En el transcurso de un atípico pleno telemático, la Diputación dio luz verde a los trámites y modificaciones presupuestarias necesarias para el Plan Málaga, que destinará 233 millones a la recuperación socioeconómica de la provincia. La propuesta del Gobierno del PP y Cs contó con los votos a favor de todos los diputados, a excepción de las dos representantes de Adelante que optaron por la abstención.

Al dar por concluida la sesión, el presidente provincial, Francisco Salado, celebró la «buena noticia» que supone la aprobación del Plan Málaga y deseó que sirva «para que la provincia se recupere lo antes posible de la crisis». «Agradezco el ejercicio de responsabilidad y que todos arrimemos el hombro», subrayó Francisco Salado.

En su discurso, el presidente de la Diputación reiteró que «nuestra provincia necesita respuestas urgentes y eficaces, nos tenemos que seguir volcando con las familias, con las personas, con los colectivos más vulnerables». «Por otro lado, debemos apoyar a los ayuntamientos con liquidez, con transferencias económicas y agilidad administrativa para acelerar sus proyectos; y es urgente acudir al rescate de las empresas y principales sectores productivos porque el mercado laboral se ha desplomado y de ello depende el futuro y bienestar de miles de familias», expuso.

El presidente de la Diputación destacó que el Plan Málaga «se ha elaborado en contacto con los ayuntamientos y con las empresas y organizaciones empresariales, conociendo sus necesidades, e incorpora las propuestas de los grupos de la oposición: en un 90% las del grupo socialista y en más del 75% las aportaciones de Adelante Málaga». «Porque el Plan Málaga es de todos y para todos, y su único objetivo es velar por el interés general de la provincia, por la salvaguarda del empleo, del bienestar de los malagueños y de la calidad de los servicios públicos en un momento terrible», enfatizó.

Salado aclaró que «el Plan Málaga sigue abierto a nuevos cambios e incorporaciones» y que «se ha recurrido a tres fuentes distintas para la dotación de 233 millones de euros». «Por un lado, el remanente de tesorería, el superávit de esta Diputación y sus entes, que suma más de 60 millones de ahorro; por otro lado, la modificación del presupuesto de este año por partidas de distintas áreas que suman más de 28 millones de euros y, finalmente, inversiones y transferencias por valor de 145 millones de euros que forman parte del presupuesto vigente», detalló. Dado que el Plan Málaga destinará 70 millones en transferencias a los ayuntamientos esto implica, a juicio de Salado, «una clara apuesta por el municipalismo y la autonomía local».

Agradecimientos y críticas

Que los portavoces de todos los grupos políticos reconocieran sus aportaciones al Plan Málaga no quitó que, entre el otras veces inusual carrusel de agradecimientos y los gestos diplomáticos, se colase la crítica habitual en otras sesiones plenarias e incluso ciertos resquicios de la guerra que, a nivel nacional, mantienen PP y PSOE.

De hecho, tanto los socialistas como Adelante coincidieron al darles las gracias al grupo naranja y al señalar que el vicepresidente de Ciudadanos, Juan Carlos Maldonado, les había ofrecido una colaboración real y los contactos, los datos y la información sobre el plan de contingencia que no habían encontrado en el grupo popular. Asimismo, el portavoz del PP, Francisco Oblaré, mencionó expresamente el continuo interés mostrado durante la gestión de la pandemia por la portavoz de Adelante y no citó a los diputados socialistas.

Sin embargo, en el resultado de la votación se disipó la pugna PP-PSOE y la discrepancia llegó por parte de la diputada alabada por los populares. Fue, precisamente, la portavoz del grupo de Adelante en la Diputación Provincial Teresa Sánchez (IU) quien, de algún modo, aguó la fiesta cuando a posteriori anunció que tanto ella como su compañera Maribel González (Podemos) se abstendrían e imposibilitarían que el Plan Málaga naciera con la unanimidad de todos los grupos políticos.

«No podemos votar un powerpoint, sin un documento del plan es imposible que podamos llegar a un consenso, no vamos a votar algo por el anuncio que se ha hecho en una rueda de prensa o por la intervención que acaba de hacer el presidente; necesitamos saber, por ejemplo, qué partidas presupuestarias no se van a ejecutar y, aunque compartamos varias líneas estratégicas, se queda fuera del plan una línea que consideramos esencial como es la diversificación de la industria de la provincia más allá de la construcción y el turismo», dijo Teresa Sánchez.

Por su parte, sin salir de la elegancia que sostiene el voto a favor del PSOE, el portavoz socialista José Bernal alternó el mensaje de que «el único enemigo es la pandemia» con la beligerancia propia de los debates plenarios. Así, llegó a reprocharle al presidente Francisco Salado que «el 90% de su exposición haya estado dedicado a lo poco que ha hecho y solo el 10% restante a lo mucho que queda por hacer». Además, el PSOE presentó una enmienda al plan que Salado prefirió no someter a votación y, sobre la marcha, Bernal le pidió al presidente que a cambio se comprometiera a establecer reuniones con los alcaldes y agentes sociales, que fijara un calendario para celebrar encuentros comarcales o con los sindicatos y los autónomos para ahondar en los contenidos del plan.

En opinión de Bernal, «no sabemos cuáles son exactamente el conjunto de medidas que el gobierno de la Diputación ha incluido en su plan de recuperación económica y del empleo de la provincia de Málaga para hacer frente a las consecuencias del COVID-19». «No hemos visto aún un solo papel de ese Plan Málaga que usted ha presentado; los diputados de la oposición nos hemos encontrado con un expediente vacío, posiblemente se lo hayan encontrado incluso algunos diputados del gobierno», incidió el portavoz del PSOE en su réplica a Francisco Salado.

Cassá, en su despacho

Tras su marcha de Cs, muchas miradas estaban puestas en Juan Cassá, que optó por una llamativa opción intermedia y se quedó en su despacho. Solo apareció por la pantalla, aunque se encontraba en la Diputación. Con la participación de todos los diputados del PSOE y buena parte de los demás en sus hogares, en el salón de plenos solo se registró la presencia física del presidente Francisco Salado, los vicepresidentes Juan Carlos Maldonado, Margarita del Cid y Natacha Rivas, así como de los diputados del PP Fran Oblaré y Manolo Marmolejo y la portavoz de Adelante, Teresa Sánchez.