La denominada "nueva normalidad" está cada vez más cerca del presente que del futuro. Con el paso a la fase 2, Málaga mueve otra ficha hacia adelante para hacer jaque a la pandemia, esta vez con los centros comerciales y las grandes superficies abriendo la totalidad de sus dimensiones aunque no exentas de unas limitaciones que a estas alturas ya reconfortan más que sorprenden.

Una de las aperturas más simbólicas de la jornada ha sido la de El Corte Inglés, unos grandes almacenes que hoy dejan atrás lo que sus miembros consideran un "cierre inédito" en sus 41 años de historia en la capital. "Hoy hay más alegría, llegar aquí y ver todo encendido... todo el mundo tenía ganas de volver", se sincera Carmen, de la firma cosmética Lancôme, una de las marcas que pudieron atender al público durante la fase 1 con la limitación de los 400 metros cuadrados en la planta baja de las instalaciones.

Desde el pasado viernes, más del millar de trabajadores que conforma la plantilla de El Corte Inglés en la avenida de Andalucía ya están reincorporados al completo tras la aplicación de un ERTE. Aunque la actividad nunca ha cesado del todo debido a la compra online y el mantenimiento del supermercado y el departamento de informática, la reapertura ha requerido una intensa semana previa de preparativos, repasando protocolos, limpieza, desinfección y, por supuesto, cambio de temporada exprés, ya que las puertas de esta gran superficie cerraron en invierno y han abierto casi saludando al período estival.

"La verdad es que no hemos parado. La gente durante el confinamiento se ha dedicado a hacer deporte porque necesitaba moverse, tanto en casa con las fases cuando ya se han podido hacer salidas. Estamos muy impresionados por el nivel deportivo que hay en Málaga", explica entre risas el gerente de la planta deportiva, Jesús Nuñez.

La rutina de los empleados ahora está encabezada por una toma de temperatura inicial al comenzar la jornada, desinfección de manos y, claro está, el uso de la mascarilla, un requisito extensible a la clientela que accede a las instalaciones, salvo en aquellos casos que, por causas médicas, no puedan llevarla.

A la cartelería habitual de esta gran superficie, esa que informa sobre las nuevas promociones, las colecciones de moda, las directrices estilísticas de la temporada presente... se suma una nueva señalética que indica los accesos y las salidas, los pasillos por los que se va y se vuelve y, por otro lado, que recuerda a los clientes ser frecuentes en la desinfección de manos y respetar la preferencia en los ascensores y las cajas de la población anciana, mujeres embarazadas, con carritos o personas con discapacidad.

El aforo en cada piso, reducido al 40%, está controlado por los jefes de planta que, junto al personal de seguridad, cerrarán la entrada en caso de que se supere e impedirán que accedan nuevos clientes mientras no se alivien las secciones. Asimismo, la entrada a la propia gran superficie se controla a través de un sistema informatizado.

En el caso de los ascensores, se ha reducido su capacidad de 21 pasajeros a 4, que deben colocarse en las esquinas del compartimento, para lo que se han empleado pegatinas que señalizan y orientan a la clientela. Preferiblemente, los trabajadores tomarán las escaleras mecánicas y cada dos horas el personal de limpieza realiza una labor de desinfección de los posamanos, las superficies y los baños, también con aforo limitado. La última planta recupera un poco el ritmo habitual con la apertura de la restauración y la terraza, aunque solo con servicio de cafetería.

Probadores

Está permitido probarse las prendas aunque el proceso requiere de un mayor control. Para asignar fácilmente un probador al cliente, cada pequeña estancia cuenta con un número propio. Además, siempre habrá un probador vacío entre dos ocupados para guardar las distancias de seguridad requeridas.

Al acabar, si la persona decide no llevarse los artículos, tanto la percha como la prenda pasan por un mecanismo de desinfección ultravioleta. Para controlar que se cumpla correctamente todo el protocolo hay una persona encargada solo de ello. En el caso del calzado, es imprescindible el uso de un calcetín de plástico y, para los sombreros, el personal proporcionará al interesado un gorro higiénico.

Una vez en caja se puede pagar mediante los métodos habituales, tanto efectivo como tarjeta. En caso de devolución, el protocolo es idéntico al que se sigue en los probadores: prenda y percha son apartadas para su desinfección y se destruye la bolsa en la que fueron transportadas.

Compra online

Durante los meses de confinamiento, los pedidos por internet en El Corte Inglés se han disparado, llegando a aumentar en un 300% aproximadamente. Con una media de 2.000 pedidos al día, las puntas de lanza han sido la sección de infantil -con diferencia-, la deportiva y el hogar.

"A nosotros nos queda la ropa medianamente bien pero los niños han crecido", explica Javier Díaz, gerente en la planta de infantil de El Corte Inglés, el área que más pedidos desde la web han gestionado, superando los 850 envíos en algunas jornadas. "Hemos llegado a tener una capacidad de hacer 500 y 600 pedidos diarios. No era lo normal comparado a lo que teníamos niveles antes de la pandemia, que teníamos diez pedidos diarios como mucho".

Aunque se prevé que el ritmo de pedidos online se reduzca gracias a la posibilidad de la compra presencial en tienda, esta gran superficie ha habilitado un "Click&Collect" en el segundo edificio, un área específica para la recogida de los artículos adquiridos mediante la página web, tanto para los propios compradores como para las empresas transportistas que se encarguen de la entrega a domicilio. De esta manera se descargan los mostradores de Atención al Cliente que anteriormente desempeñaban esta función y se reduce el riesgo de aglomeraciones.

Sin embargo, aún hay quien se muestra reticente a estos métodos de pago y siguen prefiriendo la atención en persona. Así lo aseveran Loli y Araceli, en busca de cremas para el rostro y algún atuendo para una boda inminente que se celebrará con poco público: "Hay que ayudar al pequeño y al grande, ¡hay que dar vida al comercio de toda la vida!".