Dicen que las grandes ideas tienen pequeños comienzos. En este caso, un mensaje, con tono desenfadado, por el grupo de WhatsApp de los cicerones de Filosofía y Letras es el comienzo. «Mañana hay que estar a las 8.00 en el pabellón», es ese mensaje. «Nos sorprendimos, le seguí el rollo y pensamos por qué no hacemos nosotros esas puertas abiertas, tras todo el trabajo realizado», cuenta Isabel de la Torre, alumna de Estudios Ingleses en la Facultad de Filosofía y Letras, cómo surgen las nuevas Jornadas de Puertas Abiertas de la UMA tras conocerse que las presenciales, previstas para los días 25, 26 y 27 de marzo, se suspendían como consecuencia de los efectos de la pandemia.

«La idea parte de Letras. Surgió de coña, por un mensaje en WhatsApp. Funcionó muy bien y tuvo un impacto muy bueno. Llegamos a tener entre 100 y 200 personas en los directos, teniendo en cuenta que los institutos no sabían que estábamos haciendo eso. Viendo el impacto que habíamos tenido, a raíz de los vídeos y los directos en redes sociales, Destino UMA se pone en contacto con nosotros por la repercusión que habían tenido los perfiles de Letras y se preguntan por qué las demás facultades no se plantean lo que ha hecho Letras y le manda correos a decanos y vicedecanos», explica Isabel.

Vídeos promocionales, mensajes directos, trípticos, memes y directos resolviendo dudas son los formatos que usaron los voluntarios para suplir las Jornadas de Puertas Abiertas suspendidas. «No existe un plazo como en las jornadas presenciales. La idea es mantener los perfiles de las redes sociales porque hemos visto que funciona, que nos preguntan muchas dudas y que es muy interactivo», dice María Corrales, estudiante de ADE en la Facultad de Económicas y Empresariales.

Laura Ramírez, alumna de Fisioterapia de la Facultad de Ciencias de la Salud, argumenta que la experiencia está siendo «rara» porque está «acostumbrada a dar charlas en institutos» y cree que «el contacto personal siempre es mejor». «Cuando respondes una duda por escrito no transmites todo lo que te gustaría o, posiblemente, no sabes si lo que le estás contando a la otra persona, es lo que realmente le quieres transmitir», asegura. Sin embargo, esta estudiante de Fisioterapia admite que «la situación da otras posibilidades» como «vídeos o explicaciones a través de publicaciones de forma visual».

Los nervios previos, quedar para realizar carteles y photocalls, pensar en juegos y dinámicas para los asistentes y preparar y montar los stands -acciones habituales en las jornadas presenciales- quedan a un lado, pero para María es «cuestión de acostumbrarse». «Es un poco frío, pues al final todo es a través de una pantalla. Pero, estamos intentando que sea lo más cercano y divertido posible, que no sean perfiles muy serios. Que exista esa cercanía entre universitarios y preuniversitarios», comenta esta estudiante de ADE.

Para Isabel de la Torre, que lleva ya cuatro años como voluntaria, la situación también está siendo diferente: «Es muy triste. A través de una red nadie te ve, nadie sabe quién eres y creo que esa cercanía que puedes conseguir no la tienes». No obstante, intenta mandar audios frecuentemente para que «por lo menos escuchen una voz». «Pero, en cierta medida me gusta, porque hay gente que, a lo mejor, no se acercaría a ti porque le da vergüenza», cuenta mientras afirma que preuniversitarios de otros puntos de España, como Huelva, Sevilla o Toledo, se ponen en contacto con voluntarios gracias a la comunidad que poseen en redes.

«Instagram es la red más frecuente por la que se ponen en contacto, especialmente por mensajes directos, para aclarar dudas», afirma María Corrales. Notas de corte, opiniones y dudas sobre los grados, ponderaciones, plazos o futuras salidas son las incertidumbres y preocupaciones más comunes que transmiten los preuniversitarios en estos momentos por Instagram y otras redes sociales.

«Cuando termino las charlas o termino de hablar con algún preuniversitario, les digo que si quiero que se queden con algo de lo que he contado es que no sea que estudien Fisioterapia o cualquier otra carrera de nuestra facultad, sino que estudien lo que realmente les llene. Que elijan un trabajo en el que no tengan que ir al trabajo cada día», es, haciendo referencia a Confucio, una de las recomendaciones que Laura ofrece siempre.

De la misma manera, María advierte de que «los errores son muy comunes». «Es una decisión que tienes que meditar mucho evidentemente, pues vas a invertir mucho tiempo de tu vida. Si te equivocas, da igual. Hay tiempo para equivocarse», añade.

«Lo más bonito de ser voluntaria es cuando el ciclo se termina de completar. Cuando estoy en la jornada de bienvenida de mi facultad y alguien me reconoce por las charlas. He logrado mi objetivo. De alguna manera, mi charla ha servido para orientarte. Lo que realmente me importa es poder ayudar», concluye Isabel.