El 22 de mayo de 1964, una orden firmada por el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, y publicada en el BOE otorgaba la primera edición del Premio Nacional de Turismo para Municipios al Ayuntamiento de Málaga. El galardón estaba dotado con 100.000 pesetas, que se debían destinar al embellecimiento de la capital.

El premio simbolizaba, de paso, la transformación por el Turismo de una ciudad que tenía en el barrio de Torremolinos la capital turística de España.

Para la convocatoria, el Consistorio, a cuyo frente estaba el alcalde Francisco García Grana, envió al Ministerio de Información y Turismo una gruesa memoria de más de tres kilos y medio de peso, con los proyectos realizados y decenas de fotografías que dejaban constancia de las actividades llevadas a cabo «en orden al fomento del Turismo en la Costa del Sol».

Las fotos y datos de esta memoria repasaban desde finales de 1958 a 1964, los cambios de Málaga, que estrenaba nueva urbanización de la calle Larios y la plaza de la Constitución así como de la plaza de la Marina, con una espectacular fuente de colores que en su inauguración, enero de 1964, convocó a miles de personas.

La ciudad también estrenó nuevos semáforos para el tráfico, así como rótulos para sus monumentos, y en esos años se dotó de iluminación nocturna a muchos barrios y calles de Málaga que hasta entonces carecían de ella.

También estrenaron jardines El Ejido y la Victoria, con la remodelación del Jardín de los Monos, y la ciudad pronto le cambió el nombre a una escalera semicircular que conectaba con el puente de la Aurora y que, tras ser ocupada de forma masiva durante la Semana Santa, recibió el nombre de la Tribuna de los Pobres.

El Ayuntamiento también se volcó con la gallina de los huevos de oro, el barrio de Torremolinos, en pleno boom del Turismo y, por ende, de la construcción. De ahí que, en esos años, aumentara la dotación de policia, estrenara nuevas calles y plazas y se mejoraran las playas, al tiempo que se trataban de arreglar las comunicaciones telefónicas.

En 1964, Málaga capital constató de forma definitiva que podía encarar mejor el futuro si mejoraba como ciudad, para así poder vivir del Turismo.

56 años más tarde, el enfoque apenas ha cambiado.