El restaurante Molabassa, en el paseo marítimo de Pedregalejo, es propiedad de Pedro Marín, quien además es socio del Balneario y de la discoteca Liceo. Abrió hace dos lunes al público, después de un periodo complicado por el confinamiento derivado de la crisis sanitaria del coronavirus, pero afirma que ahora "hay pocos lugares más seguros para comer que Pedregalejo", donde la Policía Local ha reforzado su presencia para evitar que se incumplan las medidas de seguridad e higiene.

Así, Marín defiende la inversión efectuada en su establecimiento y destaca que los empresarios hosteleros están muy concienciados. "Hemos tomado todas las medidas, por ejemplo desinfectar el bar antes de abrir. En la recepción, los clientes tienen que esperar el turno, además de imponer medidas de separación entre clientes. También hemos puesto a su disposición geles hidroalcohólicos, cuando un cliente se levanta algún miembro de nuestro personal desinfecta las sillas y las mesas, todos los camareros llevan mascarilla, que cambian cada tres horas", subraya, además de desinfectar varias veces al día los cuartos de baño (hasta seis). Han implementado códigos QR para la carta, también impresa en salvamanteles de usar y tirar (han encargado 10.000). "Y tenemos a la policía dando caña. Todos, claro, son muy correctos. Las clientela, al menos en nuestro local, no está junta y, si lo hace, siempre hay uno de los socios atentos para pedirles que se separen. Lo cierto es que nuestros clientes son gente educada y respetan a todo el mundo". Lamenta la imagen de Pedregalejo que se ha dado en los primeros días de la fase 1 de la desescalada, e insiste en que pocos sitios "hay más seguros ahora para comer". Destaca que los cubiertos son desinfectados tras cada servicio, que pasan por una máquina de ozono y por el lavavajillas, y los camareros se desinfectan continuamente con los geles. Las medidas de desinfección y de seguridad suponen una inversión importante.

"Aquí hemos recuperado a toda la gente del ERTE, a los seis que estaban", dice, y destaca que han abierto con el 50% de la terraza, porque, de cualquier forma, no tienen mesas en el interior del local. "La gente salió aquí el lunes (habla del lunes 18 de mayo y se refiere a todo Pedregalejo) en desbandada, al principio estaban recelosos y con miedo, bajo mi punto de vista bajaron la guardia", dice, pero destaca que en los días sucesivos comenzaron a venir familiares y amigos, y la clientela fiel de este restaurante ha dejado pasar un tiempo pero ya comienza a volver. "En Molabassa la clientela es fiel", dice Marín, e insiste en que volverán poco a poco. También asegura que en los primeros días se ha notado que el importe medio de las consumiciones ha bajado, si antes del confinamiento se gastaban 20 euros en una comida ahora cae a ocho o diez euros. "Es un público muy educado y yo agradezco la presencia policial, aquí hay tranquilidad y seguridad", declara.

El temor de los empresarios, claro está, es la merma económica del bolsillo de la gente con todo lo que está pasando. "Yo regento diversos negocios de hostelería y tengo miedo porque la gente está muy tocada económicamente, el primer día fue un boom pero luego ha ido diluyéndose el consumo. Yo no me meto en temas políticos, llevo treinta y pico años en esto, y lo importante es que teníamos que abrir, respetando las medidas claro, que nos den ese oxígeno".

También han hecho ERTES en algunos de sus negocios, para dice haber recuperado a todo el personal. Muchos de ellos, durante los dos meses de enclaustramiento total, lo han llamado para ver cómo iba la cosa. "Todos están fuera del ERTE". "Lo importante es proteger a mi personal y al público, de hecho yo cerré mis negocios el día 12 de marzo, y he estado nueve semanas y media sin ingresar nada, haciendo frente al alquiler, a las hipotecas, a muchos gastos. Esperemos que la gente se conciencie, respete las normas, y podamos ir saliendo de esta pesadilla",