¿En qué términos valora la Junta de Andalucía la incidencia del Covid-19 en la provincia?

El impacto de la epidemia de coronavirus en Málaga ha sido, sin lugar a dudas, menor que si no se hubieran tomando las medidas pertinentes con la anticipación que se ha hecho. En Málaga y Andalucía se estaba trabajando en ello desde finales o mediados del mes de enero con unos planes de contingencia que, a la vista está, han funcionado. Con una o dos semanas de previsión nos hemos ido anticipando a los posibles números de afectados que íbamos a ir teniendo. Hace ya dos semanas que tenemos un plan para 15.000 afectados en la comunidad y todavía no han llegado a 14.000.

¿Cómo ha encajado el Gobierno andaluz la desescalada planteada por el Ejecutivo nacional del PSOE y Podemos?

Con bastante confusión, como la inmensa mayoría de los ciudadanos. Nos están llegando representantes y portavoces de diferentes colectivos haciéndonos consultas y trasladándonos la incertidumbre que estas medidas han generado en determinados sectores. Si bien se han dado los plazos y las fechas, no se ha detallado cómo se va afrontar la desescalada o la incorporación de esos sectores a la actividad nuevamente. Entendemos que el plan de desescalada ha sido confuso. Es verdad que, a medida que pasan los días, se va aportando más información como ha sucedido con otras medidas. Pero, aún así, está siendo insuficiente. Insisto, el plan no solo no detalla cómo debe ser afrontado por los sectores económicos, tampoco lo deja claro para las familias y los propios ciudadanos. Además, desde el Gobierno andaluz, el presidente Juanma Moreno lleva ya unas semanas proponiéndole una serie de medidas para esa desescalada al Gobierno de la nación y no ha recibido respuesta.

El plan no ha sido visto con buenos ojos por los profesionales de la hostelería y el turismo en general...

Este plan no responde a la diversidad y la inmensa casuística que hay dentro del sector que tira de nuestra economía a nivel provincial, andaluz y nacional, que es el turismo. Esto debe ir resolviéndose. Necesitamos muchos más detalles, sobre todo en algunos sectores económicos y productivos respecto a la incorporación a la actividad. Por ejemplo, el sector turístico, verdadero motor económico de Andalucía y de España, está pidiendo a gritos que se expliquen más las medidas a tomar para la apertura de establecimientos, negocios y empresas. Está todo muy en el aire y no se va a la casuística concreta en las fases anunciadas por el Gobierno. Por ejemplo, en materia de hostelería, pues no se puede tratar igual a un restaurante con terraza que al que no la tiene o que a un chiringuito. El caso de los chiringuitos, de hecho, ha sido el gran ausente de las medidas y todo lo anunciado hasta ahora por el Gobierno de España, cuando para nosotros es fundamental en esta provincia y en nuestra comunidad que se cuente también con los chiringuitos y se sepa qué medidas tienen que tomar para que puedan abrir sus puertas. No hay turismo en Málaga sin chiringuitos prácticamente, son algo inherente a nuestro modelo productivo turístico y cultural y hay que tenerlos muy en cuenta.

Bajo un clima de crispación política, lo mismo se culpa al Gobierno central de la escasez de material sanitario que se le reprocha a la Junta de Andalucía el uso de mascarillas en mal estado, ¿saldrían los ciudadanos ganando si se reconocieran más los errores y se abandonase la confrontación?

No reconozco ningún caso en ese clima de crispación política. El Gobierno de la Junta de Andalucía está intentando desde el minuto uno, tras declararse el estado de alarma, actuar con total lealtad y con calma. Incluso, con la autocrítica que el momento que vivimos demanda. Aunque hay que recordar que estamos bajo un mando único asumido por el Gobierno de la nación, nuestro consejero de Salud en varias comparecencias ha sido el primero en asumir el error y pedir disculpas si se había equivocado en alguna medida. Eso no lo hemos visto por parte del Gobierno de la nación.

