Uno de los diálogos más famosos de Platón tiene un innegable aroma 'cofrade', entre comillas, porque Sócrates y los suyos acaban de ver en el Pireo dos procesiones, la de los pireos y la de los tracios, cuando en el camino de vuelta a casa se encuentran con un grupo de amigos, se lían a hablar, les dan las tantas, y así surge una de las obras más famosas en la Historia de la Humanidad: 'La república'.

Como saben mejor que uno, Sócrates trataba de encontrar la verdad formulando preguntas a todo lo que se movía, a veces con la irritación de sus amigos, cansados de un método filosófico tan quisquilloso.... pero eficaz.

Aquí en Málaga, desde 2004 siguen el tenaz camino socrático los ejemplares vecinos de la barriada de Virgen de Belén, en la Carretera de Cádiz, pues no dejan de visitar archivos, despachos y negociados en busca de la verdad, en su caso, a quién pertenece un terrenito, aparentemente sin dueño, que les trae por la calle de la Amargura, pese a que se encuentra en el número 10 de la calle Chico del Matadero, frente a las antiguas cocheras de Portillo.

Desde que hace unos años este periódico supo de su quijotesco empeño, acompaña a los vecinos en este prolongado desfile por catastros, alcaldías y bancos.

Encabezados por la expresidenta vecinal Virginia Rodríguez, no entienden que en el año 2020, cuando todas las instituciones presumen de su poderío tecnológico y su adaptación al mundo 2.0 y siguientes, no conste en ningún cajón, armarito ni ordenador de última generación el propietario de esta parcela.

El terreno, 1.076 metros cuadrados al pie de un bloque de Virgen de Belén, está vallado y eso impide pintar y arreglar el edificio.

En el futuro plan especial del entorno estará calificado como zona verde y lo único que han podido averiguar los vecinos es que pertenece a la constructora que en los años 70 levantó el barrio.

El problema es que la constructora, que formaba parte de la antigua Caja de Ahorros Provincial de Málaga, dejó de existir, pero también esta caja de ahorros, dependiente de la Diputación y que en los 90 fue una de las que se fusionó para crear Unicaja.

Ni en el Ayuntamiento, ni en Unicaja, ni en la Diputación tienen datos que demuestren que la parcela pertenece hoy a una de estas entidades. Fue propiedad de una constructora desaparecida hace muchos años y no es plan de que el alcalde, el presidente de Unicaja o el de la Diputación tomen posesión de los terrenos plantando una bandera.

Los vecinos, eso sí, quieren una salida legal razonable para esta aparente tierra de nadie. Desde el lejano Código de Hammurabi el ordenamiento jurídico ha avanzado lo suficiente como para no quedarse bloqueado ante una situación tan vieja como no localizar al dueño de un solar.

Llevan 16 años buscándolo. ¿No es hora de darles una solución jurídica? Hasta Sócrates se lo preguntaría.