­Un amplio cupo de los alrededor de 250.000 ciudadanos extranjeros que tienen en la provincia de Málaga su segunda residencia ha pasado en la Costa del Sol el confinamiento. Pero otros optaron por regresar a sus países de origen, en la mayoría de los casos Reino Unido, Alemania o Francia, y cuentan los días ya para poder tomar sus vuelos de regreso.

Los psicólogos remarcan la necesidad vital que representa, para poder pasar página a una pandemia tan grave, retomar la costumbre de pasar las vacaciones o unas nuevas estancias en su destino favorito. Y de este aspecto dan buena cuenta propietarios de residencias turísticas o portavoces de colectivos empresariales vinculados al turismo residencial.

Colectivos y entidades como la Asociación de Residentes Extranjeros de la Costa del Sol o departamento de Extranjeros en ayuntamientos como Marbella, Mijas, Torremolinos y Nerja no dejan de recibir llamadas o emails prácticamente a diario, en especial desde que hace unas semanas el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, anunció que en julio volvería el turismo internacional o la posibilidad de que no hiciese falta una cuarentena tras el regreso.

Para algunos de los portavoces del sector residencial este aspecto representa «la mejor noticia frente a unas pérdidas que para la provincia se cifran en unos 4.000 millones de euros». Y es que se calcula que desde el 15 de marzo hasta el próximo 30 de junio habrán dejado de llegar a la Costa del Sol más de 4 millones de turistas. El presidente de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz, aplaude que Málaga haya podido incorporarse ya a la fase 2 y que pueda afrontar la desescalada en igualdad de condiciones respecto a otros territorios incluso de Andalucía. Pero apremia respecto a la necesidad de «reactivar el motor económico que para la Costa del Sol supone el turismo».

Este prestigioso promotor considera que la salud está por encima de todo, pero añade que una nueva pandemia la podría constituir, por su inacción, una desescalada lenta de «graves consecuencias económicas». Argumenta al mismo tiempo que Málaga ha sido y confía en «que seguirá siendo un laboratorio de ensayo turístico para el mundo entero», de ahí que solicite a todas las administraciones «máxima diligencia» en recuperar el turismo residencial y el tráfico internacional a través del aeropuerto malagueño y el resto de accesos a su litoral.

Otro aspecto muy significativo lo aporta el presidente de la Asociación Provincial de Constructores y Promotores de Málaga (ACP), Juan Manuel Rosillo, acerca de la capacidad que posee la construcción, y más concretamente el segmento del turismo residencial, en la «recuperación inmediata de los puestos de trabajo». Tanto el Gobierno central como la Junta han puesto sobre la mesa el papel que pueden desempeñar las obras en ejecución.

«Nuestro sector ya acapara uno de cada cinco empleos en Andalucía. Son más de 200.000 puestos de trabajo directos y, con la reactivación de los proyectos pendientes tanto de urbanización de nuevos suelos como de modernización o de ampliación de la actual planta hotelera de la Costa del Sol, podemos ir más allá incluso. No solo podemos mantener todo ese empleo, sino que podemos incorporar a otros trabajadores de otros sectores, que lamentablemente ahora no tienen otra perspectiva. Somos una fuente de trabajo a corto plazo», manifiesta.

Rosillo, como también defiende la propia Asociación de Residentes Extranjeros de la Costa del Sol, se muestra optimista respecto a que, «con la reapertura de fronteras en Europa» pueda recuperarse parte de ese flujo millonario que ya dejó en 2019 máximos históricos en la Costa del Sol. Todas esas llamadas constantes así lo confirmarían.