A la panadería Horno de Leña Martín nunca le desaparece la cola de clientes, «gracias a Dios», en palabras de su propietaria Claudia Trujillo, al frente del próspero negocio desde hace 12 años, que cada día amasa más de 50 tipos de panes diferentes y que desde hace tiempo atrae a amantes del pan artesanal de diferentes puntos de la provincia de Málaga.

A la bonanza de esta panadería ubicada en el Puerto de la Torre, siempre le ha acompañado el afán por echar una mano y ofrecer una barra de pan a quien le falte aunque no tenga con qué comprarlo.

«Esto de repartir pan a las familias necesitadas empezó ya hace 12 años con Cáritas», rememora Claudia, ataviada con guantes y mascarilla. «Cáritas de aquí del barrio [Puerto de la Torre] nos mandaba a las familias que ellos creían que eran más necesitadas y nosotros le dimos el pan».

Además de colaborar con Cáritas, la panadería Martín ha donado pan a través de otras asociaciones sin ánimo de lucro como los Ángeles Malagueños de la Noche así como el centro de rehabilitación Jesús Nueva Vida, establecido en el polígono industrial Santa Cruz de Churriana:

«Vienen también todos los días para el desayuno, almuerzo y algunas veces para la cena; son hombres en proceso de desintoxicación», explica la propietaria.

Con todo, conscientes de que la pandemia ha puesto en una situación complicada a muchas familias que hasta entonces se mantenían a flote, este negocio ha hecho un llamamiento a toda la ciudadanía para que ayude a «pasar la bola» y se distribuya su ofrecimiento:

«Si usted conoce de algún mayor o familia que no tenga dinero para comprar el pan, dígaselo a nuestro personal, estamos encantados de ayudar». Así reza un cartel que precede a un escaparate lleno de panes artesanales de todos los tipos y formas.

«Sabemos que ahora mismo hay mucha gente necesitada», agrega la dueña, que pide toda la difusión posible para que las familias sigan viniendo.

Según cuenta Claudia, al comienzo de la cuarentena acudían muchas más familias con necesidad a por una barra de pan, aunque se han ido reduciendo a medida que empiezan a abrirse algunos negocios y a permitirse cierta movilidad.

Sin embargo, lo «más especial» que obtuvo este reclamo fue el nexo generado con la archicofradía malagueña del Paso y la Esperanza, que durante el estado de alarma está repartiendo alimentos y material de protección por las zonas más deprimidas de la ciudad, en asociaciones y comedores sociales:

«Ellos reparten en los Asperones 150 comidas diarias, ellos dan la comida y nosotros damos el pan», detalla Claudia sobre el reparto conjunto.

Con esta colaboración y sumando lo que reparten a las familias que se acercan directamente al local, el horno de leña Martín calcula que donan unas 250 barras de pan diario para los hogares más desfavorecidos, vulnerables y que se hayan visto afectados por la crisis sanitaria actual.

Pan para la semana

La panadería Horno de Leña Martín, situada en el número 6 de la calle Lara Castañeda del Puerto de la Torre, está abasteciendo a muchas familias de los barrios colindantes pero insisten, la invitación es para todo aquel que no tenga recursos:

«Esta iniciativa es porque mucha gente piensa que esto es solo para el barrio, no, que venga también gente de fuera que nosotros no tenemos ningún problema», subraya la propietaria de esta panadería. «Sabemos que venir para alguien del centro o de barrios más alejados puede ser un gran problema, pero nosotros no tendríamos problemas en ponerles el pan para toda una semana para que no tengan que venir a diario».

Medidas de seguridad

Este horno ha mantenido prácticamente su actividad habitual. Si bien es cierto que la clientela procedente de otros municipios que venía expresamente a comprar el pan se ha reducido por las limitaciones en los desplazamientos, el negocio continúa a buen ritmo mientras compagina una labor social más necesaria que nunca.

Esto ha requerido tomar precauciones para evitar posibles contagios, por ejemplo con la colocación de mamparas protectoras en los mostradores y líneas de separación en el suelo para mantener la distancia de seguridad mientras despachan: «Todas [las empleadas] trabajan con sus guantes; con el guante cogemos lo que es el dinero y con la bolsa manipulamos el pan. Los panaderos no tienen contacto con el exterior, están todo el tiempo dentro. La verdad es que creo que lo estamos llevando bien».