La crisis del coronavirus, al margen de su dramática vertiente sanitaria, ha golpeado de forma salvaje al mercado laboral durante unos meses, los de primavera, que siempre son de fuerte reactivación de cara a la temporada turística. Si hace un año Málaga encaraba el verano con un récord histórico de trabajadores hasta esa fecha (se cerró el mes de mayo con 634.728 cotizantes en la Seguridad Social), los datos de este 2020 evidencian el impacto de la pandemia: hay 51.773 empleos menos, con el peor nivel de afiliación de los últimos cinco años (cerca de 583.000 afiliados)

Málaga es así la cuarta provincia donde los efectos directos del coronavirus son más palpables a nivel laboral, ya que el descenso de trabajadores afiliados en relación a hace un año (cuando la economía funcionaba a un ritmo normal y la provincia se preparaba para recibir a un aluvión de turistas) sólo es superado por Barcelona (109.641), Madrid

(-101.344) y Baleares (-70.329).

El sector turístico malagueño es el más afectado en esta comparativa anual. De hecho, el segmento de hostelería presenta un descenso interanual de más de 21.700 cotizantes mientras que el de actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento añade otra caída de 1.672. La industria turística, donde se engloba el empleo directo de hoteles, bares y restaurantes, chiringuitos y segmento del ocio entra así en el verano con alrededor de 80.000 trabajadores, cerca de 23.400 menos que hace un año.

Las cifras reflejan que el turismo aglutina casi la mitad del desplome total del empleo que registra Málaga en relación a hace doce meses y afronta ahora un verano incierto ya que, por un lado, el turista internacional no podrá venir a España de vacaciones hasta el 1 de julio y, por otro, está por ver la respuesta del visitante nacional cuando, en unas semanas, se permite ya el desplazamiento entre comunidades. De momento con la entrada de toda Andalucía desde hoy lunes en la fase 3, ya es posible viajar entre todas las provincias de la región.

El comercio es el otro gran damnificado por la pandemia, aunque sus cifras de bajada aparecen más atenuadas. El sector tiene algo más de 100.000 trabajadores, 6.000 por debajo de las cifras de 2019. La construcción, por su parte, emplea a casi 50.000 personas, 5.000 menos que el año anterior por estas fechas, aunque parece el segmento que más rápido está empezando a reflotar en esta dinámica de desescalada iniciada a mitad de mayo.

El escenario de los ERTE

Al margen de la caída en las cifras de afiliados, no hay que olvidar que, de los casi 583.000 afiliados actuales a la Seguridad Social en Málaga, alrededor de 115.000 se encuentran ahora mismo incluidos en algún expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Por delante de Málaga, además de Madrid (537.232 afectados) y Barcelona (491.013), figuran Valencia (156.950), Baleares (151.658), Alicante (151.658) y Las Palmas (116.171), todas ellas de fuerte tirón turístico.

Mayo dejó como noticia positiva, dentro de las actuales circunstancias, que unos 14.300 trabajadores malagueños ya han sido rescatados de los ERTE por sus empresas con motivo del inicio de la desescalada. La incógnita ahora es saber cuántos nuevos empleados irán siendo reincorporados a trabajar conforme pase el verano.

El presidente del Colegio de Graduados Sociales de Málaga, Juan Fernández, explica a este periódico que ya son muchas las empresas que están comunicando a sus despachos el rescate de trabajadores de los ERTE, y recuerda que está permitido reincorporar empleados y devolverlos al expediente en función de la demanda que se observe en cada momento. La clave ahora es saber si las condiciones excepcionales de los ERTE, que con motivo del estado de alarma incluyeron ventajosas exenciones fiscales, se van a prorrogar más allá del 30 de junio (la impresión entre los agentes económicos y sociales es que sí) y hasta qué fecha decide el Gobierno alargarlos (las empresas quieren que sea hasta final de año).

De momento, Fernández dice que las empresas acogidas a causas de fuerza mayor están preguntando, mientras se aclara el tema, por la posibilidad de presentar nuevos ERTE, en este caso por circunstancias económicas, organizativas o de producción.

«Vamos hacia ese escenario, aunque creo que lo normal sea en todo caso que los ERTE se amplíen más allá del 30 de junio»,señala. También se están recibiendo en los despachos de los graduados sociales algunas solicitudes de descuelgue de convenio, un instrumento incluido en su día en la reforma laboral y con el que las empresas pueden aplicar rebajas temporales de salario.