¿Qué ha pasado, entonces, con el material sanitario?

Al principio de esta crisis, el mando único del Gobierno tuvo un desliz cuando quiso confiscar todo el material sanitario del país. Si no lo hubiera hecho, no hubiésemos tenido tanto déficit de material como tuvimos al principio. Es cierto que, luego, se ha permitido que las comunidades autónomas se autoabastecieran y a partir de ahí empezamos a recuperarnos. A día de hoy, prácticamente se está absorbiendo toda la demanda de material que hay. También está cubierto el personal sanitario de los hospitales y centros de salud a través de la plataforma logística del SAS. Y se está cubriendo, puntualmente todas las semanas, a las residencias de mayores desde la Delegación de Salud y a la ayuda a domicilio desde esta Delegación del Gobierno. Solo entre las residencias y la ayuda a domicilio, llevamos repartidas 300.000 mascarillas. Conforme hay más material, vamos ampliando el abanico de colectivos al que abastecemos. Vamos a suministrarles a los ayuntamientos material para las recogidas de residuos sólidos urbanos. En cuanto a los test, pasa exactamente igual. Comenzamos con una falta importante que se ha ido subsanando. Y ahora no solo al personal sanitario se les está haciendo la prueba, al de los centros sociosanitarios también. En la primera tanda de test, en la provincia se beneficiaron 15.600 entre sanitarios y personas mayores que residen en estos centros. Y ahora estamos en la segunda vuelta, pues hay que ir renovándolo para controlar al máximo los nuevos positivos. Estamos respondiendo bien. Ya no estamos en condiciones de decir que el déficit de material sea aquel problema que nos encontramos al principio todas las comunidades y, en general, todos los países.

¿A qué atribuye el malestar de algunos alcaldes de esta provincia que critican a la Junta por no facilitarle los datos locales sobre el coronavirus?

Recibimos unas recomendaciones por parte del Gobierno de la nación. Cuando empezó la demanda de información por parte de ayuntamientos concretos, lo trasladamos al Ministerio de Sanidad. Todo lo hacemos previa autorización del mando único. Se nos dijo que no era recomendable dar los datos municipalizados para que no quedaran estigmatizados algunos vecinos o los propios municipios por tener un mayor índice de afectados por el coronavirus. Tenemos la respuesta del Ministerio por escrito. Dejamos el envío de datos en 'stand by' hasta que todo estuviera más controlado. Como la curva ha empezado a descender y cada vez hay menos casos positivos y más altas, hemos entendido que este era el momento de atender a la demanda de los ayuntamientos.

Dirigentes del PSOE malagueño están lanzando el mensaje de que la prioridad de Pablo Casado es derribar al Gobierno, ¿qué opinión le merece este comentario?

La prioridad de Pablo Casado, como la de cualquier responsable político en estos días, es la que debe ser: velar por el bienestar de los españoles y preservar la salud por encima de todo. Eso sí, sin descuidar el aspecto económico, que es muy importante. Hay que ir anticipándose también en eso. Pablo Casado está trasladando propuestas al Gobierno tanto en lo sociosanitario como en lo económico. Está actuando con responsabilidad. Pero entiendo que esto no le guste al Gobierno porque, cuando se intenta ir por delante de lo que está haciendo el propio Gobierno, puede escocer. Es de mucha irresponsabilidad decir que la prioridad del presidente del PP es derrocar al Gobierno. Se está haciendo justo lo contrario. La prioridad es hacer propuestas para mejorar la respuesta a la pandemia y aminorar el impacto que va a tener en la economía. Que lo va a tener, aunque quizás en el Gobierno todavía no se han dado cuenta.

Tras intervenir las cuentas andaluzas, el Gobierno de España va a recurrir un reciente decreto de la Junta que cambiaba 21 leyes, ¿cree que este tira y afloja también se ve reflejado en la gestión que sendas administraciones hacen de la crisis?

