"Esto parece una carrera urbana", cuenta un joven. Son las 7.45 de la mañana y la playa de Pedregalejo amanece con un bullicio ilusionado, de mañana de San Juan, aunque sin restos de hogueras ni bultos durmientes en la arena tras una noche de juerga.

Con disciplina espartana, digna de la dinastía absolutista norcoreana, un número apreciable de malagueños se ha puesto la ropa de deporte para correr lo que haga falta a esas horas tan intempestivas para este puente de mayo.

Carlos, arquitecto, hace estiramientos junto a un murete de piedra. Él, que ha corrido la maratón de Nueva York, este sábado se conforma con ver de cerca la Farola, aunque sea al trote.

También hay parejas que se limitan a pasear, pero la plana mayor es la de los corredores (perdón, 'runners') y también hay una buena tropa de ciclistas.

Pese al bullicio, también se respira, aunque sea con mascarillas, responsabilidad y la sensación es que se guardan las distancias todo lo que permite el término municipal de Málaga, que en su parte Este se estrecha y sólo deja dos grandes avenidas para pasear en línea recta.

Por eso del deporte y como no es plan de empezar entrenando por la arena, las playas están desiertas, también los Baños del Carmen, si acaso con una pareja que otea el horizonte desde el roquedal.En la playa del Balneario, dos jóvenes se saludan con dos besos. Que no cunda el ejemplo, desgraciadamente.

Está cerca el corte de tráfico del Morlaco, donde la polícia local ha montado las vallas y conos para impedir el paso de coches por el paseo marítimo. Parece una versión moderna, sin cobro aunque sí con multa si se infringen las normas, de los antiguos fielatos.

"Control, control", dice una señora. Aparenta superar los 70 y está acompañada por un hombre bastantes décadas más joven. ¿Madre e hijo que pasean antes de tiempo? Los expertos deberán examinar la casuística ante casos como este u otros mixtos, como el del dueño que corre con su perro.

A las 10, el panorama cambia, aunque de forma gradual. Las bicis se van aparcando y salen algunos taca-tacas, parejas cogidas de la mano que peinan canas y señoras mayores que se agarran a la juventud de su acompañante.

Este sábado se respiraba, al menos por el entorno de la playa de Pedregalejo y el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso, ganas de hacer bien las cosas. Que siga la racha.