Los fundadores de la empresa malagueña Freepik, creada hace ahora diez años, anunciaron ayer la entrada del fondo de inversión sueco EQT Mid Market Europe como dueño mayoritario de la firma. Alejandro Sánchez, Pablo Blanes y Joaquín Cuenca, hasta ahora únicos propietarios, mantienen una parte minoritaria y siguen siendo responsables de su gestión estratégica y desarrollo internacional. «Es una gran noticia. La operación se ha cerrado tras nueve meses de trabajo. Estamos muy contentos», comentó ayer a este periódico Cuenca. Freepik está especializada en la producción y distribución de recursos gráficos gratuitos, con 32 millones de usuarios únicos al mes, una media de 110 millones de descargas mensuales y un portfolio de 10 millones de recursos. En 2019 facturó 31 millones de euros y tiene 233 empleados en sus dos oficinas de Málaga.

¿Cuál es la clave del éxito de Freepik?

Siempre hemos mimado muchísimo el producto. Suena a tópico, pero es así. Nos hemos enfocado en el crecimiento de usuarios y no en el de los ingresos. Hemos tenido por ello algunas distorsiones, como el hecho de haber invertido en marketing muy tarde, pero también aspectos positivos. El producto ha estado muy pulido, ha funcionado de verdad y tiene mucho atractivo entre los usuarios. Eso ha hecho que nuestro canal de promoción haya sido el boca a boca y Google. No hemos tenido que invertir ahí y nos hemos convertido en la fuente de contenidos digitales más popular del mundo.

Hay quien les denomina el Google de las imágenes.

De hecho, empezamos siendo un buscador de imágenes. A mitad de camino cambiamos de estrategia y empezamos a ser nosotros mismos el contenido. Pasamos a convertirnos en la única distribuidora de contenido que, al mismo tiempo, era también productora de los mismos. Y eso ha sido clave. Parece un poco locura, porque era hacer dos trabajos distintos (un buscador de primer nivel, tareas de SEO para atraer usuarios, y, al mismo tiempo diseñar los contenidos). Pero la ventaja de unir todo es que nos ha permitido guiar esa producción a lo que la gente nos pedía. Eso es algo que, en general, las distribuidoras no pueden hacer: distribuyen lo que la gente les manda y tienen poco margen de maniobra. Tampoco tienen datos sobre lo que la gente busca. Esa integración vertical que hemos hecho en Freepik nos ha colocado en una situación única y nos ha permitido crecer mucho más.

¿La entrada de EQT se debe a que habían alcanzado un techo?

No, no habíamos llegado al límite de crecimiento, pero sí es verdad que queríamos ayuda de alguien que nos complementase en la dirección para llegar a gente con más nivel y experiencia. Íbamos a seguir creciendo, pero de esta forma vamos a poder hacerlo mucho más. Lo que nos aporta EQT es diversificación y capital, pero sobre todo, el acceso a expertos a los que nos hubiera resultado muy difícil llegar por nuestra cuenta.

Dicen que, con esta operación el crecimiento de Freepik será enorme, con una expansión al mercado de EEUU y Asia Oriental ¿Hasta dónde pueden llegar?

El horizonte y objetivo no es de tamaño de la empresa sino de servicio al usuario. Queremos ser la mejor ayuda a las personas en sus proyectos creativos. Seguiremos expandiendo ese concepto. Hoy lo hacemos con plantillas y recursos ya casi listos para ser usados pero todavía vemos que hace falta cierto manejo de herramientas tecnológicas. Queremos ir eliminado esa barrera para que todo el mundo pueda usarlos. Ya fuimos pioneros en dar acceso a muchos contenidos de forma gratuita, eliminando la barrera del precio. La siguiente barrera a eliminar es la técnica, llegando a gente que no tiene ese conocimiento o herramientas.

¿La llegada de EQT afecta al día a día de la empresa?

No, la empresa sigue en Málaga. EQT es un socio pero la gestión sigue en nuestras manos y no hay ningún plan para cambiarla de ubicación ni nada de eso.

Usted ya cuenta con una trayectoria exitosa como empresario con ejemplos como la creación de Panoramio, que vendió a Google ¿Esperaba también esta buena marcha de Freepik?

