 100 mascarillas, como complemento al material comprado por el Consistorio.

Asimismo, como en Canillas de Albaida, los bomberos han accedido a facilitar las tareas de limpieza a los servicios municipales, con la importancia de que la desinfección sea plena en las calles de estos pequeños pueblos con la lógica falta de recursos e infraestructuras públicas. Otras redes de cooperación vecinal han permitido en Benamargosa llegar a la cifra de 5.000 mascarillas artesanales, que se han entregado a Guardia Civil, Policía Nacional y centros sanitarios o farmacias.

Y en esta última línea se enmarca también la labor realizada en la vecina Benamocarra. En este caso la Concejalía de la Tercera Edad es la que coordina la atención domiciliaria para compras o algunas otras necesidades específicas, tales como el ejercicio físico que se imparte como en Torrox mediante la elaboración de vídeos o emisiones por internet en directo.

«Somos zona cero y, si seguimos cumpliendo, seguiremos sin tener fallecimientos», indica uno de los alcaldes axárquicos que entiende la medida de no facilitar la lista de víctimas mortales por localidades para evitar estigmatizar a cualquier zona más afectada.

Si Árchez no llega a los 400 habitantes, Cútar ronda los 600. En la localidad de la familia materna del fundador de Cs, Albert Rivera, dos mujeres han fabricado mascarillas para todos los vecinos, incluidos los que viven en los diseminados más perdidos. El gobierno local y dos operarios públicos han sido los encargados de repartirlas de buzón en buzón, con instrucciones sobre su uso. Y, como curiosidad, la mayoría de las familias figuran en un grupo de WhatsApp donde solicitar ayuda cuando un mayor o discapacitado tiene que hacer la compra.

Serranía de Ronda

En Benaoján la ayuda colectiva va incluso más allá del municipio. Si colectivos vecinales y entidades se encargan de extender la solidaridad incluso fuera de las fronteras locales, al llevar la compra a aquellas familias que no pueden en estas circunstancias desplazarse a Ronda, otros ayuntamientos han devuelto ese altruismo con ayudas adicionales. Es el caso de Cártama, que días atrás regaló 50 máscaras 3D para su distribución local.

En Genalguacil también es imprescindible la ayuda domiciliaria a las personas de mayor riesgo de contagio. Algunas familias residentes en zonas de montaña se han dirigido al Ayuntamiento incluso para que se les facilite comida, suministros para sus animales o incluso el correo. El voluntariado ha evitado que tengan que desplazarse familiares de otros municipios para estas tareas y así se ha garantizado el aislamiento pleno de la población local.

Otros de los muchos ejemplos de voluntariado en plena Serranía de Ronda se dan también en localidades como Arriate, con la elaboración de mascarillas o la contribución vecinal a la limpieza de calles y plazas, Montecorto, Montejaque, Jimera de Líbar, Benalauría, Benarrabá, Pujerra, Alpandeire o Cartajima.

Sierra de las Nieves

Otras localidades como Yunquera, El Burgo, Tolox o Guaro, como en la comarca de la Axarquía figuran Salares, Sedella o Canillas de Aceituno, tienen una orografía similar a la de muchos pueblos de la Serranía de Ronda, lo que contribuye a optimizar el aislamiento y propician una mayor conexión vecinal. En Tolox, un funcionario público encargado de las instalaciones deportivas, Antonio Zayas, hace el reparto diario a los mayores. Voluntarios de Protección Civil hacen la misma función en El Burgo, como ocurre en Villanueva del Trabuco, en el límite con la axárquica Alfarnate. En Yunquera hallamos hasta voluntariado para pequeñas reparaciones, como las de fontanería.

Guaro por su parte tiene movilizados a grupos de jóvenes que se encargan de repartir alimentos o medicinas entre mayores y discapacitados. Y, adentrándonos en el Valle del Guadalhorce, en Villafranco encontramos a agentes forestales «haciendo esos repartos».