Muchos expertos afirman que el perro viene del lobo, aunque luego llegaron los ingleses, empezaron a mezclar al personal a partir del siglo XIX y crearon las razas más dispares.

En este sentido, siempre asombrará pensar que el chihuahua o el yorkshire son antepasados del lobo, sobre todo porque, al menos en las películas que transcurren en Nueva York, asoman de todos los bolsos.

Ya contamos aquí, hace unas semanas, gracias a unos datos aportados por el historiador y académico Francisco Cabrera, el pavor que sembró entre los malagueños el perraco de un prohombre irlandés del XVIII, y la alegría entre el gremio de los vendedores de telas, porque el can tenía el erróneo convencimiento de que las capas que lucían los malagueños eran comestibles.

Hoy hablaremos de los perros del Parque de María Luisa, en la Carretera de Cádiz, porque están pasando las de Caín. Como informó este periódico en su día, en noviembre de 2018 un grupo de usuarios del parque y dueños de perros se rebeló ante el tugurio de lodo -popularmente conocido como 'parque canino'- que tenían que usar sus mascotas en esta zona verde.

Como era impracticable hasta para las motos del París-Dakkar, el entonces concejal de la Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez, tuvo que declarar que ese espacio no estaba considerado un parque canino y ofreció como alternativa una zona para perros provisional, hasta que se hiciera un parque en condiciones.

Y en esas estamos, hasta la fecha. El parque temporal, en la misma zona verde, es un 'avío canino' que no cumple las expectativas, aunque sea mejor que el barrizal anterior. Como ayer comentaba a esta sección uno de los usuarios (o dueño de una usuaria, una hembra de pastor alemán), ante la falta de agua para los animales, los vecinos aparecen en el parque cargados con su propio barreño para que puedan beber y luego se lo vuelven a llevar a casa.

Existe, eso sí, fuera del parque canino una fuentecilla, adaptada tanto para personas como para perros, a unos 300 metros, pero hay que salir de la zona canina.

Además, en la tierra los perros hacen hoyos y se ha convertido el terreno en un batatal, lo que ha provocado la caída de un invidente un par de veces.

Otro problema es la falta de iluminación, dado lo provisional del parque. En suma, una lista de incordios para un parque que comparte vecindad con uno de los barrios más grandes de Málaga, La Luz y por tanto, en una zona con un buen número de animales de compañía.

En el programa electoral del PP del año pasado ya aparece la ampliación y mejora del parque canino del Parque María Luisa. Confiemos en que la provisionalidad no se prolongue por mucho tiempo y que, pese a este accidentado 2020, pueda ser una realidad a lo largo de esta legislatura.