Los 15 años los cumplió el pasado 25 de marzo en plena cuarentena. «Me despertaron cantando cumpleaños feliz y me pusieron el desayuno en la cama y todo», recuerda Pablo Medina.

Este churrianero adolescente, que vive con sus padres y su hermana de 6 años en la calle Alfonso de la Torre Marín, en la zona de Heliomar, también ha hecho que sus vecinos, hace unos días, entonaran el Cumpleaños feliz, de balcón a balcón, mientras lo interpretaba con su trompeta, para felicitar a una vecina que cumplía 50 años.

Lo hizo, como muchas veces a la semana, a las 8 de la tarde, cuando sale al balcón de su casa y anima el confinamiento con las canciones que interpreta.

«Sale cuando le apetece, nadie le ha dicho que salga y toque nada. Todo el mundo está supercontento de escucharle porque estamos en una situación un poco difícil, sobre todo para los niños», explica Sonia, su madre.

«Suelo tocar el himno de España y un popurrí de todo. El otro día toqué Piratas del Caribe, El caballo camina palante y I want to break free», detalla el joven trompetista.

¿Qué le mueve?, lo tiene muy claro: «Salgo para rendir homenaje a todas las personas que están dando sus vidas para terminar con el coronavirus y también para entretener y animar a los vecinos».

Pablo, que está en el IES Jacaranda, explica que comenzó a estudiar solfeo a los 8 años y que cuando le llegó el turno de elegir instrumento, escogió la trompeta porque así lo hicieron unos buenos amigos.

En todos estos años se ha formado en la Asociación Musical de Churriana, donde participa en la banda de música, pero también forma parte de la conocida charanga 'Los Mihitas', que anima al Unicaja en el Martín Carpena.

Con este bagaje, Pablo Medina, que también ha puesto música a la Semana Santa de varios puntos de la provincia, comenta que su sueño es convertirse en músico profesional para ser algún día profesor de Música.

Como explica, sale al balcón a tocar dos o tres días a la semana, «porque también me tengo que repasar el siguiente repertorio». «Lo bueno se hace esperar», bromea.

Pablo está muy contento con la reacción de los vecinos y de que su actuación suponga un poco de alegría para todos. Ahora bien, quien más le aplaude, dice, es su hermana pequeña: «Es mi fan número uno».

El joven de Churriana es el primero que reconoce que estos días de confinamiento, «no se me van a olvidar». De hecho, ya se imagina, cuando termine su formación musical y se convierta en profesor de Música, explicando a sus alumnos cómo vivió estas insólitas semanas de cuarentena. Y de trompeta.