Sergio Cuberos es presidente de Supermercados Maskom, la cadena malagueña que fundó oficialmente hace treinta años pero cuyo primer germen de actividad se remonta a 1978. También ocupa el cargo de secretario general de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA), que aglutina a más de 4.000 supermercados de diferentes cadenas y a 45.500 trabajadores. Desde el pasado noviembre es, además, presidente de la Cámara de Comercio de Málaga. Su habitual ritmo frenético de trabajo se ha intensificado aún más durante este último mes y medio de estado de alarma, debido al enorme protagonismo del sector de los supermercados en esta pandemia. Por si fuera poco, Cuberos también ha tenido que lidiar con el coronavirus, una enfermedad, según sus propias palabras, «muy puñetera» de la que, afortunadamente, ya está recuperado.

¿Está satisfecho de la respuesta que ha dado el sector de los supermercados?

Ha sido fantástica, maravillosa, tanto de las empresas como del personal y de los propios clientes, que han sabido comprender la compleja situación que vivimos. Nuestro personal ha hecho un esfuerzo increíble para que todas las tiendas hayan estado abastecidas. Y el cliente está sabiendo soportar las medidas a las que obliga esta pandemia, como el hecho de tener que guardar cola en la puerta por la limitación de aforo. Los días previos y posteriores a la declaración del estado de alarma fueron muy intensos, con una gran incremento de ventas. Luego, con el paso de las semanas, la situación se ha ido normalizando.

Los hábitos del consumidor están cambiando con esta crisis.

Nos estamos adaptando a acudir menos veces al supermercado y a hacer compras más grandes. Se ha acabado, de momento, lo de ir al súper todos los días, que para muchas personas era un hábito social. Ahora mismo, ir a comprar es acto de necesidad: vas, compras y vuelves rápido a casa. El cliente está sabiendo agradecer el servicio que le da el supermercado: tiene un lugar cerca de casa donde poder comprar de todo.

Según CAEA, también está variando la composición de la cesta de la compra, con una preocupación mayor por el gasto.

Por un lado, detectamos que, tras y medio de confinamiento, ya no hay compras de acaparamiento. Se vuelve a comprar lo que se necesita para el entorno de una semana. El cliente está acudiendo a por los productos más básicos, mientras que baja la adquisición de productos más especializados, por ejemplo la gama bio o la gourmet. Te puedes dar algún capricho pero con compras más asequibles: cerveza, vino, snacks, etc. Lo que más se está comprando es la alimentación básica: pastas, carnes, frutas, verduras,...

¿Las medidas de seguridad en los supermercados, ¿han venido para quedarse?

Entiendo que durante al menos un año muchas de ellas tendrán que tener continuidad aunque también es lógico que, con el paso de los meses, y si la situación va remiendo, algunas se puedan ir relajando. Todo depende también de si se consigue una vacuna.

Han instaurado también horarios especiales, con jornadas donde se esta cerrando antes (en torno a las siete de la tarde).

Eso es posible que pueda ir cambiando antes, a medida de que de vaya acabando el confinamiento, aprovechando ahora que viene el verano y hay más luz. Pero todo debe plantearse con mucha preocupación.

Han tenido que realizar inversiones de seguridad importantes y contratar a personal extra ¿Qué tal están sus plantillas?

Se ha invertido mucho en equipos de protección individual (EPIs) y en medidas protectoras como las mamparas de separación. El personal cumple también unas estrictas medidas de prevención y la mayoría ha cambiado hábitos. Antes muchos venían con la ropa del trabajo desde casa, ahora se cambian aquí, y hacen separación de prendas antes de volver a sus domicilios. El sector, en este sentido, ha reaccionado muy bien y prácticamente no ha habido casos de positivos. Lo que sí hemos hecho es dar incentivos al personal, porque han pasado unas semanas de mucha presión: trabajando de forma excelente y soportando la lógica preocupación de que podían llevarse el coronavirus a casa. Precisamente por eso hemos aumentado también plantilla. De esta forma, hemos podido dejar en casa de baja a personas de especial riesgo (por patologías previas o temas de azúcar).

Preside también la Cámara de Comercio de Málaga, ¿cómo analiza el plan de desescalada y la situación de las empresas?

Tenemos que evitar que esta crisis sanitaria acabe como una crisis estructural para la economía. Los empresarios y autónomos pedimos que se retrase el pago de impuestos. Sabemos que el Estado necesita dinero, pero si no se da esa posibilidad nos vamos a cargar a las empresas. Otro tema que habría que solucionar es el de los alquileres, sobre todo para los negocios de hostelería. Es cierto que el arrendador tiene derecho a percibir su renta, pero es que a muchos negocios se les ha obligado a cerrar durante el estado de alarma y eso les ha condenado a tener cero ingresos. Lo que digo es que, en una crisis como ésta los problemas hay que repartirlos entre todos y se puede estudiar alguna medida en relación a los alquileres en el caso de que los arrendadores tengan altos patrimonios. Otro tema es el las líneas ICO de crédito a las empresas. No estén llegando ni en la cantidad no con la rapidez suficientes.

Segmentos como la hostelería y el turismo están criticando las condiciones de desescalada planteadas por el Gobierno.

La economía se ha parado y, en el caso de nuestra provincia, lo ha hecho también el turismo, que es fundamental. La actividad no va a volver de forma inmediata. Habrá que esperar también a que se abran las fronteras y el espacio Schengen. También digo que, con las fases de desescalada que ha propuesto el Gobierno, ¿para qué vas a abrir un hotel? No se pueden usar las zonas comunes, no se puede viajar de una provincia a otra, no puedes disponer de más de un 30% de las terrazas en los negocios de hostelería... Mientras no se vea una posibilidad de negocios y de ingresos clara no creo que el turismo pueda reabrir y, por desgracia, creo que vamos tener un verano de 2020 muy tranquilo en cuanto a visitas. En 2021 creo que ya nos iremos recuperando.

¿Teme que se puedan quedar empresas por el camino?

Bastantes. Si no se aplican las medidas adecuadas, el paro pueden subir mucho. El Gobierno debe de tomar decisiones para que este tránsito sea mucho más llevadero. Va a haber poca actividad, porque tampoco va a haber mucho dinero para gastar por parte de los consumidores. Lo del turismo va a ser un palo para Málaga y puede que no nos recuperemos del todo en sólo un año. Los empresarios, pese a todo, estamos animados y con ganas de no parar y de hacer cosa. El sector privado malagueño es muy dinámico pero ahora mismo necesita ayuda.