Ayer, al hilo de la crónica sobre los cíclicos insultos contra mujeres con cargo público por tener acento andaluz, hablamos de los misterios griegos del santuario de Eleusis, tan vinculados a los ritos para propiciar la fecundidad de la tierra.

De esos tiempos arcanos, de las tradiciones de los pueblos prerromanos que a su vez entroncan con la Prehistoria nos han llegado rituales paganos vinculados con el renacimiento primaveral de los campos, sabiamente incorporados por el Cristianismo como las cruces de mayo, que en el origen eran árboles floridos.

Y en mayo los churrianeros y campanilleros celebran el día de San Isidro Labrador. En su estupendo libro 'La rebeldía festiva. Historias de fiestas ibéricas', el profesor de la UMA Demetrio Brisset nos recuerda que los cultivos tenían sus dioses tutelares, y que el culto a San Isidro, patrono de Madrid, se extendió por el imperio español cuando la villa se convirtió en capital de España, de ahí que tantos pueblos y ciudades de nuestro país tengan al santo madrileño como patrono.

El precioso concurso de las cruces de mayo en La Trinidad y El Perchel y la procesiones de San Isidro en Campanillas y La TrinidadEl PerchelCampanillasChurriana por las razones que conocemos. La paradoja es que tantas semanas de reclusión y tantos trabajos de desinfección por parte de trabajadores municipales han dejado las zonas verdes, las 'islas' de las playas, los solares y parques de Málaga en un estado inaudito de 'rebrote' primaveral, por no decir forzosamente despeluchados.

Pese a que estas dos fiestas no se puedan celebrar, la Naturaleza ha festejado por su cuenta el final del invierno y la plenitud de su poderío. En la foto de hoy tenemos un ejemplo, un solar vallado en la urbanización Miraflores del Palo, con unas hierbas que parecen querer salir de su cerca y tomar el camino del Monte San Antón, cuya festividad en enero, por cierto, es heredera de una fiesta romana en la que se preservaba de enfermedades a los animales, tan útiles en el campo.

El estado salvaje del solar, a causa de estas semanas de cuarentena, obliga a pensar en un verano complicado, especialmente para los vecinos que vivan junto a parcelas en flor que con el paso de las semanas se 'convertirán' en hierbas secas, cardos e insectos, por no hablar de mamíferos del subsuelo.

Ciertamente, la Gerencia de Urbanismo tendrá mucho trabajo para reclamar a los propietarios la 'siega' de las parcelas y en otros casos, el final del periodo de barbecho y la obligatoriedad de construir en ellos. Reto complicado en estos tiempos en los que la economía anda en la cuerda floja.

El presente y el pasado se unen en los solares en flor que estos días empiezan a pulular por Málaga. La Naturaleza siempre termina por vencernos.