No ha habido ninguna medida del Gobierno de la nación más contraproducente, para lo que nos vamos a encontrar después de la epidemia, que ese recurso contra el decreto de simplificación de trámites burocráticos de la Junta de Andalucía. Si algo van a necesitar las empresas, los autónomos y, en general, cualquier sector productivo de Andalucía y otras comunidades autónomas, tras esta crisis sanitaria, es precisamente tener las mayores facilidades para poder recuperar su actividad económica y generar empleo. Que sepa el Gobierno que esto no es que crispe o deteriore las relaciones con la Junta de Andalucía. Ese recurso es una medida que va contra los empresarios, contra la economía y contra el empleo de esta comunidad autónoma. Y me atrevería a decir que de todas. Si alguna otra comunidad, después de anunciar este decreto el presidente de la Junta de Andalucía, tuvo la tentación de copiarlo este Gobierno de la nación ha dado al traste con ello. Ha tumbado esas intenciones, que eran más que oportunas en el momento en el que nos encontrábamos cuando empezamos a trabajarlo, aunque no nos podíamos imaginar lo que iba a pasar después. Este decreto es necesario y es oportuno tanto en Andalucía -aquí quizás mucho más- como en muchas otras comunidades. Si el Gobierno cree que con ese recurso va contra la Junta de Andalucía, está muy equivocado. Lo que está haciendo es ir contra la actividad económica y la generación de empleo.

¿Qué le parece que el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no haya dado ejemplo y haya salido a hacer deporte?

Eso no está todavía confirmado que yo sepa. Con Mariano Rajoy siempre he tenido muy buena relación y me parece que es uno de los grandes referentes políticos de este país. Que lo haga él, o cualquier otro, me parece mal. Los que somos -o hemos sido- responsables políticos somos un referente para la ciudadanía y tenemos la obligación de dar ejemplo. Si es cierto -yo no lo sé, no tengo la confirmación de que lo sea- habrá tenido escarmiento y hará lo que las medidas de seguridad y de protección dictan.

¿Le extraña que en los balcones haya, unas veces, aplausos de apoyo y, otras ocasiones, caceroladas de protesta?

No me extraña. Lo veo lógico. Creo que en la sociedad ahora mismo hay una combinación de agradecimiento infinito a los profesionales que están trabajando contra la epidemia y de malestar e inconformismo respecto al Gobierno. Hay un sentimiento necesario de dar las gracias que se hace público y manifiesto cada tarde a las ocho. Y, a su vez, hay un malestar. Lo entiendo y comparto que haya cierto inconformismo entre quienes ven que, en algunos casos, no se están tomando medidas para que esto dure lo menos posible y salgamos lo más fortalecidos posible. Creo también que la ciudadanía en su conjunto está dando un ejemplo de disciplina y paciencia. Está crisis está sacando lo mejor de nosotros mismos. De los profesionales y de los ciudadanos de a pie.

Durante estas jornadas de confinamiento, ¿qué ha sentido cuando ha tenido que desplazarse a su trabajo en la Delegación de la Junta de Andalucía y ha visto la cercana calle Larios completamente desierta?

He sentido tristeza. Pero lo cierto es que han sido sentimientos momentáneos. A mí no me han abandonado en ningún momento la esperanza y las ganas de recuperar toda la actividad y la vida que tienen nuestra ciudad, nuestra provincia y nuestra comunidad autónoma. Y eso es lo que me ha llevado a estar trabajando con más ganas, si cabe, en la Delegación.

¿Le gusta la expresión 'nueva normalidad', tan usada por Pedro Sánchez, para identificar la vuelta a la rutina tras la pandemia del coronavirus?

Quizás no es la más afortunada de las expresiones. Pero es cierto que tendremos que adoptar nuevos hábitos cuando todos podamos salir y todos volvamos un poco a nuestras vidas. Nos tendremos que acostumbrar a otros tipos de hábitos y de rutinas y eso es innegable.