La crisis global que ha desatado la enfermedad del Covid-19 ha generado una auténtica catástrofe de dimensiones nunca vividas dentro de la provincia de Málaga. Así subrayan portavoces de varias organizaciones asistenciales cómo han tenido que triplicar esfuerzos hasta conseguir dar respuesta a unas 10.000 familias sumidas en la «pobreza extrema». El drama lo representan miles de personas que por primera vez se han visto obligadas a pedir comida, además de quienes «no tenían techo cuando el Gobierno dijo que todos a confinarnos en casa». Pero también el trabajador que vivía al día y dentro de la economía sumergida, que se ha visto «sin un euro en la hucha».

Juan, María, Antonio, Luis, Santi, Frasco, Pepelu, Sarita, Milagros, Feliciano, Paz, Eugenio o Luz son algunos de los nombres que protagonizan páginas, «entre miles y miles» de anécdotas que certificarían que la «recuperación económica» de la anterior crisis se hizo «a costa de más precariedad laboral y la desaparición de una clase media». Lo expresan quienes están al frente de Cruz Roja, Cáritas o varias de las agrupaciones locales de Protección Civil. Entre estas tres organizaciones casi 2.800 voluntarios.

Pero lo singular de esta pandemia es que, ante este descomunal aluvión de calamidades, ha sacado lo mejor de la sociedad malagueña, de Manilva a Nerja y de Málaga capital hasta los límites de la Serranía de Ronda y la Vega antequerana con Cádiz o Córdoba. «Tenemos más de 200 personas en lista de espera, después de haber incorporado a 500 a las 700 que ya pertenecían a la organización antes de mitad de marzo», relata con un tremendo gesto de satisfacción el coordinador provincial de Cruz Roja en Málaga, Samuel Linares.

El director de Cáritas Diocesana de Málaga, Francisco José Sánchez, que coordina por su parte a otros 1.400 voluntarios repartidos entre las 150 delegaciones locales de Cáritas Parroquiales, manifiesta al respecto que el reto será después de que se supere esta batalla contra el coronavirus «que no volvamos a lo de siempre», a la tendencia de «ser cada vez más individualistas. Ojalá que pasado este tiempo no perdamos todo lo bueno que está dando esto. A mí me aterroriza escuchar que ojalá esto pase pronto, porque la brecha social es cada vez más grande y puede que lo que venga luego sea todavía peor», asegura.

En términos económicos, una vez superados los dos meses en el actual estado de alarma, está previsto que Cáritas dé a conocer todos los detalles de esta crisis humanitaria en la provincia. De momento señalan que han atendido algunos días más de un centenar de emergencias. E insisten en que muchas de esas peticiones de auxilio proceden de trabajadores en situación de ERTE en sus empresas, muchos de ellos con contratos temporales vinculados a hostelería o el sector turístico en general. Otros «nuevos pobres» son los autónomos obligados a cerrar sus negocios y a los que no les había llegado la ayuda pública en las primeras semanas. Y quizás haya habido una oleada más significativa, «porque hay una realidad derivada de la anterior crisis económica, de personas que se encontraban en la economía sumergida o la venta ambulante y que ni tienen actividad ni pueden acceder a las prestaciones por desempleo que tienen otras familias».

Llamamiento a los necesitados

Cruz Roja hace un llamamiento a personas necesitadas «a las que no se ha llegado aún», al objeto de que puedan dirigirse directamente a la ONG o bien a los servicios sociales de sus ayuntamientos. A efectos de estadística, ponen como ejemplo la localidad de Rincón de la Victoria, la más azotada por el coronavirus en la Axarquía. Con una población de unos 45.000 habitantes, casi 300 familias han requerido de unas 1.900 intervención del colectivo, a través de responsables de la Concejalía de Bienestar Social.

«Ha habido que atender a personas sin hogar, pero también a los mayores sin recursos sin opción de salir de sus domicilios para hacer la compra o adquirir medicamentos», señala la edil rinconera Elena Aguilar y remarca el propio coordinador provincial de Cruz Roja en Málaga. Asimismo, la jefa del Servicio de Protección Civil y 112, Ana Celia González, incide en la función de los más de 200 voluntarios activos que en los municipios desarrolla Protección Civil. «En estos momentos es quizás cuando más se ve la labor que hacemos», dice.

No obstante, este último colectivo tiene unas características que lo diferencian de forma radical de otras organizaciones como Cáritas o Cruz Roja. «En nuestro caso cada voluntario tiene que superar previamente, antes de incorporarse a la labor social que desarrollamos, un curso que requiere de supervisión y de unas prácticas. Tenemos el caso de voluntarios que hicieron justo antes de la pandemia esa formación obligatoria, pero que no se han podido incorporar por no disponer de las prácticas. Es decir, no es suficiente con que quieran darse de alta», aclara.

Es significativo, en esta enorme oleada solidaria que se ha extendido en estas semanas, ese llamamiento que incluso han hecho algunos ayuntamientos para intentar fundar su propia agrupación de Protección Civil. Por señalar también un ejemplo ilustrativo, el municipio de Tolox ha dado unos primeros pasos en este sentido, porque en su caso ha recurrido a uno de sus trabajadores municipales a la hora de prestar la atención diaria a mayores con necesidades especiales durante el confinamiento.

Muchos de los voluntarios consultados coinciden en las necesidades básicas que les solicitan las familias. Cruz Roja tiene actualizados a diario en su página web, con desglose por provincias, los datos de asistencia. Así podemos observar que unas 4.000 familias ya han recibido tarjetas para poder comprar alimentos o productos de primera necesidad, mientras que alrededor de 2.700 han recibido algún lote de alimentos.

El acondicionamiento de espacios públicos como el Albergue de la Música de Torremolinos ha servido además para dar techo a quienes se han visto en la calle frente a la falta de oportunidades en mitad de esta crisis sanitaria y social. «En dos meses hemos tenido que atender a las mismas familias que a lo largo de 2019 se atendieron en seis meses. En toda la provincia se han distribuido ayudas que suman un total de 1,3 millones de euros hasta ahora», apunta Samuel Linares. Y a esos números de Cruz Roja, se le añadirán pronto los de Cáritas y la labor de Protección Civil, en coordinación con los agentes públicos.