Como representante de los decanos de Medicina, ¿cómo se está afrontando la pandemia en general en las facultades?

Con mucha responsabilidad y dedicación. Tanto profesores como alumnos actúan con mucha responsabilidad. La mayoría de nuestros profesores son especialistas que realizan su actividad asistencial y a la vez responden a sus obligaciones docentes, de investigación y familiares. La respuesta está siendo muy satisfactoria. Hemos podido desarrollar actividades equivalentes a las docentes presenciales suspendidas. Ahora afrontamos el reto de las pruebas de evaluación virtuales.

La evaluación es más complicada y parece que hay más posibilidades de copiar.

Los estudiantes están trabajando más que nunca, se han dado clases en formato virtual, se les ha aportado documentación y organizado trabajos. Nos hemos tenido que adaptar para ser virtuales. Nos hemos formado en cómo dar la docencia y ahora en cómo evaluar. Hay expertos que ya evaluaban de esa manera y se obtienen muy buenos resultados. Puede que algunos alumnos decidan hacer algún examen digamos colaborativo, pero estas pruebas permiten discriminar el esfuerzo del estudiante. Los profesores queremos que obtengan la mejor formación posible.

En Medicina tienen mucha importancia las prácticas y las últimas no se habrán podido realizar, ¿cómo se ha organizado?

Las actividad que se ha suspendido presencialmente en un grado como el nuestro, de seis años, supone sólo el 4% de la formación. De ese 4%, parte se ha compensado con otras actividades. Y el rotatorio clínico en los hospitales de los alumnos de último curso se ha realizado en un 70% en todas las facultades. Se han sustituido las que no se han podido hacer por otras actividades de adquisición de competencias. Todas las facultades tenemos una prueba final de grado de evaluación de competencias en la que los estudiantes abren 20 puertas y se encuentran veinte escenarios clínicos simulados que este año se realizará de forma virtual. No es lo que queremos, es lo que podemos hacer.

Si algo ha dejado claro esta pandemia es que se necesitan más profesionales, ¿es partidario de que aumenten las plazas MIR?

Sí. Llevamos tiempo insistiendo en que se deben aumentar las plazas. Este año se ha realizado un esfuerzo y se han ofertado 7.512 plazas, la mayor de esta convocatoria, pero el número de presentados superaba los 15.000. Sin la pandemia, el número de plazas necesarias debería aumentar. Tras ella todos estamos evaluando las necesidades del sistema sanitario y es necesario ampliar la oferta.

Ahora va a recaer el grueso del trabajo en Atención Primaria, una de las menos demandas y menos dotadas.

Demanda tienen. Los futuros médicos rotan cada vez más por los centros de atención primaria. Es una especialidad integradora que trata y sigue al paciente. Las plazas se cubren. Lo que ocurre es que ahora que estamos superando esta fase de la pandemia hay que reorganizar el sistema sanitario. La atención primaria debe tener más recursos porque su papel es fundamental.

También se ha puesto en valor la epidemiología, ¿hay suficientes profesionales?

Es una de las lecciones del coronavirus. Con una enfermedad infecciosa emergente que ha crecido como nadie esperaba que lo hiciera hemos valorado la epidemiología al igual que otras especialidades. Ahora las comunidades autónomas buscan epidemiólogos y médicos que, con formación, puedan realizar tareas relacionadas. Los estudiantes de sexto de Medicina en cinco o seis comunidades han participado en la recolección de datos epidemiológicos. Se hizo un llamamiento y de los 7.000 estudiantes en toda España, 5.000 mostraron su disponibilidad. Finalmente fueron algo más de 400. La encuesta epidemiológica es fundamental para el control de la pandemia.

¿La pandemia puede provocar que se replantee la apertura de nuevas facultades de Medicina?

La opinión de la Conferencia Nacional de Decanos y del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina es la misma. Entendemos que por criterios académicos y sanitarios no es necesaria la apertura de más facultades. Hemos pasado de 28 a 43 en diez años y es posible que el curso que viene empiece la de Deusto. Somos el segundo país del mundo con mayor número de facultades por densidad de población. El sistema sanitario no es capaz de absorber a todos los graduados. Lo que sí pedimos las facultades existentes son más profesores. No faltan médicos, estamos doce puntos por encima de la media europea. Hay que mejorar las condiciones laborales e incentivar que vayan profesionales a determinados lugares.

¿Qué le parece el anuncio del ministro Illa para que Urgencias e Infecciosas se conviertan en especialidad?

Es un tema controvertido y polémico, como Conferencia de Decanos no tenemos nada que decir. El borrador del Real Decreto que regula la creación o supresión de especialidades se ha paralizado por la situación. Podría estar listo a final de año. Las sociedades científicas relacionadas defienden que tienen un corpus de conocimientos suficiente y adecuados y que en otros países existen esas especialidades y otras sociedades entienden que no es necesario fragmentar las especialidades. Más allá de las especialidades debemos reflexionar sobre el modelo sociosanitario que necesitamos para el futuro.

Tras una gran crisis suele llegar una nueva organización, ¿cómo debería ser el modelo?

A título personal diré que es un tema complicado, pero el modelo debe ir dirigido a atender las necesidades de nuestra sociedad. La población está envejecida y sufre trastornos crónicos y pluripatológicos. Los equipos de atención sociosanitarios deben ser multidisciplinares, abarcar distintas especialidades. Y atención primaria debe ocupar un lugar especial y ser reforzada. Al mismo tiempo hay que desarrollar la atención social.

Universidades como Cambridge ya han anunciado que el curso que viene será online, ¿cómo será el próximo curso de Medicina?

Eso es lo que ha trascendido. Lo que han decidido es que las clases magistrales serán online y van a procurar mantener las actividades de grupos reducidos de forma presencial. Y en esa línea estamos también trabajando nosotros. Dentro de la incertidumbre, trabajamos en que posiblemente el modelo del próximo curso será semipresencial. Para las actividades más numerosas existen recursos que ya hemos probado como clases de forma síncrona manteniendo el horario o subir una grabación de una clase y material con un chat de dudas. Valoramos si el trabajo en grupos pequeños, más eficaz desde el punto de vista docente, puede ser presencial. También hay que desarrollar aún más el campo de la simulación clínica. En la mayoría de las facultades tenemos centros de simulación amplios a los que se podría acudir por grupos. Del curso que viene nos preocupa mucho el tema de las prácticas clínicas porque lo previsible es que los centros sanitarios no puedan acoger al mismo número de estudiantes. Pondremos el énfasis en los estudiantes de último curso que no tienen opciones de recuperarlas.