El inicio de la sexta semana de cuarentena en Málaga comenzó mostrando signos de desaceleración en la incidencia en la provincia. En el caso de los hospitalizados, el último parte de la Consejería de Salud y Familia muestra un aumento de una veintena de nuevos pacientes contagiados que han precisado ingreso, de los cuales solo uno ha sido trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). En el caso de las áreas de críticos, el coronavirus parece empezar a dar cierta tregua.

A principios de abril, la cifra de ingresos en las unidades de críticos llegó a superar los 70 infectados tras varias jornadas negras en las que Málaga registró un repunte superior al centenar de nuevos contagios de Covid-19.Hasta el momento, 1.376 personas han precisado ser hospitalizadas y 57 permanecen ingresadas en la UCI.

Por ello, los hospitales se vieron obligados a reestructurarse y establecer planes de contingencia para hacer frente al aumento de las hospitalizaciones, entre ellas, el traslado de todos los partos del Regional y el Cínico al Hospital Materno Infantil, la apertura de la planta de hospitalización del Hospital Valle del Guadalhorce con 51 camas disponibles para el traslado de pacientes no afectados por la Covid-19 o la transformación de los cinco paritorios del Virgen de la Victoria en Unidades de Cuidados Intensivos. Todos estas medidas se pusieron en marcha con el objetivo de descongestionar los centros y ampliar las áreas de aislamiento y cuidado de malagueños afectados por el coronavirus.

"Las primeras semanas de Covid fueron muy problemáticas en nuestro hospital y en todos, porque pese a que realmente había un plan de contingencia que tenía previsto los peores escenarios y que se fueron cumpliendo por etapas, siempre había que improvisar", rememora Manolo Herrera, jefe de sección de la UCI del Hospital Regional de Málaga. "Sobre todo que el número de casos, la velocidad con la que empezaron a aparecer, en cierto modo superó las expectativas, no las nuestras sino las de todos los hospitales del país".

Sin embargo, adentrados en la segunda quincena de abril, la presión asistencial empieza a aflojar, especialmente en las UCI donde se recupera ya cierta normalidad en la rutina diaria:

"La situación ha cambiado mucho a las semanas previas. Ya sí que estamos notando un descenso importante en el número de pacientes, eso ha supuesto un gran alivio para la unidad que está retomando ya su actividad habitual, obviamente todavía con muchas dificultades, pero ya estamos empezando a tener una rutina más próxima a la nuestra de siempre".

Según el doctor Herrera, en las semanas anteriores, la UCI del Regional estuvo dedicada a los pacientes con Covid-19, aunque ahora ya empiezan a atender al resto de pacientes que requieren de unos cuidados críticos debido a otras patologías.

No obstante, aunque ya se atisba cierta normalidad en el trajín propio de una Unidad de Cuidados Intensivos, el doctor reconoce que aún se encuentran en una situación muy "lejana" a lo es una asistencia ordinaria de pacientes críticos. "Para nosotros ha sido un gran alivio, sobre todo para el personal, esto puede suponer una etapa mejor y más esperanzadora, porque vemos que parece que se está acabado el problema", confiesa Herrera.Extubación igual a éxito

En la piel del paciente, el doctor Manolo Herrera define una Unidad de Cuidados Intensivos como un "ambiente hostil" incluso aunque el personal sanitario se esfuerza por evitarlo.

Los ingresados se despiertan desorientados y muy inquietos después de haber estado sometidos a procedimientos invasivos y molestos, por lo que el despertar en la UCI es siempre complejo, un proceso que se agrava con el coronavirus.

"El problema del Covid es que son pacientes que están mucho tiempo en una situación de sueño para que podamos darle los tratamientos necesarios, sobre todo el manejo del respirador, que es muy agresivo y requiere que al paciente lo tengamos muy dormido durante muchos días", detalla el jefe de sección de la UCI del Regional. "Despiertan en una situación más frágil que los pacientes convencionales. sobre todo porque a nivel muscular se encuentran muy débiles, muy impedidos físicamente, su caso es mucho más complicado. Son procesos lentos que requieren esfuerzo, paciencia y muy buen hacer de los enfermeros".

Con todo, en estas unidades cada extubación se celebra como un "éxito", según Herrera, y suponen una victoria para el paciente y el personal que se afana en cuidarle: "Cada enfermo que se extuba es vivido como un éxito, es una satisfacción enorme".