Aunque bromea y comenta que no para de darle a la tecla, «como Jack Nicholson en la película El resplandor», lo cierto es que el escritor y pintor Diego Ceano está aprovechando las semanas de confinamiento para poner al día todos sus proyectos artísticos. Y le cunde: Hasta la fecha ha finalizado cuatro obras de teatro, dos novelas, un libro de historias, siete cuadros y tiene en marcha otras iniciativas.

Para conseguirlo, Diego Ceano cuenta que se encierra en la «habitación multidisciplinar» de su casa, en la calle Monseñor Carrillo Rubio, y todos los días sigue un horario estricto. «Yo soy muy metódico, me levanto a las 09.00 o 09.15 y a las 10 .00 ya estoy duchado y desayunado, así que trabajo hasta la 13.30, cuando hago de comer. Luego comemos y me pongo en el sofá un poco hasta las 16.30, cuando vuelvo a trabajar hasta las 20.00 horas , cuando salimos a tocar las palmas», resume con gracia.

Confinado con su mujer y su cuñada, que se recupera de una operación, agradece la comprensión que ellas tienen con su trabajo, y aunque confiesa que «está loco» por ver y abrazar a sus nietos, el encierro de estos días le ha permitido concentrarse a fondo, sin interrupciones. «No estoy todo el día mirando el móvil, sólo lo consulto al mediodía... y para de contar», explica.

Con condiciones tan idóneas para crear, ha terminado dos obras de teatro infantil, en cuya redacción ha seguido el consejo que le dio su amiga Gloria Fuertes: «Hay que meterse en la piel de los niños». También ha terminado un sainete y una obra sobre un «vámpiro», con acento en la a, «que es como se decía en Málaga».

La cuarentena también le ha permitido estrenarse en el campo de la novela policíaca con 'Espino prieto', «una obra que tenía abandonada desde hacía años y que está ambientada en Málaga». Además ha terminado la novela histórica 'El llanto de las arrepentidas', que transcurre en la Málaga del siglo XVII y tiene como trasfondo la prostitución de la época, en una centuria en la que, destaca, hubo epidemias mucho más mortales que la actual.

Otro libro que ha podido terminar es 'Entuertos malagueños', sobre historias de Málaga, mientras ha avanzado con una obra sobre leyendas de la provincia, pueblo a pueblo. «Voy por 600 páginas», aclara.

Pintor naif

Y en su faceta de pintor naif, aunque se quedó sin lienzos aprovechó unas paletas que tenía para pintarlas y cuando ya pudo comprar material en una tienda del Centro, se puso a pintar. En total siete obras, una de ellas del entorno de Atarazanas a comienzos del siglo XX lleno de vendedores y animación. «Como no me gusta pintar en la calle, porque no me concentro, el coronavirus no ha afectado a la manera de pintar», explica.

Y por si fuera poco, continúa realizando un boletín de arte, 'Málaga naif', que envía por correo electrónico a toda España y varios países.

A la vista de los resultados -libros previstos para publicar este año aparte- Diego Ceano anima a los malagueños a sacar partido a sus aficiones, en lugar de sobrellevar, con apatía, los rigores de estas semanas. «La vida está para vivirla porque dura un soplo y lo que hay es que llenarla de contenido. Todos al nacer empezamos a escribir el libro de nuestra vida, así que, que no tengamos páginas en blanco».