El pasado sábado era enterrado en el cementerio del Palo Juan Haro López, el Moreno, de 91 años, el marengo más veterano del barrio.

Al Moreno, apodo que lucía desde niño, era habitual verlo en el paseo marítimo, sentado en el murete mientras departía con los amigos, muy cerca del último sardinal del barrio, el 'San Francisco', que él mismo compró con sus ahorros hacia 1952 (otras fuentes señalan 1960) y que hoy se encuentra varado en la playa como una auténtica pieza arqueológica de la historia marítima de Málaga. En el barrio la embarcación era conocida como 'la barquilla de los ojos', por los dos ojos de la proa, igual que los de una barca de jábega.

Según explicaba ayer a este diario el dirigente vecinal Rafael Caparrós, que apreciaba mucho al Moreno, las semanas metido en casa a causa de la cuarentena, que le privaron de salir a su playa, donde pasaba largas horas, le pasaron factura.

En 2013, la Asociación de Amigos de la Barca de Jábega tuvo el acierto de homenajearle y nombrarle socio de honor, aparte de dedicarle un vídeo que todavía hoy puede verse en youtube.

Para la ocasión, Manuel Ibáñez, de la junta directiva, desveló algunos datos de la biografía de este veterano marengo que como él mismo decía, vivió toda la su vida en el mismo sitio donde nació, aunque durante muchos años, con el miedo metido en el cuerpo, ante el temor de que cualquier día le echaran su modesta casa de la playa abajo. Felizmente nunca ocurrió.

Según explicaba Manuel, la familia de Juan Haro eran pescadores de Castell de Ferro, en Granada, que en 1887 decidieron trasladarse a Málaga, en concreto el abuelo con toda la familia, junto con otras familias granadinas. Juan nació en 1928, así que era un niño cuando sobrevino la Guerra Civil.

Sólo pudo ir tres años a la escuela, la del padre Ciganda, y con 14 ya era gardón o ayudante en varias barcas de jábega.

En una charla para José Antonio Barberá, con motivo del reciente libro 'El Palo. La pesca, industria y gente', el Moreno le comentaba que había estado pescando en Canarias pero también en aguas del Senegal.

En Canarias, por cierto, logró comprarle a un pescador unas redes que traía un japonés. Con tan innovador material se volvió a Málaga para no parar de pescar.

Solía hacerlo con red de trasmallo, el arte de pesca que permitía capturar peces maduros y dejar los inmaduros, en unos tiempos en los que cerca de La Malagueta podían capturarse salmonetes y chopos adultos.

De los buenos tiempos recordaba la bahía de Málaga repleta de barcas de jábega y sardinales y las 200 cajas de sardinas que podían llegar a sacar. Su mujer, Dolores, que falleció en 1992 le pidió que nunca vendiera el 'San Francisco' y cumplió su promesa hasta el final. El veterano sardinal ha perdido a su patrón. Descanse en paz, Juan Haro, el Moreno.