Los orígenes brumosos de muchas tradiciones permiten que las anclemos en el siglo que queramos y añadamos dosis de épica a nuestra voluntad.

En el caso del Camino de Santiago, recientes investigaciones concluyen que la imagen de una vía de peregrinos en constante movimiento desde la Edad Media a nuestros días es más que optimista, pues siglos hubo en que las pestes, las guerras y las reformas religiosas hicieron que llegaran a Santiago tantos peregrinos como venusianos. En la segunda mitad del siglo XX cambió el panorama por completo.

En Málaga contábamos, en el casco urbano, con un paraje que podría recordarnos a las inmediaciones de alguna aldea perdida en la provincia de Lugo. Hablamos de una vía 'antigua' con mucho verde en el entorno y precarias instalaciones: el Camino de la Desviación.

Como informó La Opinión el pasado mes de diciembre, la Asociación de Vecinos del Cerrado de Calderón había denunciado la inseguridad de este camino, en concreto el que desde la calle Unidad, pasando por el Camino de la Desviación, permite a los vecinos del barrio llegar a pie al frondoso Parque del Morlaco.

Uno de los problemas principales era que cuando el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), que tiene su espléndida sede en estos lares, está cerrado, se apagan las luces del edificio, que no cuenta delante con farolas y los alrededores se quedan a dos velas, con la particularidad de que algunas farolas de la acera de enfrente tienen una presencia testimonial, porque los árboles del parque las tapan con las ramas.

Al menos el problema del OMAU ya ha sido solucionado, informó el martes a esta sección Carlos Conde, el concejal de Málaga Este, que señaló que había una avería eléctrica ya reparada, con lo que ya funcionan todos los 'báculos' con las bombillas. Así pues, la sede estará iluminada por la noche, como ocurría antes del fallo, y quedará iluminado todo el tramo.

Hay que felicitar al distrito por estar al loro y también porque, como asegura el concejal, verá el asunto de las farolas abrazadas por las ramas.

Cuestión ya de la Gerencia de Urbanismo, suponemos, será ampliar el puentecito de hechuras decimonónicas que cruza sobre la cuesta del Paseo del Cerrado de Calderón. Se trata de un tramo que en mitad de un bosque lucense, e incluso del Bosque Animado, no desentonaría porque no cuenta con aceras, así que los vecinos-peregrinos tienen que encomendarse, más que al Apóstol, a San Cristóbal para que los coches no les rocen mientras lo cruzan.

Se trata de una infraestructura muy frecuentada y que se ha quedado para vestir santos, ajena al siglo XXI, pues cuando hubo que dejar espacio para los coches se comprobó que no había sitio para más. Algún día se arreglará. Buen camino.