Sinceramente, sí, porque desde el principio Freepik tuvo mucho atractivo para los usuarios. El producto se veía genuinamente novedoso, útil... Nuestra ambición es que vaya mucho más lejos de lo que es ahora. Todavía somos una empresa mediana, con 233 trabajadores y un beneficio de decenas de millones de euros. Las grandes tienen decenas de miles de empleados y muchos más beneficios. Nos queda margen de crecimiento. La ambición es mucha: ayudar a todos los usuarios en su proyecto creativo. Si eso lo ejecutamos bien, evidentemente capturaremos algo del valor añadido que aportemos.

¿Puede ser en un futuro Freepik un gigante que emplee a miles de personas? En España siempre cuesta que las empresas den esos saltos de dimensión.

Sí, claro que es posible, no sé si va a ocurrir pero la ambición está. No es una ambición de trabajadores ni, aunque parezca mentira, de ingresos o beneficios. Es de servicio a los usuarios. Y si lo hacemos bien necesitaremos mucha gente: creativos, técnicos y profesionales de marketing, muchos perfiles. En conclusión, la forma más normal de que eso ocurra es que la empresa siga creciendo de forma inteligente y que se haga mucho más grande de lo que es hoy.

Se consolida la imagen de la Málaga tecnológica ¿Podemos ser alternativa a grandes urbes?

Hablar de alternativa a grandes capitales mundiales es todavía excesivo. Seguimos estando por debajo en cuestión de números, evidentemente, de Berlín o Londres. En mi opinión, tenemos la oportunidad en Málaga de crear una industria alternativa. El sur (yo ya hablo como andaluz aunque por origen no lo sea) se ha visto muchas veces relegado a un segundo plano porque el entorno más cercano, por desgracia, no es económicamente muy boyante. Si querías estar más cerca de tus clientes mirabas tradicionalmente a la parte central de la Unión Europea. Eso nos ha dañado. Creo que el turismo ha dado mucha riqueza pero también soy un fuerte creyente de la diversificación. Suena a toro pasado con esto del coronavirus, pero lo he dicho siempre. Y la tecnología, si creamos una buena sociedad del conocimiento, es algo que te permite trabajar sin que sea excesivamente relevante estar al lado de tus clientes.

¿Cómo fomentar eso?

Donde habría que poner el foco es en captar las deficiencias del sistema educativo. Por ejemplo, todavía hay mucha gente que sale sin hablar bien inglés. Luego hay otra parte achacable a la propia industria: aún hay pocas empresas donde ganar experiencia para dar el paso siguiente, en prácticas estamos algo faltos. Las empresas tienen que ayudar más a la gente a formarse. Pero la oportunidad de Málaga para crear una industria alternativa es muy buena, sin que sea un hándicap donde estamos. Al contrario, es un beneficio. Mucha gente quiere venir a vivir aquí. Tenemos que ser más atractivos para todos esos profesionales europeos. Freepik pone su granito de arena, y espero que haya mucha más gente que siga este camino.

La pandemia del coronavirus, ¿ha afectado a su sector?

Para nosotros el impacto ha sido mínimo. Y hay empresas que incluso se han visto reforzadas. Si hay algún sector que sale, por así decirlo, menos perjudicado que el resto, ése es el sector digital, aunque pueda haber alguna firma que se vea abocada a la quiebra. La pandemia, evidentemente, hace el proceso más difícil porque siempre hay un componente social en el comprador. Pero el sector turístico o la hostelería, por mencionar alguno, van a necesitar más ayuda.

¿Faltan todavía fondos de inversión españoles capaces de hacer una operación como las que ustedes han hecho con EQT?

A este tamaño no hay todavía, pero creo que se está formando ese tejido. Un ecosistema necesita varias patas, y todas no se pueden formar a la vez. No tiene sentido crear empresas tecnológicas donde no hay inversión y pretender buscar inversión donde no hay empresas. En Silicon Valley, las primeras empresas que salieron reinvirtieron en otras y así se fue creando un ecosistema gigante. Concentrémonos en crear las empresas y los fondos vendrán. No tenemos una industria como de la de San Francisco o Boston, es obvio, ni un músculo financiero como el de Londres o Suecia, pero podemos ir haciendo crecer, una a una, esas patas de forma independiente.